Con mi colega, el M. C. Gerónimo Pérez, realizamos un análisis territorial del riesgo que se explica a partir de la vulnerabilidad sistémica y las amenazas climáticas. Los estados de indefensión (vulnerabilidad) de las personas se explican por el deterioro estructural del país. Bajo el enfoque sistémico, la vulnerabilidad depende 1) del estado de cada uno de los subsistemas (natural, sociocultural, económico y político-institucional), 2) de las relaciones entre estos y 3) de las interacciones con un sistema mayor (el entorno internacional).
La amenaza se refiere a un peligro latente asociado a un fenómeno físico o biológico impulsado por causas naturales, antropogénicas o combinadas en un sitio específico y en un tiempo determinado, el cual puede producir efectos adversos en las personas y el entorno. El riesgo se refiere a la probabilidad de que existan consecuencias perjudiciales derivadas de la interacción entre las amenazas y la vulnerabilidad. La intensificación y la extensión del riesgo conducen a la ocurrencia de desastres.
El proceso de dimensionar y georreferenciar el riesgo a desastres es posible en la medida en que se disponga de series de datos para un número razonable de indicadores previamente seleccionados. En este caso, el mapa de vulnerabilidad se deriva de la combinación de mapas específicos de vulnerabilidad elaborados para cada una de las cuatro dimensiones del sistema socioecológico (natural, social, económica e institucional). Estos, a su vez, se derivan de la expresión georreferenciada de 15 indicadores que reflejan, según su valor, un determinado nivel de vulnerabilidad.
El mapa de amenazas se deriva de la combinación de los mapas elaborados para cada una de las cuatro amenazas que se ciernen sobre el territorio nacional, vinculadas al cambio climático, (variaciones en la lluvia y temperatura). Las amenazas relacionadas con la lluvia son los deslizamientos y las inundaciones, y las que se relacionan con la temperatura son las heladas y las sequías. El mapa de riesgo se elaboró a partir de la combinación de los mapas de amenazas y de vulnerabilidad.
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Los hallazgos respecto a la vulnerabilidad sistémica indican que poco más de cuatro quintos del territorio nacional (84.76 %) exhiben categorías de vulnerabilidad media, alta y muy alta (esta última representa el 5.59 % del territorio). El subsistema institucional es el de mayor peso, pues la mayor parte del territorio exhibe niveles de vulnerabilidad muy alta, siendo los indicadores de organización y de inversión municipal (por persona) los más determinantes. Le sigue el subsistema económico, en cuyo caso la mayor parte del territorio nacional exhibe niveles de vulnerabilidad alta y muy alta, que dominan los indicadores de infraestructura y la mayor presencia de población económicamente activa dedicada a la agricultura de subsistencia. En sinergia con estos dos subsistemas se expresa la vulnerabilidad del subsistema social. Los mayores niveles los exhibe la zona noroccidental del país, siendo los indicadores de desnutrición (niños entre seis y nueve años), las necesidades básicas insatisfechas, la educación y la proporción de población en pobreza extrema los factores más determinantes. Entre los indicadores del subsistema natural destaca el de intensidad de uso de la tierra, que puede alcanzar niveles de vulnerabilidad media en algunos departamentos. El análisis a nivel departamental muestra que 19 de los 22 departamentos tienen más del 50 % de su extensión territorial dentro de las categorías de vulnerabilidad media, alta y muy alta.
Respecto a las amenazas, se estableció que el 50 % del territorio nacional está expuesto, al menos, a alguno de los tipos de amenazas analizadas en el presente estudio. El análisis a nivel departamental muestra que 15 de los 22 departamentos tienen más del 50 % de su extensión territorial dentro de las categorías de amenaza media, alta y muy alta. Los niveles de riesgo (a desastres) van de medio a muy alto en poco más del 70 % del territorio nacional.
Respecto a los centros poblados, se estableció que más del 70 % de estos se ubican en territorios con niveles de riesgo que van desde medio hasta muy alto. Estos poblados albergan al 57.26 % del total de la población del país.
El estudio completo se puede solicitar al Iarna-URL.
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