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Abstención y “sí” mayoritario en el referéndum sobre Belice (o Brasil o México)

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Abstención y “sí” mayoritario en el referéndum sobre Belice (o Brasil o México)

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Cerca de 1,6 millones de guatemaltecos, de un total de 7,5 millones aptos para votar, participaron en la consulta popular celebrada el domingo 15 de abril. El 95% votaron a favor del “sí”, es decir, para que el diferendo territorial y marítimo que Guatemala mantiene con Belice, sea resuelto en la Corte Internacional de Justicia. El 75% se abstuvo de acudir a las urnas.

“Es una obligación ciudadana como guatemalteco, me gusta participar. Hace años que viene ese conflicto entre Belice y Guatemala. Tenemos que participar para ver si logramos marcar la línea del territorio, lo que nos conviene, y dejar que los beliceños hagan sus límites”. Mynor Macario, de 37 años, trabaja de mantenimiento en el centro comercial Roosevelt y es el primero en depositar su voto en la Escuela Gabriela Arriola, en la colonia Quinta Samayoa, de la zona 7 de la capital. Antes de las siete de la mañana, cuando se abren oficialmente los colegios electorales, hay tres personas guardando fila. Macar es uno de ellos. Trabaja en media hora y si no acude a la urna en ese momento no podrá hacerlo en todo el día. Macario es una rara avis en un contexto de baja participación en la consulta popular en la que los guatemaltecos decidieron el domingo 15 de abril que el litigio territorial que Guatemala mantiene con Belice de una vez por todas se resuelva en la Corte Internacional de Justicia.

 Con el 92% de las mesas escrutadas se impuso el “sí” con un 95%. Votaron más de 1,6 millones de guatemaltecos de un padrón de 7,5 millones, lo que eleva la abstención hasta el 75%. Solo participó uno de cada cuatro ciudadanos con derecho a voto.

Teniendo en cuenta que un “no” implicaba repetir la votación hasta que se impusiese el voto afirmativo, no sorprende que el “sí” haya sido arrollador.

A pesar del elevado abstencionismo, se trata de la consulta popular con mayor participación de las celebradas en Guatemala. En 1994, el 85% no votó en la consulta sobre la Reforma Constitucional. En 1999, solo un 19% acudió a las urnas en el referéndum que rechazó modificar la Carta Magna para dar cumplimiento a varios puntos incluidos en la firma de los Acuerdos de Paz.

Jimmy Morales se mostró triunfal. “Destaco el interés manifiesto de los ciudadanos por atender temas de país y considero que lo vivido este domingo es una lección cívica y una enseñanza de valor y esperanza”, indicó en un comunicado.

Aún sin el escrutinio completo pero con el “sí”  arrasando, el jefe de Gobierno confió en “que el pueblo beliceño haga lo que le corresponde”, instando al país vecino a celebrar su propia consulta.

La presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Mijangos, consideró que la cultura política en Guatemala lleva a los ciudadanos a participar más en citas electorales para escoger cargos representativos pero confió en que la participación mantenga su tendencia ascendente en futuras consultas.

“Mucha gente no está informada. Los jóvenes que hoy tienen 20 años no han estudiado el mapa de Guatemala completo (desde los años 90, en mapas escolares se comenzó a marcar Belice con otro color). No les interesa, no saben el problema que hay”. Manfredo Rodas, de 53 años, es uno de los voluntarios que trabaja para que la jornada transcurra con normalidad en la escuela Gabriel Arriola. Explica que ha sido difícil completar las mesas electorales, a pesar de que se paga Q250 por asistencia más Q100 de alimentación. Una parte de los Q300 millones desembolsados por el Gobierno para la consulta que ha generado beneficio directo a miles de guatemaltecos. Rodas explica que ha llevado a varios familiares, aunque su labor es voluntaria. “Lo hago por poner mi granito de arena, para que la votación salga lo más legal posible”.

Es día de mercado y alrededor de la escuela hay movimiento, pero no relacionado con la votación sino con los puestos que comienzan su actividad.

“La campaña ha sido muy pobre. Creo que solo ha llegado a un determinado nivel, a los que tienen redes, pero en el interior habrá muy poca participación”, reconoce.

Si se pregunta a los pocos afluentes madrugadores al colegio, las respuestas oscilan entre la delimitación de fronteras y la reivindicación del territorio beliceño como Guatemala. Todos mencionan a los compatriotas que residen en aldeas cercanas, que son quienes se ven más afectados por la falta de definición territorial. Hace una semana, dos pescadores fueron arrestados por las autoridades de la antigua colonia británica. También se han registrado muertos. El último, el menor Julio Alvarado, que perdió la vida tras ser baleado por soldados beliceños en 2016, cuando acompañaba a su papá mientras cultivaba junto a la línea de adyacencia.

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“De esta consulta se van a beneficiar los que viven ahí. Hay guatemaltecos que están siendo molestados por las autoridades beliceñas y no es justo, es prácticamente territorio guatemalteco”, dice Miguel Valdés, comerciante. Él jamás ha puesto un pie en Belice, aunque asegura haber visitado en reiteradas ocasiones Melchor de Mencos, en la frontera que no es exactamente una frontera. “He visto la impotencia de los guatemaltecos al no poder pasar, porque es territorio nuestro”.

“Hay que votar sí para definir el territorio, que se defina esta situación que les perjudica a nuestros paisanos que está en ese límite y traiga cosas buenas para el país”, afirma Mildred Reyes, a pesar de que considera “una barbaridad” los Q300 millones gastados por el Gobierno de Jimmy Morales para la realización de la consulta.

Quien conoce el terreno sobre el que se habla es Alejandro Sánchez, originario de Petén y ahora residente en la colonia Quinta Samayoa. “Sé cómo es el comportamiento de los policías (beliceños), son agresivos cuando detienen a un guatemalteco”, dice. Cree que la ilegalidad en la que se mueven muchos pobladores actualmente es “perjudicial” y recuerda que el territorio sufre graves dificultades económicas. “Quizás así se arreglen”, considera.

Una cosa es lo que votan los guatemaltecos y otra lo que quieren y hacen los beliceños. Para que el conflicto territorial se dirima en la Corte Internacional de Justicia, ellos también deben realizar una consulta popular, similar a la que celebraron el domingo los guatemaltecos. A partir de entonces, sería la Corte con sede en La Haya (Holanda), la que iniciaría un proceso de arbitraje el que según expertos en derecho internacional puede prolongarse por al menos cinco o seis años antes de que haya una sentencia definitiva. El vicepresidente, Jafet Cabrera Franco, aseguró tener el compromiso de las autoridades beliceñas para que estas pregunten a su población el próximo mes. “El territorio no se va a recuperar, pero sí debemos exigir que se realice una línea divisoria en la zona de adyacencia”, reconoció. Alexis Redondo, embajador de Belice en Guatemala, matizó estas palabras en una entrevista en Emisoras Unidas; el próximo mes, precisó, comenzará el proceso de actualización del censo y la consulta tendrá lugar a finales de año.

Existe una diferencia importante entre el lenguaje, mayoritariamente centrado en “recuperar Belice” y las expectativas reales que llevan a los encuestados a hablar sobre definición de fronteras.

“Me parece importante recuperar lo que pertenece, vamos a ver si puede con el sí”, dice Magaly Ochoa, que llega a votar con dos amigas. “Debería ser parte de Guatemala, como es nuestro mapa entero”, afirma.

En la calle, bien cerca del puesto de votación, también aparecen personas con una posición contraria al voto.

Carolina Durán es una de ellas. Afirma que no tiene pensado acudir a la urna. “No me conviene. Ellos vendieron ese lugar de Guatemala que nos pertenecía, ¿por qué ahora lo quieren recuperar?”, afirma. También critica el costo de la consulta. Cree que “gastaron demasiado. Supuestamente Guatemala no tiene dinero, ¿qué se ha hecho?”. “Cuando uno va a votar le hacen propuestas de trabajo, que el negocio va a estar bueno, pero para ellos. Uno está bien jodido, hay mucha delincuencia. ¿Cuánto se gasta el mes el presidente en comida? Mientras, el pueblo bien fregado”. En su opinión, esos fondos estarían mejor invertidos en cuestiones como “eliminar la delincuencia o ayudar a la gente pobre”. “Hay niños que se están muriendo de hambre, pero eso no lo ve el presidente”, dice.

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En un puesto cercano, un hombre entrado en años ofrece una clase magistral sobre las razones que explican el conflicto entre Guatemala y Belice. Habla de la conquista española, de la cesión de terrenos a la corona británica, de los incumplimientos de los compromisos (una carretera desde Puerto Barrios hasta la capital y el pago de compensaciones). Él ha estudiado, dice; pero se queja del desinterés que percibe de parte de la mayoría de la población. De cerca le observan tres vendedores, todos ellos menores de edad. Le escuchan pero sin demasiada preocupación por una consulta en la que, de todos modos, no pueden participar. Le conocen porque hace tiempo era una figura relevante en el mercado. Hace tres años tuvo que huir. Un grupo de extorsionadores quería que él ejerciese como intermediario en el cobro y él se negó. Le balearon la casa y se vio forzado a hacer las maletas. La consulta queda alejada de problemas diarios y en esta colonia, “la delincuencia” es la respuesta unánime si se pregunta cuál es la principal preocupación.

Una de las imágenes que muestra hasta qué punto la votación no ha generado gran adhesión popular es el momento en el que el presidente, Jimmy Morales, deposita su voto. Le corresponde hacerlo en el colegio Avemaría de la colonia San Ignacio, en la zona 7 de Mixco. La clase habilitada para ejercer el sufragio está completamente llena de periodistas. No cabe un alfiler. Y mientras los reporteros aguardan, apenas dos personas acuden a votar, ya que les toca hacerlo en el mismo lugar del presidente.

Llega enfundado en la camisola de la selección nacional de fútbol, lo cual no ayuda a rebatir el argumento de los que le acusan de refugiarse en la retórica nacionalista en un momento de grave crisis política.

Llegar, votar, marcharse. Todo en menos de diez minutos.

Preguntado por la consulta, el presidente afirma que “nos permitirá la autorización para ir a una Corte Internacional de Justicia y con esto encontrar una resolución total y definitiva a un diferendum territorial que tenemos con México. Perdón, con Belice”. En efecto. Después de que el diputado Estuardo Galdámez hablase de “recuperar Brasil” en lugar de Belice, el presidente habla ahora del vecino del norte. Dos lapsus linguae en menos de una semana que se han convertido en lo más comentado sobre la consulta. Leña para el fuego de los memes, los chistes y las burlas. 

En otro contexto social y económico bien diferente aparecen los mismos argumentos entre aquellos que acuden a la urna.

“Es importante porque se trata de un problema entre Belice y Guate desde hace 200 años y es momento de que se solucione. Debe haber fronteras claras, hay gente en Petén que no sabe a qué país pertenece”, dice Gabriela Platero, que vota en el colegio parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, en la zona 10 de la capital.

“La gente cree que estamos pidiendo de regreso Belice, eso es que no se hizo un buen trabajo para explicar”, señala.

En su opinión, pesan los argumentos económicos. “Muy poca gente tiene relación con Belice, por ser de la corona inglesa tiene más relación con el Caricom (Comunidad del Caribe, fundada en 1973), casi no hacen comercio con Guatemala, hay turismo guatemalteco para ir a las islas. Podríamos mejorar esa relación comercial, Belice podría ser parte del sistema de integración Centroamericano y nosotros tener otro mercado”, dice. Belice forma parte del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), pero no de los órganos más importantes de esta: la Secrtaría de Integración Económica y el Parlamento Centroamericano.

La “entrada al mar”, dando por hecho que la CIJ de la razón a Guatemala y resuelva que una parte del terreno beliceño tiene que dejar de serlo, es otro de los argumentos más reiterados. Lo expresa María Amelia Echeverría, en el mismo colegio. En su opinión, si no hay tantos votantes como debería es porque “faltó difusión de la noticia” y porque “en Guatemala hay muchos que ni saben de geografía”.

“Es importante para definir la situación, así de sencillo”, considera Jorge Sierra, en el mismo colegio de zona 10. “Definitivamente se gana territorio, eso es bastante, podemos hacer bastante por desarrollar ese sector”, considera.

Petén, el departamento adyacente a Belice, tiene una tasa de pobreza del 60%, de la que el 20% es extrema, según datos del Instituto Nacional de Estadística citados por un informe del Banco de Guatemala (Banguat).

A mediodía, en los exteriores de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, pegada al centro de votación, también se escuchan voces críticas con el proceso.

“Creo que es un pleito absurdo, no nos vamos a poner a discutir por un pedazo de tierra más o un pedazo de tierra menos. Al final debemos vivir todos tranquilos. Lo que tenemos, lo tenemos mal tenido. ¿Cuál es el trasfondo? ¿Quién está detrás?”, se pregunta Lucía González, arquitecta que ya no ejerce. “No me creo que hayamos gastado Q300 millones porque amamos a los beliceños. Somos racistas, no queremos a los indígenas, no queremos a los negros, no vengamos a decir que queremos un pedazo de Belice. Son gentes que nunca han sido guatemaltecos, no los queremos como tal. ¿Ya les hemos preguntado a ellos si quieren ser guatemaltecos? No lo creo viendo como está Guatemala”, afirma.

Concluida la consulta sobre Belice, Guatemala regresa a otro proceso de elección que marcará su futuro inmediato: el del fiscal general que sustituya a Thelma Aldana, quien, por cierto, no participó en la votación del domingo. Aunque, como señalaba Alfredo Muri, votante en la escuela Francisco Morazán de la zona 10 de la capital, esa no es una cuestión en la que intervengan los ciudadanos.

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