“Otra de mis promesas hace un año fue una Guatemala segura y en paz que promueva el bienestar y la competitividad económica. La seguridad este año reportó una disminución en varios indicadores, resaltando en primer lugar el índice de homicidios por cada 100 mil habitantes, que se situó en 15.4 homicidios por cada 100 mil habitantes. Esta es la cifra más baja en la historia democrática escrita a partir de 1986 en Guatemala. Esto también se suma a una baja del 35 por ciento menos en los homicidios de mujeres, que de 553 víctimas en el 2019 descendieron a 361 en el 2020. Los homicidios de hombres descendieron un 27 por ciento, ya que de 3 mil 26 en el diecinueve bajaron a 2 mil 203 en el veinte. Lo mismo sucedió con los heridos, como consecuencia de los sucesos delictivos, tuvimos menos. Al igual que los robos de vehículos automotores, motocicletas y otros indicadores.”
Esta afirmación es verdadera.
Según registros de homicidios de la Policía Nacional Civil (PNC), en el 2020 hubo un total de 2,572 víctimas. De acuerdo con las nuevas estimaciones y proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) la población a mitad del año era de 16,858,333. Por lo tanto, la tasa sería de 15.3 homicidios por cada cien mil habitantes.
Si utilizamos los datos del Instituto Nacional de Ciencia Forenses (INACIF), que no distinguen entre homicidios, suicidios y accidentes que parecen vinculados con hechos criminales, la cantidad de víctimas sube a 3,478 y, por lo tanto, la tasa sería de 20.6 necropsias por cien mil. La tasa de INACIF también difiere con PNC porque la Policía no siempre actualiza sus datos de heridos en la escena del crimen que luego fallecen en los hospitales. En todo caso, ambas fuentes muestran la misma tendencia a la baja y el 2020 resulta ser el año con la tasa más baja de todos los disponibles en sus respectivos registros.
Una tercera fuente de datos sobre la violencia homicida son las estadísticas vitales del INE en que se reportan las defunciones por agresión, cuya serie de tiempo arranca en 1986, es decir, el primer año de la era democrática. A pesar de que estos registros siempre muestran cifras inferiores a las de la Policía, no se encuentra ningún año en el que la tasa ya ajustada por las nuevas estimaciones poblacionales sea menor a 15.3 (de hecho, si usamos la población al 31 de diciembre la tasa baja a 15.1 por cien mil).
Gráfico 1. Guatemala: tasa anual de homicidios (PNC, 1995-2020), necropsias de muertes con causas asociadas a hechos criminales -en investigación- (INACIF, 2009-2020) y defunciones por agresión (INE, 1986-2019).
Fuente: Carlos Mendoza (2020), Guatemala: 2020, el menos violento de los últimos 35 años. Disponible en Internet: https://www.dialogos.org.gt/blog/guatemala-2020-el-menos-violento-de-los-ultimos-35-anos
También es cierto que la violencia homicida contra mujeres disminuyó en 35 por ciento, mientras que la de hombres bajó un 27 por ciento, según registros de la PNC. Si se ven los datos del INACIF, con las diferencias ya explicadas, la violencia contra mujeres cayó un 27 por ciento (de 692 a 504 necropsias) y la de hombres un 24 por ciento (de 3,953 a 2,995 necropsias). Por lo tanto, se confirma, la tendencia de descenso y su magnitud. La tasa de heridos también disminuyó, de 20.2 a 15.4 por cada cien mil habitantes. En términos absolutos, los heridos o lesionados por violencia disminuyeron un 23 por ciento, un poco menos que la disminución de homicidios, que fue del 28 por ciento.
No obstante, esa mejoría en los indicadores de violencia homicida debido, en gran parte, a las restricciones de movilidad por la pandemia; otros delitos en el ámbito privado se incrementaron durante los encierros. Ese fue el caso de las denuncias por violencia intrafamiliar. La recibidas por la PNC aumentaron un 23 por ciento durante el año. Incremento fue más notorio en los principales meses del aislamiento (abril-julio), aunque en 11 de los 12 meses el 2020 fue peor que en 2019.
Fuente: elaborado por Daniel Núñez (Diálogos) a partir de datos de PNC.
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