Y sí, vergonzosa, porque además de las terribles noticias que a cada momento inundan Guatemala de llanto, me encuentro con mensajes aberrantes en donde se clama justicia llamando a la violencia, congratulándose por la muerte de un joven que ha delinquido, pidiendo a GRITOS, que no se dejen, que peguen, que persigan y que recuerden que ojo por ojo es la consigna.
Había decidido obviar los noticieros de radio y televisión y dejar los periódicos para la tarde, quería em...
Y sí, vergonzosa, porque además de las terribles noticias que a cada momento inundan Guatemala de llanto, me encuentro con mensajes aberrantes en donde se clama justicia llamando a la violencia, congratulándose por la muerte de un joven que ha delinquido, pidiendo a GRITOS, que no se dejen, que peguen, que persigan y que recuerden que ojo por ojo es la consigna.
Había decidido obviar los noticieros de radio y televisión y dejar los periódicos para la tarde, quería empezar el día sonriendo. Decidí tomarme mi café mañanero leyendo en qué andan mis amigos y conocidos y felicitarlos por su cumpleaños, pero esta red social también me pasmó. Y no es que quiera vivir en un mundo de fantasía, ignorar lo que ocurre a mi alrededor y distraerme para no enfrentar la realidad, o quizá sí.
Me chocó leer tantas palabras vestidas de violencia, de odio, de desesperación y aunque lo entiendo, o eso intento, no lo comparto. No me alegra que se muera quien dispara. No sé qué lo llevó a tomar una pistola en lugar de un pincel o de un libro, pero seguramente no fue el gusto y la satisfacción que esto puede brindar. Él al igual que quienes agredió en su vida, también tienen una madre que hoy llora y que no imagino qué siente cuando escucha -porque este llamado de venganza va más allá de mensajes en Internet-, la alegría que provoca a muchos la muerte de su hijo.
Estamos hartos y es comprensible, pero ¿Es acaso la justicia en propia mano como vamos a recuperar la paz?, la verdad no lo creo. Lo que sé con certeza es que mientras tengamos gobernantes corruptos que se roban el dinero de nuestros impuestos. Impuestos que pagamos sin ser los que más tenemos, porque los grandes empresarios no lo hacen, al evadir esta obligación disfrazados de apoyo a causas sociales que no llegan ni a limosna. Mientras estos sigan siendo acuchuchados por los politiqueros y por lo tanto también se roben dinero, capital de que debe destinarse a educación, salud y mejorar las condiciones de vida de las personas, que menos tienen, esto no va a cambiar. La pobreza, la miseria, el abandono y las desigualdades son las que nos hacen festejar la muerte de algunos, tener miedo, deprimirnos y en algunas circunstancias como yo, tratar de evitar saber.
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