Una hora de lectura en la biblioteca del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), puede ser instructiva: en los años cincuenta, durante el gobierno de Castillo Armas, en El Imparcial -uno de los diarios más influyentes de esa época- y otros periódicos, se publicaron noticias como éstas: "Procesos por Genocidio Confirman (21 de diciembre de 1954): La sala primera de apelaciones confirmó ayer los procesos por genocidio que se siguen contra los exfuncionarios de la guardia civil que torturaron y dieron muerte a opositores al régimen arbencista durante el mes de junio del corriente año"; "Sala Segunda Conoce Auto de Genocidio (10 de agosto de 1955): La corte de apelaciones está conociendo actualmente el caso por el delito de genocidio en la persona del periodista Hugo Mármol y nueve vecinos de la ciudad de Antigua perpetrado el 25 de junio de 1954"; "Alvarado Monzón y Compañeros, Genocidas (24 de agosto de 1955)..." Bernardo Alvarado Monzón, secretario del partido comunista, fue "sindicado formalmente -y luego absuelto- como autor intelectual de las masacres ocurridas en el país en las postrimerías del régimen del coronel Jacobo Árbenz" y del "exterminio de grupos católicos que se oponían a la marcha del sovietismo, para tipificar el delito de genocidio (...) Cometen genocidio quienes procedan al exterminio de grupos nacionales, étnicos o religiosos; y en el presente caso el gobierno (de Árbenz) y los líderes políticos en aquel tiempo procedieron al exterminio de grupos católicos guatemaltecos".
Estos genocidios, hay tal vez que hacer hincapié, fueron cometidos por hombres de izquierda y juzgados por la derecha, y es tal vez por eso que nadie quiere recordarlos. Pero, como revelan los archivos, en Guatemala se cometió este crimen en más de una ocasión y nuestros tribunales han conocido varios autos de genocidio que podrían, ¿o no?, sentar precedentes legales.
En cualquier caso, hace tres décadas ya se acusaba al gobierno de Ríos Montt del más grave de los crímenes. El Imparcial (26 de noviembre de 1982): "La acusación de una campaña de genocidio para eliminar a la población indígena fue hecha recientemente por el señor Luis Alberto Padilla, asesor legal de una supuesta Comisión de Derechos Humanos en Guatemala. Pero -declaraba el subsecretario de relaciones públicas de la presidencia en tiempos de Ríos Montt, Rafael Escobar Argüello, quien también fue periodista de Prensa Libre, de la revista Hechos y del diario La Palabra-: "Para eliminar a la población indígena se necesitaría matar a cuatro millones y medio de personas de los siete millones de habitantes que tiene este país (...) El vocero presidencial dijo que por lo visto el señor Padilla es un hombre adicto a abultar la desinformación, porque también afirma que hay 8,000 refugiados guatemaltecos en México". (Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, el número de guatemaltecos refugiados en Chiapas a principios de los años ochenta ascendió a más de 40,000.)
Es probable que el subsecretario y destacado periodista, como tantos guatemaltecos y guatemaltecas, haya sido simpatizante de las ideas del difunto Mario Sandoval Alarcón, fundador del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), vicepresidente de la República durante el gobierno del general Laugerud García, y quien acuñó el terrible y revelador lema: "Si debo deshacerme de la mitad de Guatemala para que la otra mitad pueda vivir en paz, lo haré".
"El delito de Genocidio -dice una de las noticias citadas, que data de 1954- está reconocido en nuestro país por medio del decreto del congreso número 704, aprobado por el propio régimen de Árbenz". Y ésta, del 10 de agosto de 1955: "La sala segunda de la corte de apelaciones está conociendo actualmente de la apelación interpuesta por José Luis Gaitán Pivaral, a quien el tribunal militar de la zona central motivó auto de prisión por el delito de genocidio (...) En el curso de esta semana la sala segunda de la corte de apelaciones pronunciará su fallo en cuanto a si es procedente el auto de prisión dictado por el tribunal contra Gaitán Pivaral, a quien se sindica como compañero de Juan Francisco Pineda García y Margarito Tecún Cuque, fusilados recientemente".
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