Por ahora, Guatemala atraviesa un túnel de incertidumbre y sin luz al final que apunte hacia una ruta que aclare cómo resolver el caos generado después de que se conocieron los resultados de la elección presidencial. Lo único certero es el clima enrarecido por la tergiversación y la desinformación que, principalmente, pululan por el canal idóneo para la maniobra: redes sociales.
Debe mencionarse que el día de los comicios, el 60.52 % de empadronados emitió sufragio: 5.557,273 y, en primer lugar, optó por anularlo: 966,389 equivalentes al 17.38 %. La segunda plaza fue para Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE): 881,592, igual a 15.86 %, y la tercera para Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla: 654,524, el 11.77 %. También hubo papeletas dejadas en blanco: 388,442 que implican el 6.98 %.
Votar nulo es una manifestación catártica y hasta improductiva, pues de acuerdo con la Ley Electoral y de Partidos Políticos, de llegar al 50 %, lo más que se lograría es repetir el proceso… pero con las mismas candidaturas. Por ello, si hubiera un podio, la medalla de oro quedaría vacante y la premiación iría con los peldaños siguientes. Así que, para cuestiones electorales, Torres y Arévalo son primera y segundo, respectivamente, y estarán en el balotaje programado para el 20 de agosto.
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Al respecto, es importante resaltar que, “el 14 a las 14:00”, la principal fuerza en el Congreso de la República sería VAMOS, con una cuarta parte de las curules. La UNE estaría un poco detrás, luego Semilla, que asumiría una sexta porción. Tal reparto significa que estos tres partidos se acercarían a los 100 escaños, por lo que el resto, 60, se fragmentaría entre bancadas pequeñas como CABAL, VIVA y UNIONISTA-VALOR, las chiquitas y las diminutas.
Lo registrado hasta el momento permite sacar a colación la frase acuñada por el político e historiador inglés, Lord Acton, en relación con que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. De igual manera, propiciaría un ejercicio de pesos y contrapesos en los que se desarrollaría la negociación bien entendida en el marco de una democracia. Y en ese contexto, no puede ignorarse que la foto del 25 de junio mostró débiles 15.86 % y 11.77 % en los que van a segunda vuelta, y que al nulo más blanco, que suman el 24 %, tendría que asociarse el 39.48 % de abstención.
Con base en lo descrito puede anticiparse que, si Torres ratifica en el balotaje su triunfo de primera vuelta, o bien, Arévalo se lleva la segunda viniendo desde atrás, una u otro enfrentarían la oposición de VAMOS, y habrá que ver el comportamiento de las expresiones pequeñas, chiquitas y diminutas, en las que puede esperarse que saldrán algunos/as diputados para alimentar a las mayores.
Expuesto lo anterior y sin entrar en el laberinto de la judicialización del proceso electoral, lo más viable es motivar que las elecciones, de verdad sean alegres, que se estimule el acto cívico y que los partidos designen a fiscales hábiles, no de adorno, para que en las mesas de votación actúen oportuna y prontamente. Ah, y mejor si no se publican las encuestas, sean bien o mal hechas, pues confunden.
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