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Eliezer Hidalgo, 24, participa al cierre de campaña del Movimiento Semilla con una máscara del candidato presidencial, Bernardo Arévalo. Para la ocasión, no le importó emprender el largo viaje desde San Benito Petén, donde vive. Simone Dalmasso

Bernardo Arévalo, en el último mitin de Semilla: «Vamos a triunfar con toda la fuerza de la historia»

«En esta plaza, donde estamos hoy, hace ocho años nos encontramos y nos unimos detrás de un anhelo»
«Quieren engañar, mentir, promover el odio al otro, dividir. Lo bueno es que no nos dejamos engañar»
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Bernardo Arévalo, en el último mitin de Semilla: «Vamos a triunfar con toda la fuerza de la historia»

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El cierre de campaña fue una fiesta ciudadana en la Plaza de la Constitución, espacio representativo de las protestas anticorrupción de 2015 que dieron paso a la formación del Movimiento Semilla. Música, fuegos artificiales, el himno nacional, y dos potentes discursos de un binomio que pide un voto de confianza para encauzar el país. Como gran marco del evento, en la mañana y en la noche, dos encuestas colocan al binomio como ganador de la jornada electoral, con 61 y 64.9% de intención de voto.

Hace siete semanas y media, el binomio conformado por Bernardo Arévalo y Karin Herrera, del Movimiento Semilla, se convertía en la gran sorpresa de las elecciones del 25 de junio, porque consiguieron más votos que la mayoría de los partidos tradicionales que se veían con mejores posibilidades de pasar al balotaje. Las encuestas previas a esa primera vuelta «no los vieron venir» como les gusta decir a los integrantes del partido, pero el 16 de agosto, cuando celebraron el cierre de campaña, dos encuestas los daban por ganadores de la presidencia.

La primera encuesta del día la presentó la empresa Cid Gallup,  por encargo de la Fundación Libertad y Desarrollo, del empresario Dionisio Gutiérrez. En esta, Arévalo y Herrera tienen el 61% de intención de voto y Sandra Torres y Romeo Guerra, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), el 39%.

La muestra fue de 1,819 personas, representativas de todo el territorio, entrevistadas entre el 4 y el 13 de agosto. De este grupo, 58% solo tienen estudios de primaria, según el reporte publicado, un dato relevante si se toma en cuenta que, desde el mismo partido, creen que quienes les apoyan son personas con más formación académica. En la primera encuesta de la Fundación Libertad y Desarrollo, el binomio de Semilla tenía más apoyo: 63% vs 37% para Torres. Esa muestra fue tomada del 18 al 27 de julio, los días más turbulentos y de más exposición pública para el partido por la acusación de supuestas firmas falsas para la constitución del partido que presentó la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), del Ministerio Público. En ambas, el margen de error es de +/- 2.8%. 

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La encuesta de ProDatos, realizada por encargo de Prensa Libre y Guatevisión, dos medios de difusión nacional, fue publicada a las 21:00 horas. Los datos indican que el binomio de Semilla tiene el 64.9% de intención de voto y la UNE 35.1%. En la última encuesta que estas empresas publicaron tres días antes de las votaciones del 25 de junio, colocaron a Semilla con el 2.9% de intención de voto, cuando en las urnas el partido obtuvo 11.7%  

A pesar de estos resultados, el binomio de Bernardo Arévalo y Karin Herrera no ha mostrado una actitud triunfalista. En los discursos que dieron ante la multitud que los acompañó en la plaza pidieron respaldo y, a cambio, ofrecieron honestidad, compromiso y esperanza.
Arévalo y Herrera ante la plaza

El binomio se vistió de manera formal para la presentación ante su público presencial y virtual. Transmitieron el evento en Facebook y en Tiktok. Herrera tomó la palabra primero y durante 25 minutos hiló un discurso que le hablaba a la dignidad de las personas.  

«Con mucha humildad me presento ante ustedes para pedirles que escojan un cambio», dijo. «No somos un país de pobres, son ellos (los corruptos) quienes quieren que pasemos penas para manipularnos. Los verdaderos rostros de la pobreza y la miseria tienen nombre, son una minoría, que ahora está asustada», siguió, con la voz entrecortada, mientras el público le ovacionaba.

«Somos un país de gente honesta, trabajadora, inteligente, capaz, que ha sido desamparada por la negligencia y la dejadez de gobiernos corruptos, que sirven a cualquiera menos a la mayoría, que es el pueblo». Al cierre, su mensaje se enfocó en las niñas y mujeres, a quienes ha hablado a lo largo de la campaña, con el ofrecimiento de hacer cambios para que tengan las oportunidades para que puedan estudiar y elegir una profesión.  

Después de ella, la plaza entonó el himno nacional junto a la artista Mónica Sarmientos y un grupo que tocó la marimba. El momento dejó preparado al público para recibir al personaje central de la velada, Bernardo Arévalo. Con saco azul, acompañado de su esposa, Lucrecia Peinado, entró al escenario más lujoso que ha tenido en toda su campaña. Luces, pantallas, bocinas de alto alcance, cámaras, tomas de dron.  A lo largo de su campaña de la segunda vuelta, ha estado en plazas públicas, escenarios modestos y salones en reuniones con personas de diferentes localidades y sectores.

Empezó con un tono suave, mientras leía el discurso que llevaba impreso. «En esta plaza, donde estamos hoy, hace ocho años nos encontramos y nos unimos detrás de un anhelo». Entonces su voz se elevó. «Sacar a los corruptos del poder», y la multitud lo ovacionó.

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Arévalo mencionó a su padre en varias ocasiones. Contó que su padre también se dirigió a una multitud en esa misma plaza, un espacio que sirve de antesala al Palacio Nacional, que fue el edificio en el que se concentraban todas las instituciones del poder Ejecutivo.

Al recordar a su padre, hizo un pedido. «Espero que ustedes hoy, me abracen y me apoyen» y entonces, la gente le decía a coro «¡Sí se puede!». Entre los asistentes había, como ha sido usual en los eventos del partido, familias completas y de diferentes sectores del país.

Arévalo hizo un repaso rápido por lo vivido en la campaña que hicieron, literalmente, por tierra, porque no usaron helicópteros para trasladarse a los departamentos como acostumbran otros candidatos. El partido no dijo cuánto gastó en este mes y pocos días de campaña, pero Arévalo señaló que no gastaron tantos millones. En la primera vuelta, el partido enfocó su estrategia de comunicación en las redes sociales y gastó poco menos de un millón de quetzales, cuando el techo de campaña es de 34.9 millones por partido político.

En medio del llamado al voto y los señalamientos a los corruptos, Arévalo habló de la campaña de desinformación. «Quieren engañar, mentir, promover el odio al otro, dividir. Lo bueno es que no nos dejamos engañar». El público y Arévalo parecían estar en una conversación coordinada. Él hablaba y hombres, mujeres y niños lo aupaban y cada uno hacía pausas para intervenir.

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«Estamos en un momento histórico», les dijo. «Llevamos años siendo presa de políticos que se han robado nuestro trabajo y han hecho de la política un negocio sucio. Nos han traicionado y en esta misma plaza les decimos ¡basta!» gritaba.

En ese sube y baja de la voz lograba la implosión de la plaza transformada en gritos, porras y sonidos de vuvuzelas. Varios minutos del discurso fueron transmitidos por el noticiero nocturno de canal 3, Telediario, un espacio al que Semilla no pudo entrar sino hasta pasar a segunda vuelta. Como partido en el Congreso, señalaron el monopolio de la televisión abierta y sus tratos con los políticos de turno.

Arévalo habló de ser una alternativa llena de esperanza que «no se compra, no se tranza», en alusión a los tratos bajo la mesa que han acostumbrado varias personas que han llegado al poder a través de elecciones o nombramientos.

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«Atrás vamos a dejar el votar por el menos peor, el ver nuestras calles repletas de la misma cara de la misma candidata (en alusión a Sandra Torres) solo que cada vez más maquillada», señaló y varios integrantes del partido que estaban detrás de él se rieron. Y luego, hizo una lista de ofrecimientos: limpiar el gobierno de las plazas fantasma, hacer transparente y público el uso de fondos públicos, impulsar un sistema nacional anticorrupción. Arévalo ha sabido manejar el discurso anticorrupción en todas las tarimas en las que ha estado, ese ha sido el foco de su campaña.

También ofreció diálogo, «para sanarnos», y advirtió, con el semblante serio que, aunque ha basado su campaña en la imagen de su padre, «yo no soy mi padre». Para matizar, dijo que, sin embargo, ofrecía seguir sus pasos para ser un servidor público y no servirse del poder.

Al cierre, dijo hizo una declaración y un ofrecimiento más.  «Este domingo vamos a triunfar con toda la fuerza de la historia. Gracias pueblo de Guatemala, porque unidos forjaremos una nueva primavera». A la revolución de 1944 se le conoce como la primavera democrática y su padre fue pieza clave en esa parte de la historia. Queda ver si el domingo se materializa el sueño de esa plaza, de ver ganar a un partido diferente que se ofrece como la antítesis del sistema cooptado. 

Después de los discursos en el festival de la primavera, como llamaron al evento de cierre de campaña, cientos de personas se quedaron a bailar cumbia. Una pausa obligada ante un proceso electoral complejo e inédito. Un momento de esparcimiento en preparación para lo que está por venir.

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