Actualmente, el caso más conocido es el de Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Como veremos en este artículo, la participación política de las minorías palestinas y mediorientales en Centroamérica no es reciente y tampoco única del caso salvadoreño. Visualizaremos también los distintos posicionamientos políticos de las comunidades árabes en la región.
En varios artículos (este, este y este) he hablado de los orígenes y el desarrollo de las comunidades árabes en Guatemala y América latina y he demostrado que, a pesar de las adversidades económicas, políticas y culturales, los árabes lograron insertarse exitosamente en las economías regionales a través del comercio de importación y la industria textil. Siguiendo las propuestas de la politóloga Lirio Gutiérrez, es posible considerar que los migrantes árabes —y sus descendientes— lograron una «incorporación efectiva» [1] en los sistemas económicos locales y regionales. Progresivamente, la segunda generación árabe y la tercera formaron cierta voluntad política participativa en la región.
En Honduras, ciertos autores consideran que hubo una «palestinización» de la política local [2]. Aquí encontramos a dos personajes políticos de suma importancia —y de tendencia neoliberal— de origen palestino: el antiguo presidente Carlos Flores Facussé (1998-2002) y su vicepresidente William Handal Raudales [3]. El caso salvadoreño también es conocido, y no solo por Bukele. Anteriormente, varios descendientes palestinos apoyados por el partido tradicional de la derecha salvadoreña (Arena) lograron acceder a cargos en el Gobierno. Un ejemplo es el del antiguo presidente (hoy preso por corrupción) Antonio Saca. En Guatemala, algunos descendientes palestinos y libaneses también han ocupado puestos gubernamentales, por ejemplo el exdiputado del Partido de Avanzada Nacional (PAN) Emilio Saca Dabdoub, elegido en 1996 [4], y el del próximo ministro de Economía, Antonio Malouf.
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Por haber acumulado sus riquezas a través del comercio, la mayoría de los descendientes árabes —especialmente los palestinos— se adhirieron a distintos movimientos políticos de derecha. Este dato puede sonar contradictorio, pues no es ningún secreto que las agendas de la derecha centroamericana apoyan al Estado de Israel. Generalmente, quienes defienden la autodeterminación del pueblo palestino son los grupos tradicionales de izquierda. Sin embargo, algunos descendientes árabes se adhirieron a movimientos políticos de izquierda durante su fase revolucionaria.
Los casos más importantes son los de Schafik Handal en El Salvador y Moisés Hassan en Nicaragua. Handal, descendiente de comerciantes palestinos llegados a San Salvador en los años 20, fue un marxista revolucionario y dirigente clave del FMLN. Desde los años 70 Handal acordó pactos militares con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), lo que facilitó la venta de armamento y el entrenamiento de las guerrillas salvadoreñas en campos de refugiados palestinos en Beirut [5]. Por su parte, en Nicaragua, Moisés Hassan (descendiente de migrantes palestinos) articuló las relaciones entre el movimiento sandinista y la OLP. En 1969 gestionó el entrenamiento de sandinistas en campos palestinos en Argelia y posteriormente adquirió armamento por parte de la OLP. Luego, en 1979 (durante el derrocamiento de Somoza), el FSLN recibió apoyo técnico y militar de la OLP. Después se estableció en Nicaragua la primera embajada palestina en Latinoamérica [6].
Como vemos, la participación política de las minorías árabes —particularmente las palestinas— es recurrente y se expandió históricamente en la mayoría de los países centroamericanos y en distintos movimientos políticos. Esto nos demuestra que la incorporación efectiva de esta minoría no se limita únicamente a la dimensión económica. En este caso, la participación política también refleja el grado de incorporación de las minorías étnicas a la sociedad receptora. Ahora bien, el caso de los descendientes árabes interesa porque, pese a haber optado a cargos administrativos importantes en los países centroamericanos, pocos de ellos lograron estrechar vínculos entre esta región y Medio Oriente.
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[1] Gutiérrez, L. (2013). «Assimilation or Cultural Difference? Palestinian Immigrants in Honduras», Revista de Estudios Sociales 48. Págs. 57-68.
[2] Euraque, D. (2013). «The Arab-Jewish Economic Presence in San Pedro Sula, the Industrial Capital of Honduras: Formative Years, 1880s-1930s». Arab and Jewish immigrants in Latin America, Images and Realities (Klich, I. y Lesser, J. —dirs.—). Londres: Routledge. Págs. 116-147.
[3] Luxner, L. (2001). «The Arabs of Honduras». Saudi Aramco World 5 (4). Págs. 34-37.
[4] Marín, R. (2009). «Los árabes en Centroamérica». Los árabes en América Latina: historia de una emigración (Akmir, A. —dir.—). España: Casa Árabe. Págs. 429-501.
[5] Baratta, R. (1989). «The PLO in Latin America». The International Relations of the Palestine Liberation Organization (Norton, A. y Greenberg, M. —dirs.—). Southern Illinois University Press. Págs. 166-195.
[6] Hoffman, B. (1989). «The PLO and Israel in Central America: The Geopolitical Dimension». Terrorism and Political Violence 1 (4). Págs. 482-515.
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