Tres de cada diez guatemaltecos trabajan en el sector agrícola. En términos de productividad, estos tres trabajadores agrícolas son equivalentes a un trabajador promedio guatemalteco. Mientras tanto, en Hungría solo hay un trabajador agrícola por cada 20 trabajadores. Además, en términos de productividad, tres trabajadores húngaros en la agricultura equivalen a dos trabajadores húngaros promedio.
A muchos les parecerá extraño que compare Hungría con Guatemala. Sin embargo, el comportamiento económico de ese país merece atención. Su ingreso por persona (PIB por persona) es 2.4 veces mayor que el de Guatemala y ha crecido a un ritmo equivalente al doble del de Guatemala. Además, es un país con una población similar: unos 10 millones de habitantes. Sus exportaciones como proporción de la economía pasaron del 28 % en 1991 al 90 % en 2015. Lo que países como Hungría parecen evidenciar es que es necesario mover la mayor cantidad de población posible fuera de la agricultura y hacia sectores en los que puede ser más productiva. Claro, las diferencias entre ambos países abundan. Sin embargo, podemos ver otros países que han crecido de manera importante en los últimos años al mismo tiempo que generaban mejores empleos. Notaremos que hay ciertas similitudes.
Esta idea no es nada novedosa. Hace décadas que los economistas enfocados en el desarrollo económico lo han venido diciendo: las economías en desarrollo necesitan experimentar un cambio estructural para salir de la pobreza. Eso significa pasar de ser agrícolas a ser industriales y luego volverse economías proveedoras de servicios sofisticados (Lewis, 1954; Kuznets, 1966, 1973; Jorgenson y Timmer, 2011; De Vries et al., 2012; Timmer, De Vries y De Vries, 2014; McMillan, Rodrik y Verduzco-Gallo, 2014). Es más. Este conocimiento es tan viejo que uno de los padres de la economía, Antonio Serra, dijo en el siglo XVI que una de las razones por las que Nápoles era pobre y Venecia rica era que Nápoles se enfocaba demasiado en el empleo agrícola (Serra, 2011). Claro, en Nápoles les gustaba hablar de lo rico que era el país por su prosperidad agrícola, pero las condiciones de la mayoría de la población no eran envidiadas por nadie en Italia.
Si Guatemala se va a desarrollar, lo hará saliéndose del empleo agrícola. Eso implica que el reto es que en los próximos 20 años la proporción de trabajadores en dicho sector pase del 32 % a un 5 %. Esa debería ser una meta clara de la política económica del país que deberíamos perseguir mediante una combinación de políticas: creando empleo en otros sectores, introduciendo maquinaria y tecnología en los cultivos actuales y cambiando los cultivos actuales por otros que requieran menos mano de obra barata.
Gráfica 1. Productividad laboral sectorial en Guatemala (100[1] de promedio)
Fuente: gráfica inspirada por McMillan, Rodrik y Verduzco-Gallo (2014) y elaborada con información de la Organización Internacional del Trabajo (2016) y de las Naciones Unidas (2017).
Gráfica 2. Productividad laboral sectorial en Hungría (100 de promedio)
Fuente: gráfica inspirada por McMillan, Rodrik y Verduzco-Gallo (2014) y elaborada con información de la Organización Internacional del Trabajo (2016) y de las Naciones Unidas (2017).
Anexo para los amantes de los números
Para las personas a las que les gustan los términos económicos, Guatemala emplea el 32 % de sus trabajadores en el sector agrícola, los cuales cuentan con una productividad laboral equivalente al 38 % de la productividad promedio del país. Esto se aprecia en la gráfica 1, en la cual también se evidencia la gran brecha de productividad entre el sector más productivo (minas y utilities) y el menos productivo (agricultura). El primer sector es 23 veces más productivo, en gran parte gracias a las inversiones en capital y a la poca proporción de trabajadores en dicho sector. Mientras tanto, en Hungría, solo un 5 % de los trabajadores labora en agricultura, la cual representa un 73 % de la productividad promedio del país. Cabe señalar también que en Guatemala la manufactura representa un 13 % del empleo y alcanza un 136 % de la productividad promedio del país. Mientras tanto, Hungría logra generar empleo en manufactura para un 21 % de sus trabajadores, aunque dicho sector solo representa un 110 % de la productividad promedio de su economía. Ahora bien, la productividad promedio en Guatemala (a dólares internacionales del 2011) era de $6 118, mientras que en Hungría era de $24 056.
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[1] Este valor equivale a la productividad laboral promedio de Guatemala. «Utilities» se refiere a servicios públicos (agua, electricidad, etcétera).
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