Nosotras, el entorno y la reivindicación

Esta situación no es ajena a muchos seres humanos, sin embargo, desde una perspectiva de género, las mujeres tenemos no solo la limitante de no estar reconocidas al 100 % en el espacio público, sino el ser subestimadas en cuanto a nuestras capacidades por la amplia gama de limitantes por un sesgo de género, las oportunidades que se nos otorgan no son las mismas que a los hombres desde la infancia, incluso desde el mismo útero. Esto con el tiempo genera brechas en lo económico, educativo, político, etc. y todo ello, por el simple hecho de «ser mujer», es por eso por lo que el haber expresado que fue un «hombre» quien le negó la oportunidad de visualizarse en la actuación como ella quisiera, remarca una cultura androcéntrica y patriarcal, pero que no solo se envuelve o presenta en los «hombres», en muchos casos también entre nosotras mismas. No somos ajenas a reproducir esos patrones, y es por ello que la conciencia de género es importante en hombres y mujeres, es necesario dejar de visualizar el mundo desde un esquema binario y androcéntrica y centrarnos en el «ser humano».

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En lo personal, tenía alrededor de 19 años cuando mostré por primera vez mis escritos a alguien que se jactaba de ser escritor, el rechazo de recibir un «eso no es escribir» fue doloroso. Mi propia búsqueda de orientación, apoyo y aliento para reorientar las capacidades que según yo podía desarrollar, vieron únicamente una capa de agua en mis ojos. Esa insensibilidad al «otro» y esa apatía a través de la expresión de las personas a quienes en algún momento «admiramos» o de quienes esperamos una «aprobación» a modo de motivación, definitivamente desalientan.

Asimilar y superar ese rechazo, cuando algo tan íntimo como lo eran mis escritos de ese momento, hizo que lo dejara de intentar por algún tiempo. Superar el miedo al rechazo en cuanto a las ideas expuestas a través de la escritura, esas palabras negativas respecto a algo que a mí me apasionaba se transformó al fin en una anécdota.  

Un par de años después, mi entrañable profesor universitario y amigo Ricardo Alvarado Ortigoza me dijo «Usted debería intentar escribir en algún espacio que llegue a más personas, le voy a pasar un contacto para que la entrevisten». Rompí con ese temor, empecé a escribir durante algunos años en el Suplemento Universitario del diario La Hora.

Este 21 de marzo, cumplí 4 años escribiendo aquí en Plaza Pública, y creo firmemente lo que nos compartió Kate, «lo más importante es creer en nosotras», un tanto al ensayo y error, otro poco a través de la guía adecuada, de la empatía y los lazos horizontales entre nosotras.

Expresarse en lo público es un honor, pero ante todo una responsabilidad, a veces esto se limita a transmitir una vivencia personal, para que haga eco en otras personas, y en este vínculo de empatía, encuentren también algo valioso para nuestras luchas y conquistas colectivas.