Asimismo, no es menor que parte de los principales subsectores de producción se ubican en el sector agrícola tradicional y no tradicional, integrándose a estos la industria forestal, la pesca, la acuicultura, la industria cárnica y el sector de explotación relacionado a la minería.
Tantas actividades, tantos productos, en pocas palabras, poca duda queda de que nuestra patria es esa despensa bien provista que nos compartía Julio Fausto Aguilera en su poema.
Sin embargo, esa despensa bien provista no es para cualquiera. La desnutrición, el analfabetismo y la desigualdad son visibles en cada esquina y en cada barrio. No es menor la compleja realidad de la población en áreas urbanas segregadas, y más aún, en lo rural. Pareciese que la riqueza en diversidad de población, se convierte en un contra, tras las complejidades que implica el abordar problemáticas sociales, no solo con enfoque de género, sino con una visión multiétnica. Muchas autoridades de gobierno pareciesen vivir en otra realidad: la de quienes saquean esa despensa que debería ser para todas y todos.
Panzós ha sido nota de primera plana en algunos medios. Es alarmante que no se considere emergencia la situación de la niñez con desnutrición. A nivel internacional la Organización Mundial de la Salud, considera que una «emergencia» se presenta cuando los casos de desnutrición aguda superan el 5 %. Tal cual, se citó a José Miguel Barreto, coordinador residente de las Naciones Unidas en Guatemala a través de un medio de comunicación local, quien mencionó que: «en términos de emergencia y de estándares internacionales no se superó el 5 %, por lo cual no se puede consideran una emergencia desde el punto de vista técnico».
Panzós es un territorio con historia sensible en relación a los tiempos del Conflicto Armado Interno. Actualmente, en el territorio se ubica inversión extranjera que abarca la explotación y extracción no solo de minería, sino también, de aceite de palma. La migración no es ajena a su población, quien busca medios de ingreso para la subsistencia a través de la agricultura y el trabajo informal, de manera inmediata en su municipio, posteriormente a través de la migración local y finalmente, aorillados a una visión fronteriza ante la ausencia en los intentos locales, van en busca del sueño americano.
La situación de la población en Panzós nos compete a todas y todos. No es una realidad ajena a la totalidad de los municipios del país. Guatemala no ha podido afrontar la desnutrición en el país durante décadas. Actualmente se posee en territorio con una población de más de 18 millones de habitantes, de los cuales, para el 2021 se registró un dato en relación a la desnutrición de 117.1 y en 2022 de 111.2 por cada 10,000 habitantes.
La desnutrición de un ser humano no es ajena al interés colectivo, su impacto es tan fuerte que a mediano y largo plazo se van desarrollando generaciones vulnerables, víctimas de la apatía, de la corrupción, de la indiferencia y de la poca o nula capacidad de gestión pública. ¿Dónde está el sentido de bien común?
Se acerca un periodo electoral y, a través de este, se volverá a jugar con la esperanza de muchos y se agitará el desmoralizado cansancio de muchos más. Independientemente de ello, las personas y en especial la niñez guatemalteca, continúan matando su futuro por desnutrición.
¿Qué haremos para que esta patria de verdad sea una despensa abierta? La respuesta está en los ciudadanos organizados, no en la esperanza vana de quienes nos han impuesto sus reglas.
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