Para quienes llegan tarde, estos son los enlaces a la primera y segunda parte.
La columna anterior finalizó con la mención del mayor problema de los sistemas alimentarios, que es el abandono de su obvio objetivo: alimentar al mundo. Se cambió por un cortoplacismo ciego y reduccionista, donde la ganancia inmediata es lo único que importa.
El segundo gran problema está en las externalidades. Cuando los subsistemas alimentarios principian a presentar fallas o a experimentar problemas, preferimos obviarlos para no tener que enfrentarlos y resolverlos. Por ejemplo: la siembra de un mismo cultivo, en grandes extensiones de tierra y por largos períodos resulta en la pérdida de fertilidad del suelo y hasta en pérdida de este (entre otras pérdidas que ya veremos).
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Los cultivos extraen los nutrientes que necesitan para desarrollarse y los ciclos de reposición son mucho más largos que los ciclos de extracción. El resultado es que la fertilidad se agota y cada vez se necesitará más inversión (los fertilizantes es la más obvia) para mantener los mismos niveles de producción. El sistema excluye deliberadamente los costos futuros en fertilización y los costos de regenerar la fertilidad, además de los costos para reponer el suelo mismo, pues se pierde la capa fértil por efectos de la erosión.
Esta situación genera efectos destructivos para los Sistemas Alimentarios Sostenibles (SAS). A continuación enunciamos seis áreas de externalización de costos, aunque son más. Repasemos:
1. Calentamiento global y cambio climático: los SA son responsables de una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, principiando por la contaminación generada por la producción de insumos para la agricultura (incluyendo grandes cantidades de plásticos) y siguiendo con la producción, el transporte, el manejo, la distribución, la preparación y el consumo de los alimentos. Esta cadena es larga y ella sola requeriría dos o tres columnas.
Como ejemplo, la ganadería ha sido calificada como muy perjudicial al medio ambiente. Esas críticas se refieren principalmente a la ganadería en grandes extensiones de tierra (pensemos en la selva amazónica convertida en grandes potreros, o en tierras peteneras de vocación forestal o para la conservación). ¿Conoce la expresión «No ser como san Andrés, que compra a cuatro y vende a tres?» Eso sucede en la ganadería extensiva. La huella de carbono (o la contribución al calentamiento global) de cada libra de carne que llega a una sartén cuesta más que el kilo de carne que comeremos. El apisonamiento de suelo por el ganado deambulante no permite la regeneración de especies vegetales (como árboles que contribuyan a recuperar las capas de materia orgánica del suelo) y los gases producidos por la digestión del ganado son contaminantes. La solución propuesta ha sido la ganadería estabulada, es decir, la concentración del ganado en espacios reducidos y totalmente controlados. El problema inmediato son los altos costos de inversión y de producción, pero un análisis económico y ambiental nos demuestra que a la larga es más económica la ganadería estabulada.
¿Le gustan los kiwis, las manzanas californianas, los lichis y otras frutas y hortalizas importadas? Sepamos que el transporte desde tierras lejanas hasta nuestros mercados deja una pesada huella de carbono. Si eso se incluyera en los costos reales tengamos por seguro que pocos podrían pagarlo. Nuevamente externalizamos.
2. Pérdida de biodiversidad: en general, la destrucción de sistemas naturales complejos (bosques naturales, selva tropical, arrecifes…) para sustituirlos por monocultivos (palma africana, soya, algodón…) y por sistemas de baja diversidad resulta en la pérdida de equilibrios, desaparición de especies (desde microbios benéficos del suelo hasta grandes animales) o aparición de plagas y enfermedades que antes existían, pero estaban bajo control natural. Los sistemas alimentarios mundiales han llevado a la pérdida de biodiversidad por destrucción de medios y recursos de sobrevivencia biológica. Esto ha llevado a la extinción de muchas especies y ha disminuido la variabilidad genética. ¿Cuánto cuesta esto, porque habremos de pagarlo?
Y nos faltan cuatro… más la crisis de polinizadores.
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