El nombramiento de Francisco Cuevas, como cónsul en Los Ángeles en febrero de 2015, provocó molestia entre organizaciones que apoyan a los migrantes. Criticaban la inexperiencia del exsecretario de Comunicación de la Presidencia en temas consulares. Al cuestionar al Canciller sobre las razones del nombramiento, dijo a Emisoras Unidas que fue una decisión del presidente Otto Pérez Molina, y aseguró: “En este momento, el 75% de embajadores y cónsules son funcionarios de carrera”. Sin embargo, según los criterios establecidos en la Ley de Servicio Diplomático vigente y de acuerdo con la información oficial proporcionada por el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex), solo el 32% de los diplomáticos, son funcionarios de carrera.
La actual ley que rige el servicio diplomático data de 1963, el canciller Morales la califica de “obsoleta e injusta”, por la forma en que define el escalafón y el acceso a la carrera diplomática. Para ser funcionario de carrera según el artículo 20 de esta ley se requiere ingresar por medio de la categoría inicial del escalafón: Tercer Secretario, aunque si el interesado reúne otros méritos, puede ingresar en las categorías de Segundo Secretario a Ministro Consejero.
Al cuestionársele a Morales sobre su afirmación, éste justificó que al hablar de funcionarios de carrera no se refería a lo establecido en la actual legislación, sino a la “gente de la casa”, las personas que llevan más de diez años de prestar servicio en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex).
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Plaza Pública solicitó información al Minex sobre los cargos ejercidos por los actuales funcionarios del cuerpo diplomático: Nueve embajadores de los 40 que ocupan las Embajadas Bilaterales y trece cónsules de los 29 Consulados Generales, ingresaron por las categorías que indica la ley —es decir, tienen una carrera diplomática—, lo cual implica que sólo un 32% de los diplomáticos del país son “de carrera”. Si se verifican los años de servicio, según los parámetros de Carlos Raúl Morales: 23 embajadores y 16 cónsules tienen más de diez años de haber ingresado al Minex, lo cual representa el 56% de todos los funcionarios designados en sedes diplomáticos. En la actualidad, hay empleados que llevan varios años trabajando en Cancillería sin poder ascender, porque el empleo administrativo está separado del escalafón: “Estar en el escalafón no es ser diplomático de carrera; para mí (el diplomático de carrera) es la gente que ha ido ascendiendo, que se ha movido en varias embajadas, gente con experiencia tanto en Cancillería como en el exterior”, aclara Morales.
Roberto Wagner, docente de Relaciones Internacionales en la Universidad Rafael Landívar, opina que la actual ley no se ajusta a la realidad y tiene vacíos: “No hay una estructura clara que indique exactamente en qué puesto está un funcionario, cuánto tiempo puede estar en Guatemala y en el extranjero, ni se respeta la jerarquización del escalafón”. Durante los últimos 20 años se han conocido seis iniciativas que buscan reformar la Ley de Servicio Diplomático. En julio de 2012, el diputado Jorge Adolfo García Silva, del partido Libertad Democrática Renovada (Lider), presentó una iniciativa, que buscaba moderar los nombramientos por orden del Ejecutivo, dándole al Presidente: “un porcentaje de excepción del 20 % de los cargos en el exterior”.
En mayo pasado, Cancillería entregó a la Comisión Legislativa de Relaciones Exteriores, una propuesta de ley que busca la creación de la Academia Diplomática para que se encargue de la formación inicial y continua de los funcionarios y sea la única forma de ingreso a la carrera diplomática; establecer que el inicio de la carrera debe ser en Guatemala, como personal de planta en la Cancillería y en la categoría de Tercer Secretario (se vincularía el empleo administrativo al escalafón); la ley promueve normar los ascensos, rotación, y la profesionalización universitaria. Sin embargo, esta propuesta no coloca límites a los nombramientos por orden del Ejecutivo, al igual que la actual ley, deja abierta la opción para que Presidente designe “cuando juzgue conveniente” a personas que no pertenezcan al escalafón, sin establecer una cuota de qué porcentaje podrá ser nombrado en esta modalidad.
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