SOS Usac se ha distanciado de otros grupos y candidaturas en varios aspectos significativos. Por un lado, realizó elecciones internas para elegir a su candidato a rector, lo que representa un ejercicio democrático inusual en la práctica partidista del país y, por otro, no incurrió en el despilfarro de recursos en fiestas, grupos musicales, licores y comidas (que además de despilfarro, muestran el nivel académico de los organizadores) como lo hizo por lo menos otro grupo y candidato a rector. Lo que además genera, al menos, sospechas respecto al origen de los fondos y la adquisición de deudas políticas y financieras.
Los recursos utilizados fueron otros: una fuerte legitimidad moral y política que hizo que ganara varios cuerpos electorales y que sea una candidatura con posibilidades reales de alcanzar la rectoría. Sin embargo, no hay seguridad que gane y alcance la rectoría por sus propias fuerzas.
Es realmente esperanzador que este proyecto haya concitado el apoyo de estudiantes, docentes y profesionales que advierten los graves problemas de la universidad, que están inconformes con el rumbo político y académico y que se sienten representados por una opción que representa una alternativa moral. En este punto recuerdo la idea de un maestro y amigo, Carlos Orantes Trocolli, que hablaba de un necesario magisterio moral desde el poder. Y que, desde mi perspectiva, resulta uno de los más fuertes atractivos de SOS Usac y Jordán Rodas: ese potencial de dirección honesta de la institución. Esa es una de las principales cartas del actual Procurador de los Derechos Humanos, que se ha opuesto al ‘pacto de corruptos’.
Sin embargo, se necesitan alianzas con otros candidatos y grupos. Se necesita abrir relaciones con aquellos con los que se compartan principios éticos, políticos y académicos básicos. Pensar en la institución y lo que representa, más allá de posiciones personales o partidarias inmediatas.
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Desconozco respecto al proceso de diálogo, negociación y establecimiento de alianzas que se ha dado hasta el momento, pero creo importante la apertura, el acercamiento con respeto y con criterios sobre los posibles rumbos que puede tomar la institución.
Y recordar que esa institución, la Usac, es una institución terriblemente complicada, dada su estructura de gobierno y las presiones internas y externas sobre su administración y política. Tampoco es una institución homogénea. Hay diferencias significativas entre las instancias que la componen: facultades, escuelas, centros departamentales, institutos, direcciones y administración central (incluso, dentro de una misma unidad académica, pueden existir pequeños ‘feudos’ con poca coordinación y relación entre sí). Lo cual dificulta su gobierno.
Un eventual triunfo de SOS Usac y Jordán Rodas, significa precisamente la oportunidad de desarrollar un esfuerzo y trabajo enormes por tratar de darle otro rumbo académico, político y administrativo a la universidad. Por elaborar planes de desarrollo que busquen mejorar el nivel académico, la administración y la política institucional. No sería fácil, dada la enorme inercia institucional, la estructura de poder existente, las taras y los vicios enraizados, así como toda una compleja mezcla de factores involucrados en su conducción, pero indudablemente es una oportunidad que sería muy triste desperdiciar.
[1] NOTA DEL AUTOR: Quiero agradecer las oportunas observaciones y sugerencias hechas por Ronald Solís para la elaboración de estas líneas.
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