La teoría realista de las relaciones internacionales define la paz como ausencia de guerra, mientras que, para la teoría idealista, la paz es el desarrollo de la humanidad, es decir, la anulación de las condiciones de vida precarias e inhumanas en las cuales vive un alto porcentaje de la humanidad. La inversión de las finanzas públicas, por tanto, debe priorizar la atención de las necesidades humanas de la población y, en un equilibrio real de condiciones, estimar que la inversión en estructura militar debe responder a riesgos reales de ataque militar. Este análisis es válido para el caso de países como Guatemala, actualmente considerado el país más desigual de América Latina.
En un programa de radio en el que dialogué con el ministro de Finanzas e indagué sobre el crecimiento del Ejército, él respondió que las prioridades del Estado son la defensa militar del territorio, la seguridad y la justicia, en ese orden. Quiere decir que este gobierno, como los anteriores, se ha pasado lamentando la pobreza y la pobreza extrema, pero está feliz porque no nos atacó un ejército imaginario que quiere ocupar Guatemala. Es decir, para ellos la paz es ausencia de guerra o esperar a que haya guerra y estar listos. Mientras tanto, los habitantes de Guatemala esperamos que para ellos la paz sea que realmente se invierta en condiciones mínimas de desarrollo humano, como educación, salud, vivienda, alimentación y trabajo, entre otras.
La manifestación de esa creencia del Gobierno se traslada a la intención de reformar la iniciativa de ley 4505, que modifica la Ley Constitutiva del Ejército, pues en la enmienda última que se presenta para reformar el artículo 20 se crean cinco viceministerios: el Viceministerio de la Defensa Nacional, el Viceministerio de Política de Defensa, el Viceministerio de Marina, el Viceministerio de Ingeniería e Infraestructura y el Viceministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Y debo decir que no tengo ningún problema con que el Ejército tenga esos cinco viceministerios, pero sí con que esta disposición sea contraria a la lógica del Estado.
Es contrario a la Constitución crear por ley ordinaria más de un viceministerio. El artículo 200 de esta regula que «en cada ministerio de Estado habrá un viceministro». Ahora bien, si se quieren más viceministerios, se trata de una disposición de creación que atiende a criterios de necesidad, proporcionalidad y excepcionalidad o a situaciones de la misma dinámica administrativa, pero para ello el mismo artículo 200 regula que es el «Consejo de Ministros» el que lo determina mediante acuerdo gubernativo. Al disponerlo en ley ordinaria, lo que se está haciendo es ponerle una camisa de fuerza a las finanzas públicas y asegurar que, mientras eso esté vigente, el Ejecutivo no tenga otra opción que darle presupuesto para ello. Y es dinero que podría ser utilizado en otras carteras más importantes, como las de servicios y atenciones básicas para el desarrollo humano.
Diputadas y diputados, parece que hay necesidad de observar bien la representación que ejercen, pues al aprobar con los ojos cerrados dicha disposición estarían creando una norma con vicio de constitucionalidad y contraria a los intereses y a las necesidades que tienen prioridad para la población.
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