Bienvenidos a esta ciudad donde hay rótulos en casi cada negocio que dicen: “Nos reservamos el derecho de admisión” Ojalá los lean antes de entrar y no se decepcionen pronto. Recuerden que aquí quien advierte no es traidor, o discriminador ni mucho menos racista. Por favor no lo vayan a creer así. Acá somos gente de bien.
Pero puede que acá pasen desapercibidos, después de todo, quizá también ustedes agradecerán que esos rótulos se apliquen a gente indecente y extraña, como ustedes en ...
Bienvenidos a esta ciudad donde hay rótulos en casi cada negocio que dicen: “Nos reservamos el derecho de admisión” Ojalá los lean antes de entrar y no se decepcionen pronto. Recuerden que aquí quien advierte no es traidor, o discriminador ni mucho menos racista. Por favor no lo vayan a creer así. Acá somos gente de bien.
Pero puede que acá pasen desapercibidos, después de todo, quizá también ustedes agradecerán que esos rótulos se apliquen a gente indecente y extraña, como ustedes en San Juan, pues. Esos rótulos son para la gente con el pelo largo y tatuajes, o personas que aún osan entrar con sus trajes típicos, pero que deberían estar haciendo la limpieza y preparando las tortillas. No lo tomen a mal, es que acá todos tenemos nuestros roles y ya están perfectamente distribuidos en consonancia con la naturaleza de cada quien.
Bienvenidos a esta ciudad. Les cuento que acá hay edificios y condominios donde es necesario pasar una “entrevista” ante una junta directiva, que no inquisidora, para poder comprar o alquilar una propiedad. No vaya a ser que se cuele un advenedizo con apellido desconocido pero popular. O alguien que por su apariencia pueda parecer peligroso. Es que acá tenemos súper poderes que nos permiten saber sólo con verlo, si alguien perturbará nuestra paz.
Aunque la situación puede ser simple o compleja, según cada quien, yo no puedo sino darles la más cordial bienvenida a esta ciudad. Independientemente de si piensan que estuvo mal o bien que los expulsaran de su paraíso guatemalteco, estoy seguro que la mayoría de mis conciudadanos compartirán este intento de afectuosa bienvenida.
Ustedes han llegado a la ciudad indicada, acá podrán vivir en paz. Si quieren enterarse por qué, hermanos judíos, les propongo que hagan un ejercicio de asociación. Pídanle a la gente, no importa de qué estrato, que les digan lo primero que se les ocurre al escuchar palabras como: pelo largo, piel morena, chaparro, tatuajes a colores, tatuajes en blanco y negro, hombre joven en moto tipo mensajero, pantalones flojos y debajo de la cintura. También pueden mostrarles determinado modelo de zapatos tenis. O háganlos escuchar una voz “masculina” de una mujer parada en la esquina de alguna calle.
Quizá no queden encantados con las respuestas pero tal vez los haga no querer salir de su su edificio recién alquilado. Algo que yo les recomendaría puntualmente si lo que quieren es sentir que de verdad lograron cambiar de lugar. De todos modos recuerden que en privado podemos ser de la manera que queramos, pero en público por favor, en público por favor no. Quedan en su casa y disfruten de nuestra inmensa hospitalidad.
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