La memoria es la capacidad de adquirir, procesar, almacenar y recuperar información. Somos lo que somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. La memoria conserva y relaciona los recuerdos en función del presente y actualiza nuestras ideas, planes y habilidades en un mundo que constantemente cambia.
Y es por esta capacidad humana que la muerte de Ramiro Tox Caw, más conocido como Qawa’ Ramiro, un q’eqchi’ de la comunidad de Santa Lucía Lachuá, del municipio de Cobán, Alta Verapaz, m...
La memoria es la capacidad de adquirir, procesar, almacenar y recuperar información. Somos lo que somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. La memoria conserva y relaciona los recuerdos en función del presente y actualiza nuestras ideas, planes y habilidades en un mundo que constantemente cambia.
Y es por esta capacidad humana que la muerte de Ramiro Tox Caw, más conocido como Qawa’ Ramiro, un q’eqchi’ de la comunidad de Santa Lucía Lachuá, del municipio de Cobán, Alta Verapaz, me conduce a aquel lugar recóndito al que llegué hace más de 20 años, época en la que lo conocí y en la que viví una de las etapas más bellas de mi vida.
En esta región tuve el privilegio de conocer de cerca la vida de muchas familias q’eqchi’, así como sus creencias, conflictos, desigualdades entre clases sociales y diferencias ideológicas y religiosas, además de la belleza y riqueza de sus recursos naturales. Vi de cerca la pobreza, la desnutrición crónica, la carencia de agua, la falta de atención a la salud y la precariedad de la educación primaria (y no digamos la de la educación básica). Conocí el cultivo de cardamomo, el cacao silvestre, decenas de frutos, hortalizas, hongos y especias propias de esta región, así como animales silvestres. También vi de cerca las ansias de algunos empresarios por extraer petróleo, minerales y recursos naturales, junto con los conflictos que generaban entre comunidades.
Todo lo anterior fue posible, en gran medida, a Qawa’ Ramiro, al padre Jean Linzenge y al interés de unos biólogos que buscaban una extensión de la Escuela de Biología de la Universidad de San Carlos de Guatemala en una de las regiones más ricas y diversas biológicamente hablando. Estoy segura de que Qawa’ Ramiro y el padre Linzenge fueron claves para que se cediera un terreno a la universidad y con ello se construyera la estación biológica. Sin la confianza de ellos, ese logro no se habría alcanzado.
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Recuerdo perfectamente la mañana calurosa en la que, reunidos en Santa Lucía Lachuá, Qawa’ Ramiro, entonces alcalde auxiliar, los biólogos Claudio Méndez y Julio Morales y el padre Linzenge hicieron ver el valor y la importancia de tener a la Universidad de San Carlos de Guatemala en esa aldea recóndita. Fue a finales del siglo XX e inicios del XXI cuando la comunidad de Santa Lucía Lachuá confió en la visión de esos biólogos y en su conciencia social, de modo que les abrió las puertas a estudiantes y a docentes de la Escuela de Biología. Y es desde entonces cuando esta existe. Por ella hemos transitado decenas de biólogos y biólogas.
Es por ello que los y las estudiantes y docentes de la Escuela de Biología deben conocer este momento de la historia de su casa de estudios —quizá haya que escribirla—. Deben saber que disponen de un lugar donde pueden poner en práctica lo que en la teoría o en las aulas se discute, donde se puede aprender, descubrir, ver de cerca una realidad.
Me parece que el mejor homenaje que la USAC, a través de la Escuela de Biología, puede rendirle a Qawa’ Ramiro es contribuir a la protección y a la conservación de la diversidad biológica de la ecorregión Lachuá, pero también a mejorar las condiciones de vida de las más de 50 comunidades aledañas a Santa Lucía Lachuá.
Como una libreta de campo que me acompañó durante muchos años en el norte de Guatemala, es a través de mi memoria como logro escribir estas líneas. Es la misma que permite mantener el vínculo entre lo que fui y lo que soy.
Mi sentido pésame para Qana’ Juana e hijos. También a sus hermanos Manuela, Francisco, Dominga y los otros cuyos nombres no recuerdo. Descanse en paz, querido y recordado Qawa’ Ramiro.
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