Mi intención fue resaltar que los estereotipos de fealdad física, paganismo, suciedad, atraso y sumisión vertidos sobre los pueblos originarios, son consecuencia del modelo vigente de explotación y discriminación, y que la fortaleza civilizatoria de los pueblos ha permitido sortear la muerte por enfermedad, exclusión, desprecio, explotación, desastres o genocidio. Y, en la actualidad, hay un renacimiento cultural, demográfico, físico y científico de algunos estratos de los pueblos indígenas, aunque la mayoría aún se encuentra en condiciones precarias materiales e inmateriales.
Autor: Manfredo L. Deleón. 1925.
El COVID, destapó la crisis del estado colonial y la vulnerabilidad de la población –pueblos, castas ladino-mestizas y estratos sociales– que, al no haber creado una nueva normalidad, se encuentran en el umbral de una crisis de grandes consecuencias, que atrapará a las nuevas generaciones, imposibilitándolas para una vida digna, el buen vivir que nuestros antepasados soñaban.
La crisis política actual es una mancha en la piel del tigre. Hay más, ocultadas por la narrativa hegemónica que plantea que vivimos en democracia, que el estado de Derecho es pleno, que no hay pobreza ni hambre. Y así es para la elite de ascendencia colonial: gozan de su democracia, bienestar económico, no tienen hambre ni sufren por enfermarse. Controlan la producción y la cantidad y calidad de lo que consumimos, al precio fijado por la especulación no por las «leyes del mercado», indiferentes a la pobreza de la mayoría
En las ventas informales, por ejemplo, el jabón para baño de marcas históricas, tradicionales e internacionales, producidas bajo franquicias, costaba 5 quetzales hace unos meses, hoy vale 7 quetzales por la imposición de la gran empresa que condiciona surtir solo a aquellos que acepten subir de precio. El problema es que el tamaño de la pastilla de jabón se ha reducido en un tercio, con lo cual su verdadero precio es más alto. La población perdió la capacidad de usar otras alternativas, las familias dependen de este tipo de jabón para el baño antes de ir al trabajo, a la escuela o a la calle. Sin que se diga, es un artículo de primera necesidad.
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La mayor parte de productos de consumo diario lo producen y empacan transnacionales. Los empaques no cambian de tamaño, el del producto se reduce y a más alto precio. Al consumidor nadie lo defiende y son los pobres, mayoritariamente indígenas, lo que generan las divisas para mantener la economía estable, no la gran industria. Las remesas pronto llegarán a 20 mil millones de dólares, con el costo de desintegración familiar, sufrimiento por el exceso de trabajo y la nostalgia por la tierra.
Los que aprovechan esas remesas son bancos, coyotes, usureros, telefónicas, cementera, fabricantes de hierro, puertas, pisos, accesorios para la construcción de casas, vehículos. Y, si hay remanente, para el consumo (a veces irresponsable, también). Al Estado no le ha costado nada ese ingreso económico al país.
La Cámara guatemalteca de alimentos y bebidas[i] (miembro del CACIF) que integra grandes consorcios productivos, reporta para el primer semestre del 2023 un ingreso de divisas por 4,062 millones de dólares por exportaciones de alimentos y bebidas, confección, textiles, cardamomo, banano, café y azúcar. Con la protección del Estado, gozando incentivos fiscales, monopolios y mercados garantizados, sin controles, promoviendo el consumismo, solo aportan el 20 % de lo que los guatemaltecos, sin protección alguna del Estado aportan, y, al igual que la importancia que se le daba a los tributarios en la época colonial, hoy importan más los dólares que la vida humana.
La universidad Francisco Marroquín, publicó un documento[ii] que asegura que la corrupción no produce pobreza, (casi dicen que produce riqueza), pero la realidad demuestra que los pobres se empobrecen más por la especulación, que es corrupción corporativa.
La resistencia de los pueblos, se expresa en el cambio físico e intelectual de la juventud, diferente a la realidad de nuestros antepasados.
Analicemos y propongamos salidas viables para que el Estado colonial y su modelo económico se transforme en un Estado para todos y con seguridad y soberanía alimentaria. Y así ponerle fin a la pobreza y el hambre colonial.
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