En el Vaticano, sin embargo, no comparten esa visión que tienen muchos funcionarios, muchos empresarios y no pocos católicos. Tanto así que ante la renuncia presentada por monseñor Rodolfo Bobadilla Mata como administrador apostólico de la diócesis de Huehuetenango, el Santo Padre decidió aceptarla y nombrar en su lugar al obispo Álvaro Ramazzini, quien pasará de la diócesis de San Marcos a la de Huehuetenango que le duplica en población. Si la cantidad de habitantes y, por lo tanto, de miemb...
En el Vaticano, sin embargo, no comparten esa visión que tienen muchos funcionarios, muchos empresarios y no pocos católicos. Tanto así que ante la renuncia presentada por monseñor Rodolfo Bobadilla Mata como administrador apostólico de la diócesis de Huehuetenango, el Santo Padre decidió aceptarla y nombrar en su lugar al obispo Álvaro Ramazzini, quien pasará de la diócesis de San Marcos a la de Huehuetenango que le duplica en población. Si la cantidad de habitantes y, por lo tanto, de miembros de una diócesis, es importante, hay que tomar la designación de Ramazzini como un ascenso que se produce no obstante las objeciones que en su contra esgrimen poderosos sectores de la sociedad y buena parte de la prensa más conservadora del país que, repito, lo sataniza constantemente.
Precisamente ahora que un proyecto hidroeléctrico ha sido causa de confrontaciones que llevaron al gobierno de Pérez Molina a decretar el estado de Sitio en el Municipio de Santa Cruz Barillas en Huehuetenango, resulta que el Santo Padre Benedicto XVI nombra a monseñor Ramazzini como Obispo de esa diócesis, hecho que no tiene absolutamente nada de casual porque la decisión del Pontífice se publica precisamente el día de hoy mediante un comunicado de la Nunciatura Apostólica. Por supuesto que el Vaticano estaba al tanto de los problemas de Huehuetenango y que también tienen pleno conocimiento del currículum de monseñor Ramazzini; nada de eso es, entonces, una casualidad sino que una decisión bien meditada.
En otras palabras, contra lo que piensan muchos de los católicos guatemaltecos que se ofenden porque el Obispo tenga una actitud tan relevante en temas como el de la tierra, la minería y la protección del ambiente, resulta que en opinión de la Congregación para los Obispos del Vaticano se estima que es un prelado que ha cumplido satisfactoriamente con su obligación, con sus deberes como pastor y su obligación como cristiano. Algo nos está diciendo la Iglesia con una decisión de esta naturaleza, puesto que estoy absolutamente seguro que muchos fieles, no digamos los que adoran al becerro de oro, hubieran querido que Ramazzini fuera degradado, expulsado de la jerarquía eclesiástica y jamás objeto de una nueva y más importante tarea en un lugar que es mucho más extenso y poblado.
Tendrá ahora que trabajar mucho monseñor con familias de migrantes, porque seguramente que Huehuetenango es el departamento del país que más pobladores tiene viviendo en Estados Unidos. Y parte importante de su misión pastoral será el de ayudar a que las familias que reciben las remesas las sepan utilizar para asegurar su futuro sin dilapidar el dinero en consumos superfluos. Por supuesto que los grandes comerciantes pegarían el grito en el cielo, porque no es secreto que el mercado nacional subsiste, en gran medida, por el aporte de los que trabajando en Estados Unidos envían remesas a sus parientes aquí. Proteger a esas familias de las estafas o de promociones falsas es una de las funciones que un buen pastor tiene que realizar en beneficio de su grey.
A Ramazzini y a la Iglesia se le abren nuevos y más interesantes retos.
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