Como libertario y preocupado guatemalteco, quiero compartirles una historia que durante más de diez años me ha acompañado. Hace 13 años, Kareem Amer, un inteligente joven egipcio de 20 años de edad, se dedicaba a estudiar leyes y escribía en su blog publicaciones que fueron consideradas antirreligiosas e insultantes para el presidente egipcio Hosni Mubarak.
Kareem fue injustamente encarcelado y torturado por el Gobierno egipcio por ejercer la libertad de expresión en artículos que criticaron ciertos aspectos de la corrupción que permeó el clero musulmán y el Gobierno egipcio. Kareem era un joven que tenía un futuro por delante y que quería construir un mejor país. En esa época yo estaba cursando el penúltimo año de universidad y era un activo libertario. Al enterarnos de la situación, algunos compañeros y yo nos unimos a la Free Kareem Coalition, que buscaba presionar al Gobierno egipcio para que liberara al joven injustamente detenido. Nos presentamos ante la Embajada de Egipto en Guatemala, realizamos un plantón fuera de esta y le entregamos al embajador una carta firmada por jóvenes y no tan jóvenes preocupados por la libertad de expresión en Egipto. A esta acción le siguieron artículos sobre libertad de opinión en un blog propio que años después me hackearon, así como donaciones privadas que enviamos a unas ONG que apoyaban casos como los de Kareem para que pudieran continuar con la ayuda legal y la investigación en sus respectivos países. Casos de presos políticos hay muchos, pero la historia de este chavo que tenía casi mi edad me impactó profundamente.
La ley egipcia era clara, y hablar en contra del islam, del Gobierno o incluso de cualquiera de sus políticos podía ser causal de prisión. Las leyes que buscan limitar la libertad de expresión suelen ser astutamente elaboradas para que cualquier persona pueda ser callada si se vuelve demasiado peligrosa. Incluso, para acallar la voz de un joven de 20 años que desde un blog insignificante expresa su opinión. El mensaje de su aprehensión buscaba amenazar y asustar a los demás con el fin de evitar la oposición y fortalecer el gobierno de terror militar que Mubarak mantuvo en Egipto durante 30 años de corrupción, militarización y terror civil.
Kareem fue sentenciado en febrero de 2007 y enviado a prisión por tres años. Su vida se detuvo y fue puesta en suspenso. Desde prisión se dedicó a escribir sobre los vejámenes que le hacían pasar no solo los presidiarios, sino también los policías que lo custodiaban. Pero también continuó su lucha desde la prisión en contra de los gobiernos totalitarios. A partir de su liberación fue un activo participante en los movimientos de la Primavera Árabe en 2011. Desde entonces, debido a arrestos y presiones del Gobierno, Kareem buscó asilo político en Noruega, donde vive y continúa protestando contra la opresión de los gobiernos que coartan las libertades individuales.
En Guatemala estamos a las puertas de una situación similar a la que este joven, que ahora tiene 33 años, vivió hace una década. Como él, hay muchos jóvenes guatemaltecos que podrían ser tildados de ciberterroristas por la nueva legislación de corruptos diputados del Congreso de Guatemala que quieren aprobar leyes como el proyecto de ley contra actos terroristas. Esta se compone de 58 artículos, de los cuales al menos 8 se relacionan directamente con la coacción de la libertad de expresión de la ciudadanía. El ponente de la ley es un insignificante corrupto más, un congresista que llegó al puesto porque su padre es un militar corrupto y tramposo. Junto con él, muchos nuevos dipukids han entrado al Congreso auspiciados por sus padres y por financistas y acompañados de los viejos asesores mañosos y violentos que aprendieron a pegarles con garrote a sus opositores durante el conflicto armado que tantas vidas nos arrancó en Guatemala.
Estamos pasando meses críticos en este país, donde los más corruptos y tramposos harán cuanto esté en su poder para detener la lucha contra la impunidad y la corrupción. Con humildad les pido, por mí y por tantos otros jóvenes que vienen atrás, que seamos conscientes del importante valor de la libertad de expresión para construir un mejor país. ¡No les robemos a las mentes creativas el derecho de pensar distinto a nosotros! ¡Fomentemos la discusión para construir un país de hombres y mujeres libres y responsables!
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