Mujeres y hombres viven y conviven en el desarrollo de la humanidad. Ingratamente, la violencia contra ellas tiene raíces remotas y está normalizada en distintas sociedades. El patriarcado, el machismo y otras manifestaciones propias de las relaciones desiguales la han fomentado a lo largo de los años.
Hipatia de Alejandría, la primera mujer matemática, fue linchada por una turba en marzo de 415. Juana de Arco murió en la hoguera en 1431 después de que un tribunal la condenara por herejía. Olimpia de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía, falleció en la guillotina, en 1791. Estos son ejemplos históricos.
En la actualidad, necesitar autorización del padre, cónyuge o hijo para estudiar, sufrir la mutilación de genitales, no ocupar un cargo gubernamental o afrontar los embates del analfabetismo son, entre muchos otros, rasgos de la violencia padecida por mujeres.
A propósito de tiempos modernos, Ashley Judd, Charlize Theron, Cristina Aguilera, Hale Berry, Kate del Castillo, Kim Kardashian, Lady Gaga, Madonna, Oprah Winfrey y Rihanna, entre otras, han levantado la voz para denunciar los abusos que han sufrido.
Precisamente, uno de los focos principales se registra en el hogar, sin distinguir escala socioeconómica, pues hay agresores rodeados de oropel como sumidos en la pobreza. En resumidas cuentas, unos y otros ejercen el poder que les otorga la fuerza bruta.
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Con miras a sensibilizar y reducir las prácticas misóginas, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En ese sentido, motivadas por la Organización de las Naciones Unidas, entidades públicas y privadas, así como de la sociedad civil promueven variedad de acciones alrededor del mundo.
Vale apuntar que, a pesar de los orígenes tan añejos, hasta en 1993, la Declaración y Plataforma de Acción de Viena de la Conferencia sobre Derechos Humanos, por primera vez se enfocó en las garantías fundamentales de las féminas. De esa manera reconoció que la violencia de género es «…incompatible con la dignidad y valor del ser humano y debe ser eliminada...»
Teorías filosóficas convergen en que la dignidad humana es la manifestación del valor primigenio, que no depende de las circunstancias, inalienable, que no puede ser revocado o restringido, que tiene cada hombre y mujer. En esencia, es la condición del ser humano y no depende de ninguna característica o condición social o económica, etnia, religión, edad, o género. Por ello, es el fundamento de todos los derechos.
La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer define esta como «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico (…) la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada». Lamentablemente, en todas partes las cifras de vejámenes perpetrados contra las mujeres son alarmantes. Por ello, cada 25 de noviembre debería ser un recordatorio diario, de enero a diciembre, para combatir esta realidad.
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