Yo, por ejemplo, deseo pasar por este mundo siendo tan solo una ser humana decente, que lucha por ser coherente con sus valores, su ética y sus principios, que trata de rodearse de personas que también decidieron voluntariamente ser dignas y responsables. Está de más decir que nuestra propia humanidad nos lleva a cometer errores, pero que con humildad, ternura y deseos de aprender no serán más que espacios para reflexión, posicionamiento y/o mejora. No quiero que eso se confunda, bajo ninguna...
Yo, por ejemplo, deseo pasar por este mundo siendo tan solo una ser humana decente, que lucha por ser coherente con sus valores, su ética y sus principios, que trata de rodearse de personas que también decidieron voluntariamente ser dignas y responsables. Está de más decir que nuestra propia humanidad nos lleva a cometer errores, pero que con humildad, ternura y deseos de aprender no serán más que espacios para reflexión, posicionamiento y/o mejora. No quiero que eso se confunda, bajo ninguna circunstancia, con esa arrogante superioridad moral de quienes piensan que la razón y la verdad ocupan sus letras, sus bocas y sus acciones.
Parto de esto para señalar a Marco Vinicio Mejía, una de esas personas que no dejan de sorprender, en el peor de los sentidos, porque a pesar de que nació en Guatemala, pudo obtener las herramientas y capacidades para ser cualquier cosa y decidió con firmeza ser parte de la escoria. Se unió a Walter Mazariegos y presentó ante el Ministerio Público un amparo para desalojar a la digna resistencia estudiantil. Determinó que sus razones, convenientes a sus necesidades, eran mucho más valiosas que las de miles de estudiantes, servidores públicos, profesores y egresados que luchan por conservar la autonomía de la única universidad pública del país. Y así, oportunamente buscó favorecerse de un juez que fue sancionado en Estados Unidos por socavar la democracia y la lucha anticorrupción en Guatemala. Un tal Geisler Smaille Pérez Dominguez que, desde el juzgado tercero de instancia penal y dando la espalda al pueblo de Guatemala, resolvió el desalojo de la Usac. Parece que, entre los de su tipo, se buscan y encuentran únicamente para su mezquino provecho.
Este peón y abogado de nombre Marco Vinicio, le sirvió a su patrón y usurpador de la Rectoría. Él seguramente será premiado y gozará, bajo la desgracia del pueblo, de los beneficios que la domesticación y el servilismo le traerán. Esta Guate-Mala nunca ha sido país para todas las personas, pero cada vez está siendo más difícil vivir (sobrevivir) en este pedazo de tierra, convulso ante una banda criminal (de herencia colonial) que, además de hartarse de los recursos monetarios, los bienes naturales comunes y los sueños, se diseñan una vida de lujos y placeres, mientras consciente, voluntaria y estratégicamente deciden destrozarnos el futuro.
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