Los datos lo dicen: las restricciones a la movilidad protegen al sistema de salud
Los datos lo dicen: las restricciones a la movilidad protegen al sistema de salud
Según datos de la PNC, gracias a las restricciones a la movilidad durante 2020 disminuyeron los casos de violencia y de accidentes de tránsito. Esto tuvo un impacto positivo en el sistema de salud. Con menos víctimas para atender por estos hechos, quedó más espacio para pacientes de COVID19. Son medidas necesarias para atender la emergencia sanitaria, pero no como estrategia de seguridad ciudadana.
El 3 de septiembre se publicó en el Diario de Centro América el Decreto Gubernativo No. 8-2021 del nuevo estado de Calamidad propuesto por el Gobierno. «Se limita por razones de salud pública la libertad de locomoción entre las 20:00 horas del día a las 4:00 horas del día siguiente, permaneciendo los habitantes en ese horario en el lugar de residencia», dice el documento. Agrega que esa disposición de ocho horas de encierro estará vigente del sábado 4 de septiembre al viernes 1 de octubre en todo el país. Son 28 días.
Cuando anunció el estado de Calamidad, el presidente Alejandro Giammattei dijo que «las restricciones de movilidad nos permiten dar un respiro al sistema hospitalario que, estando ya colapsado, se ve presionado por los ingresos de personas que han sufrido accidentes de tránsito o son víctimas de heridas por distintos tipos de armas, entre otras causas que aumentan su incidencia en horario nocturno».
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¿Qué nos dicen los datos de la Policía Nacional Civil (PNC) al respecto? ¿Hay evidencia que respalde esa afirmación? ¿Qué efecto podemos esperar de las restricciones de la movilidad en el horario establecido?
Tomando como referencia las estadísticas de la PNC sobre víctimas por violencia en los años prepandemia, de 2016 a 2019, sabemos que entre las 8 de la noche y las 4 de la madrugada ocurre el 41 % de los hechos violentos. Incluye homicidios y heridas que luego pueden ser muertes en los hospitales. El pico de víctimas hombres se da justo a las 8 de la noche, aunque en realidad la violencia aumenta a partir de las cinco 5 de la tarde y cae después de la media noche.
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De hecho, según la tendencia que muestran los datos al sumarse la cantidad de víctimas que se registran cada tres horas, el horario más adecuado para imponer restricciones a la movilidad es de 5 de la tarde a una de la madrugada, pues así se cubre el 52 % de los hechos violentos de acuerdo con el comportamiento prepandemia.
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El pico de los accidentes de tránsito también es a las 8 de la noche. En el período contemplado por el decreto gubernativo ocurre el 32 % de los casos donde hay algún fallecido o herido. No obstante, si el horario de restricciones es de 4 de la tarde hasta la media noche se puede evitar hasta el 45 %.
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Los datos sobre lo ocurrido en 2020, dadas las restricciones a la movilidad que estuvieron vigentes, muestran que tienen un efecto importante en la disminución de la violencia y los accidentes de tránsito.
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De 7 de la noche a medianoche fue cuando más se redujo la incidencia de hechos de violencia y accidentes de tránsito. Solo en ese período hubo unas 1,000 víctimas menos por violencia. En total, durante 2020 esto se tradujo en 1 mil 785 víctimas menos, es decir, 26 % de reducción. La violencia solo aumentó entre las 11 de la mañana a una de la tarde, en un 13 %.
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En el caso de los accidentes, en ese mismo horario hubo 878 víctimas menos. Para todo el año, el impacto de las restricciones fue mucho mayor en accidentes que en violencia. En términos absolutos fueron 2,522 víctimas menos, aunque en términos relativos fue una disminución del 24 %, pues en promedio hay unas 10,000 víctimas anuales de accidentes, mientras que las víctimas de violencia son unas 8,800 por año, contando tanto fallecidos como heridos por agresión. Los accidentes solo aumentaron a las 5 de la tarde en un 16 %.
En 2020 las restricciones a la movilidad no se pensaron como una forma para disminuir las víctimas de violencia y de accidentes de tránsito, sino para frenar los contagios. No obstante, hubo ese efecto secundario y eso tuvo un impacto positivo en el sistema de salud, al evitar que esas víctimas potenciales fueran a hospitales para su atención.
Así que la lógica gubernamental hecha explícita en esta oportunidad sí tiene fundamento empírico. Lo que hace falta es ajustar los horarios para maximizar su impacto positivo. Aunque los datos históricos indican que el toque de queda podría ser de 5 de la tarde a una de la madrugada para maximizar el efecto en la violencia, debemos recordar que el comportamiento en general, y el criminal en particular, se adaptan a las restricciones.
Siempre hay espacio para la experimentación por ensayo y error, algo que también está contemplado tímidamente en el actual decreto gubernativo cuando se afirma que puede haber necesidad de modificar los horarios de restricción a la movilidad.
Lo que hizo falta fue establecer una comisión de seguimiento y evaluación de las medidas que permita ajustarlas para maximizar su impacto positivo, dado que sabemos lo negativo que tienen en la economía, aunque esto no se ha medido bien.
Por otro lado, es pertinente aclarar que los toques de queda tengan un doble efecto positivo en el contexto de la pandemia no los hace viables para implementarlos a largo plazo, sobre todo como medida recurrente de seguridad ciudadana. Solo deben usarse cuando la gravedad de la situación por la pandemia lo amerite.
Es importante que se retome la discusión sobre la nueva Ley de Orden Público que está en tercera lectura en el Congreso de la República y que cuenta con el visto bueno de la Corte de Constitucionalidad. Es el momento de actualizar una herramienta legal importante para la gobernabilidad democrática y respetuosa de los derechos humanos en tiempos de emergencias sanitarias, naturales, sociopolíticas o económicas.
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