Uno de los volcanes es un cono perfecto por el que descienden cicatrices de ceniza; bello y amenazante. El otro es más pequeño, es un viejo volcán extinguido cubierto de vegetación. La isla ha perdido gran parte de sus bosques originarios. La culpa, claro, la tienen los campesinos que viven en ella, pero más aún las plantaciones de café y banano. Los propietarios de estas fincas en su mayor parte viven fuera de la isla, de ellos poco se sabe más que sus apellidos. La isla siempre estuvo recor...
Uno de los volcanes es un cono perfecto por el que descienden cicatrices de ceniza; bello y amenazante. El otro es más pequeño, es un viejo volcán extinguido cubierto de vegetación. La isla ha perdido gran parte de sus bosques originarios. La culpa, claro, la tienen los campesinos que viven en ella, pero más aún las plantaciones de café y banano. Los propietarios de estas fincas en su mayor parte viven fuera de la isla, de ellos poco se sabe más que sus apellidos. La isla siempre estuvo recorrida por caminos para mulas pero últimamente se ha adoquinado la ruta entre los dos pueblos principales. Es el avance del progreso, una de esas obras que el diputado del distrito tuvo a bien regalar a la población local. Por los caminos y ahora carreteras de la isla, circulan dos tipos de ciudadanos. Los de piel oscura que caminan a pie o en bus y casi nunca pisan el continente, y los blancos, que llegaron de fuera y casi siempre se mueven en motocicleta. Las alquilan para moverse más cómodamente durante su visita. La segregación entre blancos y oscuros casi siempre se mantiene para mayor comodidad de ambos grupos. La relación en la que todos saben cómo actuar es la de turista-mesero. Salir de este paradigma puede ser tan peligroso como misterioso. Antes los blancos no llegaban a la isla. Había una guerra promovida por blancos muy poderosos. Era mejor no ir porque los hombres oscuros ponían minas antipersona en los caminos y se disparaban entre sí. Ahora hay paz y la isla ofrece la garantía de suficiente seguridad como para que los blancos se sientan confiados a la hora de tumbarse en la arena de la playa o alimentar a los monos desde la terraza de su restaurante. Hoy, más que la tierra, es el turismo el que hace circular el dinero. Pero en realidad, son hombres blancos los que saben explotar el negocio. Incluso llegan hombres blancos desde muy lejos para hacerlo, desde los mismos lugares de los que vienen los turistas. A los que tienen la piel oscura les queda tratar de aprender algo de inglés para seguir viviendo como siempre lo hicieron. La mayor parte de los hombres oscuros no acabaran la secundaria. Y los que lo hagan o serán maestros o querrán irse de la isla. El volcán que todo lo mira, el que está activo, es muy peligroso. Puede estallar en cualquier momento y si ese momento llega a los que están en la isla más le vale correr. Es por eso que por toda la isla hay rótulos que indican rutas de evacuación en caso de erupción volcánica. Quienes estén en la isla tendrán que correr hacia los puertos establecidos y esperar la llegada de los barcos. Los blancos y los morenos se agolparan en los muelles mirando la cima de ese terrible volcán. Tendrán que esperar a que lleguen los barcos y lanchas para salvarlos. Pero en realidad, todos sabemos quiénes serán los primeros en irse.
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