La tendencia actual es hacia un mundo multipolar enmarcado por la más prolongada recesión global de los últimos años y el agravado clima de tensión y guerra, carrera armamentista, vigilancia policial y civil.
La gravedad y profundidad de la crisis económica, financiera y bancaria orilla al imperio y sus aliados de occidente, a tratar de paliarla mediante el uso de la fuerza. El mapa bélico imperialista de agresión, ocupación y rapiña en el Medio Oriente, está configurado por conflictos y guerras aparentemente locales que, en un momento dado, podrían desembocar en una conflagración mundial.
En lo económico, financiero y bancario, los planes de choque a que se acude a “sugerencia” de Alemania, agravan aún más la ya profunda, generalizada y prolongada crisis global.
Entre tanto, en la metrópoli del imperialismo más poderoso de la historia, se definen, trazan e implementan políticas encaminadas a institucionalizar un Estado policial en que la vigilancia y control de la población y las ciudades vulnera la privacidad de las personas, los hogares y las familias. Ya no queda espacio -público o privado-fuera del control y vigilancia policial.
Se trata de un proceso de transformación de Estados Unidos en un Estado policial y que, según el periodista y escritor chileno, Ernesto Carmona, somete a los ciudadanos estadounidenses “a una cada vez más vigilancia política interna, mientras la sociedad se militariza, en detrimento de las libertades civiles”.
Esta tendencia hacia un Estado autoritario, arranca con la emisión de la Ley Patriot Act 2001, y se reafirma con la Ley Autorización de Defensa Nacional (National Defense Authorization Act, NDAA) mediante la que se “permite a los militares encarcelar indefinidamente y sin juicio a cualquier ciudadano de Estados Unidos que el gobierno etiquete como ‘terrorista’ o ‘afín’ al terrorismo”.
Además, han sido emitidas disposiciones como el decreto Orden Ejecutiva Preparatoria de Recursos de Defensa Nacional (National Defense Resources Preparedness Executive Order) mediante el que se “autoriza el más amplio control federal y militar de la economía nacional y sus recursos bajo condiciones de emergencia y de no-emergencia” y, “desde 2010, el Ministerio de Seguridad Patria… lleva adelante el programa “Si usted ve algo, diga algo (If You See Something, Say Something)”, mediante el que se “exhorta al público a informar a las autoridades locales de cualquier actividad sospechosa”.
Por aparte, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) está construyendo “al pié de las montañas de Bluffdale (en el estado de Utha), el mayor centro de espionaje electrónico del mundo para vigilar a los ciudadanos de EE. UU.”. Según un reportaje de James Bamford, “la NSA ha terminado por convertirse en la más grande entre la veintena de agencias de inteligencia de EE. UU., también la más secreta y potencialmente, la más intrusa que existió nunca”. (Ernesto Carmona: Estados Unidos se transforma en un Estado policial, en Rebelión, 18 de octubre de 2012).
Otro tanto está operativizándose en la Unión Europea.
Durante la reciente Eurocopa de futbol celebrada en Polonia y Ucrania, con base en el “Sistema inteligente de información que apoya la observación, búsqueda y descubrimiento para la seguridad de los ciudadanos en el entorno urbano (INDECT, en inglés)”, se pudo verificar y establecer a quién o a quiénes se pueden considerar como peligrosos de acuerdo a su comportamiento en la calle, en el transporte público, en los estadios y en los aeropuertos.
INDECT es un proyecto que se inició en 2009 y se tiene proyectado tenerlo terminado en 2013.
Es “el proyecto de vigilancia más extenso que se haya establecido” y “un instrumento de control e intimidación… que excede a cualquier otra medida de seguridad tomada hasta ahora”, permite verificar y establecer en “dónde estamos, qué hacemos, por qué lo hacemos y cuáles serán nuestros siguientes pasos, quiénes son nuestros amigos y dónde trabajamos, y si nos comportamos en forma normal o irregular. (INDECT, la e-Gestapo de la Unión Europea, pronto en acción. En Contrainjerencia, 23 de octubre de 2012).
* Publicado en La Hora, 31 de octubre
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