En la actual coyuntura, quienes se han infiltrado a través de cargos públicos y se han beneficiado por medio de acuerdos y negociaciones a través de contratos con los distintos gobiernos de turno tienen miedo. El ver tan cerca la amenaza de perder la mina de riqueza que perpetúa las condiciones de desigualdad en un Estado aun con rasgos semifeudales y neocolonialistas es preocupante para ellos, no cabe duda que, estos actores se arriesgan a no perder lo que los mantiene activos, el objetivo de todo intento de transgredir la democracia es no ceder el mando a quienes no sean parte del grupo de poder que saquea al Estado.
La ciudadanía se construye a través de las personas y el reconocimiento de sus derechos, muchas luchas se han librado para llegar a ser reconocidos como sujetos de derechos, esa doble lucha la realizaron también nuestras antecesoras, gracias a esas movilizaciones, manifestaciones, exigencias y organización tenemos el Código de trabajo, IGSS, educación pública, derecho a la salud, a elegir y ser electas.
A pesar de que muchos de los derechos sociales hoy son reconocidos, tenemos que ser conscientes de que estos no bastan y que no todos son realmente incluyentes. Es por ello que expongo la siguiente interrogante: ¿cuál es nuestro papel ante la crisis actual?
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Nuestro papel es hacer valer los logros plasmados a través de la Constitución Política de la República de Guatemala, exigir que se cumplan los convenios y Acuerdos internacionales suscritos por nuestro país para el resguardo, desarrollo y respeto de los derechos civiles y humanos, principalmente; es ir perfeccionando esta joven «democracia», la cual a través de estos puntos de inflexión nos muestra cuán vulnerable se es ante los abusos.
Nuestro momentum como ciudadanas y ciudadanos es ahora y en las calles. Necesitamos alzar la voz de manera pacífica y haciendo eco de la no violencia. Necesitamos manifestar sin alterar los ánimos de manera innecesaria y no dar pie para que los que detentan el poder se agarren de actos violentos para desacreditar las demandas y anhelos de todo un pueblo que clama por sus libertades, derechos y conquistas.
Los 48 cantones nos han dado un ejemplo de ciudadanía, un ejemplo de conciencia social, de búsqueda del bien común. Se han sumado otros sectores rurales y urbanos que ven en la coyuntura lo mismo que se trata de plasmar a través de esta columna de opinión.
No olvidemos que somos pueblo, y como pueblo debemos ser conscientes de que la coyuntura actual nos lleva a la necesidad de ser críticos y exigir una élite política proba y una mejor gestión pública. El Estado es de y para todas y todos, y el Gobierno debería ser el representante del pueblo.
Cierro con esta pregunta: ¿se siente representado por la gestión actual?
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