Hace escasas semanas el Programa de Opinión Pública de la Universidad Rafael Landívar, presentó un estudio que analiza la relación entre medios de comunicación y violencia contra la niñez y la adolescencia. Luego de un monitoreo de seis meses a siete medios escritos, se concluye que este problema no es una prioridad en su agenda, si se atiende a la ubicación y extensión de las notas.
El encuadre de las noticias y las omisiones identificadas convierten a los medios en reproductores de violencia activa y pasiva. Para autores como Dunajecka, la violencia activa es la que se limitan a presentar, beneficiándose de sus efectos (ventas) y que está en función de esa espectacularidad que demanda el público. No solamente privilegia la emotividad por sobre la reflexión al momento de representar los hechos, sino crea patrones de normalización que requerirán mayores dosis de sensacionalismo para captar la atención del público. La violencia activa tiene efectos paulatinos, reproductivos y acumulativos sobre las actitudes, el comportamiento y el sistema de valores de las personas.
La violencia pasiva, es la que los medios provocan o fabrican al normalizar la violencia estructural o nutrir la violencia cultural; cuando en la elaboración de sus titulares, notas u omisiones, subyace la intención de provocar conflictos o de invisibilizar situaciones. Puede inducir a la aceptación, como algo “normal” o “natural”, de la desigualdad y la injusticia social, así como a la justificación (especialmente simbólica) de los hechos violentos.
Es decir que ,si bien los medios no determinan las maneras de pensar ni de actuar de las personas, sí las refuerzan de distintas maneras y bajo distintas circunstancias.
Éstas afirmaciones podrán no sorprender a muchos, pues son varios los esfuerzos de investigación que, desde distintas ciencias, han tratado de determinar el efecto de los medios sobre las conductas del público. No obstante, los estudios de caso en Guatemala son escasos, y aquí radica justamente el aporte de este esfuerzo, especialmente si consideramos que en el país, los medios de comunicación ocupan un privilegiado cuarto lugar de confianza, solamente antecedidos por la Iglesia Católica, la Evangélica y el Ejército.
De ahí la importancia de reflexionar sobre su responsabilidad social, así como sobre la importancia de regular (no de limitar) la libertad de expresión, de manera de hacer de este derecho algo constructivo y no un factor de riesgo para nuestras ya frágiles democracias. En algunos países se han firmado protocolos que regulan la presentación de noticias sobre violencia contra la mujer. Los medios también están llamados a autoanalizarse pues, si bien son empresas privadas, no deben olvidar que el servicio que ofrecen es público.
El reto es cómo satisfacer intereses privados, propios del mercado y, a la vez, desempeñar una labor social sensata sujeta a un compromiso ético con la paz, la justicia, la verdad y, cómo en función de ello, se libran de la tentación de caer en los excesos y arbitrariedades propios de la testarudez y el egoísmo humano.
Desde la perspectiva de las sociedades, el reto es animarse a hablar del tema, atreverse a monitorear el desempeño de los medios y asumir una actitud más crítica. Hoy en día se han roto muchos tabús, la gente es más beligerante y habla con mayor libertad de sexualidad, de religión, sin embargo, “meterse con los medios” , aun amerita santiguarse. No se trata de desconocer su contribución al sistema, se trata de cómo mejorarla y de que todos los actores políticos estratégicos sean sujetos de escrutinio público, de lo contrario ¿Quién vigila al vigilante?
Es preciso promover una mirada más crítica sobre realidades que suelen ser sub o sobrerepresentadas, especialmente, cuando la dignidad de las personas es vulnerada.
La violencia debe ser abordada de forma distinta por los medios de comunicación. Los niños y jóvenes merecen ser sujetos de protección antes que “sucesos noticiosos” a conveniencia.
http://popurl.com.gt/2013/10/informe-abordaje-de-los-medios-de-comunicac...
http://popurl.com.gt/2013/08/como-contamos-los-medios-las-cosas/
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