El colonialismo, a través de sus leyes y la violencia, se apropió de la tierra, monopolizando el comercio y la producción de alimentos, aprovechando tributos en granos básicos y el trabajo gratuito de los indígenas. Desde entonces, trabajar solo para medio ganar la comida ha sido la constante que actualmente se replica, con salarios precarios, en maquilas, industrias, seguridad privada, atención al cliente, obras de infraestructura, limpieza y en el nivel medio y bajo de la burocracia privada y estatal.
Además, el salario precario y el ingreso ocasional se gasta en carne de pollo, huevos, lácteos, bebidas, arroz, azúcar, aceite, etc., producidos por los que controlan la producción y la distribución (súper mercados) que son herederos o cajas de resonancia de los mismos de la época colonial.
No importan los cambios sociopolíticos impulsados por elites, ejército e iglesias; las causas del hambre se mantienen –originalmente para los pueblos indígenas– para la mayoría independiente de su pertenencia cultural, social, territorial y étnica. Esos cambios políticos y económicos son reacomodos de los poderosos para mantener el control y los privilegios, incluyendo consumo alimenticio de calidad y cantidad, mientras su narrativa nos manipula para consumir chatarra, comida rápida, bebidas dañinas, sopas instantáneas, maíz transgénico que ellos importan o producen. En la actualidad, Guatemala tiene la tasa de desnutrición crónica más alta de América Latina y unas de las más elevadas del mundo (49 %). En algunas zonas rurales, especialmente en el departamento de Chiquimula, alcanza el 80 %. Herencia colonial.
Los cambios que no cambian nada que son historia oficial y, al igual que otros eventos sociopoliticos, modifican la forma más no el fondo de la realidad: la sumisión, desigualdad, exclusión de pueblos y pobres. Ejemplo, en 1838 con la llamada Rebelión de la Montaña, movimiento campesino del oriente del país, encabezado por Rafael Carrera y con el apoyo de la iglesia católica, que hace renunciar al gobernante liberal de entonces, Mariano Gálvez, se produce por la falta de tierra y alimentos.
Gálvez destacaba «(…) el afán modernizador que debía erradicar las caducas estructuras en que descansaba el poder de las familias criollas derrotadas en 1829.Eliminando la influencia que la Iglesia católica tenía sobre el Estado, introduciendo el sistema de justicia por medio de jurados, la ley del divorcio y matrimonio civil que dejó afuera la intervención de los curas… Decía: todo nuevo, todo republicano, nada del sistema colonial y monárquico… Debemos ser innovadores, porque de lo contrario, por la Independencia no habremos hecho más que mudar los nombres de las cosas»
Pero, esas reformas liberales también trajeron grandes problemas de tenencia de tierras, que favorecían a los ricos y a los campesinos los dejaba muy desfavorecidos. Se ejecuta un plan de reforma agraria que trataba de eliminar tierras baldías y desoladas, pero privatizando territorios enteros, despojando tierras comunales a los pueblos y entregadas a los ricos que eran los únicos que podían pagar por ellas. Al final grandes masas de campesinos terminaban explotadas y sin propiedades generando gran descontento, hambre y pobreza.
«Surge el Movimiento de la Montaña, organizado por las élites provincianas y grupos de campesinos indígenas y mestizos del oriente de Guatemala, que se opusieron a las concesiones territoriales otorgadas a las empresas de colonización belga y británicas que se asentaron en Izabal en julio de 1836…Mariano Gálvez se retiró de la Jefatura de Estado pues sufrió la traición de su compañero del partido liberal José Francisco Barrundia al conocer que éste llegó a un acuerdo con Rafael Carrera»
Como veremos en futuros artículos, ningún cambio social y político ha favorecido la democracia, la equidad social, ni creado república, Estado y nación, mucho menos la dignificación de los pueblos, a quienes se les irá quitando, aún más, sus tierras para ser utilizadas por el gran capital para la producción de exportación; abandonando la producción propia, disminuyendo el abasto de productos agrícolas necesarios para la subsistencia mínima y que, actualmente, por la globalización, el consumismo y las guerras, la amenaza de no poder importar alimentos se cierne como una sombra fatal e inevitable, salvo un cambio del sistema colonial.
Cultura histórica guatemalteca (Facebook). 27 mayo 2023
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