Partamos de lo más básico: la localización inteligente (location intelligence en inglés) es el proceso de obtención de información espacial que se utiliza para mejorar la toma de decisiones, nuestra comprensión y visión de los elementos geográficos y las predicciones que podamos hacer, ya que nos permite identificar patrones y establecer relaciones entre diversos elementos.
Se construye sobre un sistema de información geográfica (SIG). Las aplicaciones de un SIG pueden ser diversas: ordenamiento territorial, manejo de recursos naturales, inundaciones urbanas, geopolítica, Gobiernos locales, movilidad urbana y epidemiología, entre otras.
Y para entender cómo podría servir ahora, regreso a la historia. La primera experiencia documentada en la que se utilizó el concepto de location intelligence fue en Londres, en 1854, cuando John Snow manejó con éxito el brote de cólera rastreando los casos en las áreas afectadas y superponiendo estas en un mapa sobre bombas de agua específicas.
Durante mi experiencia haciendo mapas, de más de 10 años, me he dado cuenta de cómo estos cuentan historias y nos permiten ver lo que no podríamos ver de otra forma. Así, decidí hacer estos mapas para entender el comportamiento geográfico del covid-19.
Sus fines son descriptivos. Muestran únicamente los casos confirmados de las empresas e instituciones que han socializado su información en medios oficiales. Por ende, no muestran cadenas de transmisión ni lugares de residencia de los casos. Tampoco incluyen casos confirmados de lugares que no emiten comunicados (e.g., mercados y personas individuales). No se trata de no visitar estos sitios. Se trata de mejorar la forma en que se maneja la movilidad urbana en esas áreas. Todas las empresas e instituciones que aparecen acá ya cumplieron con las medidas para desinfectar sus locales y oficinas y volver a abrir. No hay que leer estos mapas como una fuente de pánico, sino como una posibilidad para mejorar las decisiones públicas.
En la figura 1, con los escasos datos publicados se observa un corredor central que viene de la zona 1 y pasa por las zonas 4, 9 y 10. De igual forma, se ven algunos casos dispersos sobre la calzada Roosevelt, otros que van hacia Villa Nueva y algunos en dirección a la zona 18. Esto coincide con áreas donde hay mayor concentración de fuentes de trabajo de los sectores público y privado, así como con las principales vías de acceso de salida y entrada del municipio de Guatemala.
El siguiente mapa de calor evidencia el corredor central que ya he mencionado. El azul se refiere a una mayor concentración de casos, es decir, que están más cerca uno del otro. El naranja-amarillo muestra menor concentración de casos, es decir, que están más lejos uno del otro.
Este corredor central, así como las entradas y salidas del municipio de Guatemala, concentran gran cantidad de estaciones y rutas del sistema de transporte público, como Transmetro, Transurbano y rutas urbanas y extraurbanas.
Poder contar con este tipo de visualizaciones que combinan información pública y disponible sugiere que en este momento en particular sería una pésima decisión reabrir las líneas de Transmetro y otros medios de transporte colectivo. Es el equivalente a hacernos un harakiri, a cometer un suicidio. Quienes tengan la fortuna de poder teletrabajar, que lo hagan: quédense en casa. Su vida y la de los demás pueden depender de ello. Y si salen y regresan a casa, tomen todas las precauciones.
Habiendo dicho esto, imaginen lo que lograríamos si tuviéramos más información y existiera colaboración entre tanta gente que tiene muchas ganas de compartir lo que puede y sabe hacer.
Adicional a los mapas, trabajé en una pequeña aplicación, que puede mejorar. Pueden verla en este enlace y a continuación:
Y si alguien quiere colaborar incrementando la información, que no dude en contactarme. Puede hacerlo a través de Plaza Pública.
Nota: agradezco a los patrocinadores del software que utilicé para elaborar los mapas y la aplicación que les compartí. Esto no habría sido posible sin su valiosa contribución. Gracias, ESRI.
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