Solo seis mujeres ocupan cargos directivos en las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Guatemala
Solo seis mujeres ocupan cargos directivos en las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Guatemala
La presencia de mujeres en las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Guatemala es apenas de un 13 %. La cifra es fiel reflejo de la participación de las mujeres en otros nichos de poder, público y privado, y los espacios de toma de decisión.
El incipiente mercado bursátil de Guatemala está dominado por los hombres. La presencia de mujeres en las juntas directivas o consejos de dirección de las compañías que cotizan en la Bolsa de Valores Nacional apenas es del 13,04 %.
Hasta febrero de 2018, en la Bolsa de Valores Nacional de Guatemala cotizaban 17 empresas. En ocho de estas, siete mujeres ocupan cargos directivos: dos aparecen en dos diferentes empresas, dos más en una sola, y otras tres en igual número de compañías. Una de ellas falleció en 2017, pero su nombre aún aparece en los registros. De las siete dos son extranjeras.
Para efecto del análisis se toman en cuenta las posiciones en las empresas (aunque se trata de la misma persona en dos compañías diferentes), por lo que el cálculo se hace sobre nueve mujeres. Es decir, nueve frente a 60 hombres, según los registros oficiales, que ocupan puestos directivos.
En promedio, por cada mujer que ocupa una posición de poder, hay seis hombres en la misma situación.
Plaza Pública participó en el proyecto de investigación Mujeres en la Bolsa de Valores, que busca visibilizar la presencia de las mujeres en los espacios directivos de la iniciativa privada, el cual se realizó en alianza con 14 medios de América Latina y España que conforman la red internacional creada por PODER de México.
PODER utilizó los datos que publican las empresas que cotizan en las bolsas de valores de América Latina y España sobre sus consejos de administración.
La información disponible muestra que Guatemala ocupa el octavo puesto, en términos de porcentaje, respecto a la presencia de mujeres en empresas cotizantes. El primer puesto lo tiene Costa Rica, con 22.43 %. La posición más baja de participación la tiene México con 7.18%; seguido de Perú con 8.70 %; y Paraguay con 9.46 %.
Ana Cevallos, encargada del área de política fiscal inclusiva y sensible al género, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, señala que «a mayor brecha de participación en puestos laborales, mayor será la brecha en los nichos de poder”. De ahí que en Guatemala sea escasa la presencia de mujeres en posiciones de poder a nivel estatal y en la iniciativa privada.
Pocas presidentas y directoras
La Bolsa de Valores Nacional dirige el mercado bursátil de Guatemala como el de cualquier país del mundo, aunque en pequeñas escalas debido a la falta de una infraestructura legal que permita su desarrollo, explica Juan Pensamiento Velasco, director de asuntos legales de la bolsa. «Hay mercados más desarrollados, como el de Nueva York, pero tienen 300 años. La Bolsa de Guatemala tiene 30 años», agrega.
Rolando San Román, gerente de la Bolsa de Valores Nacional, explica que el desarrollo de esta ha sido «un proceso evolutivo», debido a que las empresas privadas guatemaltecas no buscan financiarse a través de la venta de acciones. «Es lento, complejo, difícil», porque cuando una empresa saca a la venta un paquete de acciones, la Bolsa de Valores Nacional debe garantizarle que puede colocarlas en un período limitado de tiempo. Además, debido a la fluctuación de los precios del mercado, la inversión en acciones del sector privado es de mayor riesgo.
De ahí que la mayoría de los negocios de la Bolsa de Valores se centren en la venta de deuda del Estado, como bonos y certificados del Tesoro, que implica menos riesgo porque no están sujetas a fluctuaciones bruscas, y por lo tanto se consideran estables.
De las siete mujeres que forman parte de las empresas emisoras que cotizan en la Bolsa de Valones Nacional, solo dos tienen o han tenido un puesto de dirección o presidencia: Marianela Ortuño Pinto y Milagros Catala Asquerino de Bruña.
Ortuño Pinto, costarricense, es la presidenta de las empresas Fondo de Inversión Inmobiliario Gibraltar, y Fondo de Inversión Inmobiliario Los Crestones, dos de las 17 compañías registradas como emisoras en la bolsa guatemalteca. Es la fundadora y presidenta del Grupo Financiero Improsa que funciona en Costa Rica, el cual aglutina al Banco Improsa y cuatro fondos de inversión inmobiliaria. Según su información oficial, son el socio estratégico del Banco Mundial en ese país.
Ortuño Pinto es la nieta de Gaspar Ortuño, fundador del Banco de La Unión, hoy Banco de Costa Rica.
Asquerino de Bruña era la única guatemalteca con cargo de administradora única y representante legal de una empresa emisora de la bolsa, Contécnica, Sociedad Anónima, quien falleció en octubre de 2017. Esta compañía se dedica al ámbito financiero a través del financiamiento a través de tarjetas de crédito, de acuerdo a información mercantil. El 98 % de las acciones de la empresa, según esa misma información, pertenecen al Banco Industrial.
Arrendadora Lafise de Guatemala, S.A. es otra de las empresas emisoras registradas en la Bolsa de Valores Nacional y que tienen a una mujer entre su junta directiva: Marcela Zamora Terán de Eraña. Nicaragüense, secretaria de la junta directiva del Grupo Financiero Lafise. En Nicaragua, Terán de Eraña ocupa la vicepresidencia suplente de Lafise Valores, S.A., según datos de la Superintendencia de Bancos y de otras Instituciones Financieras de ese país.
Otra mujer con cargo de secretaria en empresas registradas en la bolsa es Ana Guisela Alvarado Rodas de Sommer. Su nombre está vinculado a las empresas Inversiones Cuneo, S.A. e Inversiones Hulatex, S.A., Ambas empresas, según los documentos depositados en la Bolsa de Valores Nacional, fueron creadas en 2011 para «la promoción y desarrollo en todas sus formas de inversiones en valores mobiliarios e inmobiliarios, incluyendo facturas cambiarias de Iberoamericana de Látex, S.A.».
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Alvarado Rodas de Sommer fue representante legal de Inversiones Cuneo, según datos de Guatecompras, hasta marzo de 2017. Su nombre también está ligado al Grupo Financiero de Occidente, S.A., donde fungió como directora secretaria de la Junta Directiva de una las sociedades anónimas del grupo, Seguros de Occidente, S.A. hasta 2009.
Silvia Lucrecia Canella Neutze es otra mujer vinculada a una entidad financiera que cotiza en la bolsa. Es la vocal en la junta directiva de G & T Concredit, S.A., parte del Grupo Financiero G & T Continental.
Los últimos dos nombres de mujeres relacionadas a compañías en bolsa son Silvia Melania Rosales Flores y Vilma Michelle Hernández López, ambas dentro de la empresa Servicios Agropecuarios San Diego, S.A., con cargo de tesorera y secretaria, respectivamente.
De acuerdo a información contenida en su prospecto de venta de acciones, la empresa fue creada en 2014, y establece como su actividad principal la adquisición «de fincas destinadas al cultivo de caña de azúcar en la Costa Sur de Guatemala para luego ser arrendadas a ingenios azucareros». Para ese año su arrendatario era el Ingenio San Diego, cuya razón social es San Diego, S.A.
Un reporte de financistas del Tribunal Supremo Electoral de 2007, señala que entre los principales aportantes del partido GANA estuvo San Diego, S.A. y Melania Rosales Flores a título personal.
Servicios Agropecuarios San Diego, S.A. es una de las pocas excepciones de empresas que no pertenecen al ámbito financiero, y que ha buscado una capitalización a través de la emisión de acciones por medio de la bolsa de valores local.
Hernández López y Rosales Flores aparecen como directivas de la offshore Santa Luisa International Group Inc., inscrita en Panamá en 2014.
Brechas abismales
Martha Eugenia Coronado es la gerente general de la Central de Valores, S.A., empresa hermana de la Bolsa de Valores Nacional. Mientras la Bolsa se encarga de la operatividad de colocación de acciones y bonos, la Central de Valores es la encargada de pagar y liquidar sus beneficios, y de custodiar valores.
Coronado no cree que el mundo empresarial y de las finanzas estén cerradas hacia las mujeres y hace una enumeración de la cantidad con las que trata a diario por cuestiones de trabajo. En Panamá, dice, «hay un matriarcado», al referirse a la cantidad de mujeres que laboran en la bolsa de ese país, la cual es presidida por una de ellas. En Nicaragua, agrega, también tiene que entenderse con «muchas» mujeres que ocupan puestos directivos.
En Guatemala, acota Rolando San Román, gerente de la Bolsa de Valores Nacional, Coronado «está a cargo de la Central de Valores y es mujer». «No es una cuestión amarrada al sexo, tiene que ver con habilidades», agrega.
Según Coronado, la Central de Valores custodia actualmente más de 42 mil millones de quetzales.
En la Bolsa de Valores Nacional, asegura Coronado, «abundan las mujeres».
Ana Cevallos, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, asegura que uno de los factores que explica esto es que las mujeres son percibidas como «un factor productivo caro» que «no conviene» a la a las empresas debido a los costos que implican las bajas por maternidad y tiempo que debe dedicar al cuidado de sus familias.
Según el Observatorio de Igualdad de Género, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Guatemala tiene un 21.7 % de mujeres dentro del gabinete de gobierno durante el último período presidencial. Cifra igual que la de Honduras, mayor que la de El Salvador (20 %), pero bastante lejos que Nicaragua que tiene un 47.1 % en su gabinete, la representación más alta de Latinoamérica.
De acuerdo con el Observatorio, Guatemala puntea en un nivel intermedio en lo que respecta a horas semanales dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado. Cada semana, en promedio, las guatemaltecas dedican al trabajo no remunerado 32.7 horas, frente a las 15 horas de trabajo remunerado. Lejos de las 53.9 horas que las mujeres mexicanas dedican cada semana al trabajo no remunerado.
En contraste, Guatemala es el país en el que los hombres dedican menos horas al trabajo no remunerado, apenas 4.6 horas a la semana, dentro de una serie de 14 países de Latinoamérica. Una cifra abismalmente inferior a las 21.1 horas semanales que dedican los hombres costarricenses al trabajo no remunerado.
«El hecho que, implícitamente, las mujeres estemos más asociadas con el rol reproductivo y el rol cuidador hace que el imaginario social nos vea menos aptas para el mundo público, que significa el mundo de poder. El mundo de la toma de decisiones sobre la red, sobre las empresas, sobre la política», dice Cevallos.
En octubre de 2017, Plaza Pública publicó un reportaje que ponía de manifiesto el poco acceso de las mujeres a ese mundo «público, empresarial, de toma de decisiones» que grafica Cevallos.
Según el análisis de datos recabados en ese momento, de 890 personas con cargos directivos en las cámaras empresariales, solo 42 eran mujeres. Un 4.7%.
Algunos de esos nombres ya cambiaron, como menciona Cevallos, y ha implicado la inclusión de mujeres en puestos directivos, como directoras en la Cámara de la Industria. O la reciente elección de la primera mujer presidenta de la Asociación de Exportadores de Guatemala, Consuelo Beneitez de Paiz.
¿Cómo puede evidenciarse el poco acceso a los espacios de toma de decisión de parte de las mujeres? En enero de 2018, Plaza Pública publicó otro reportaje que explicaba la inclusión de las cámaras empresariales en entidades del Estado, con derecho a voz y voto. Las cámaras tenían presencia en 58 instancias de gobierno. Según los datos analizados, el referente inmediato, contacto, o persona dialogante con las instituciones del Estado eran, en su mayoría, hombres.
«Se está desaprovechando todo el capital productivo de las mujeres», opina Cevallos con una lógica práctica. Si la mayor cantidad de la población son mujeres, y la principal razón para estar fuera del mercado laboral es «estar a cargo de alguien», el problema es que no existan políticas públicas para aprovechar esa fuerza laboral.
Cevallos lo explica en términos sencillos: no tener a más mujeres involucradas en el mercado laboral implica menor recaudación de impuestos para el Estado. Pagarles menos salarios significa menos recaudación. Menos presupuesto disponible para la operatividad del gobierno.
Mujeres en la Bolsa de Valores es una iniciativa de Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER) en alianza con Datasketch, Cuestión Pública, La Nación, El Faro, Plaza Pública, Ojo Público, Semanario Universidad, Managua Furiosa, Los Tiempos, Metro Libre, La Diaria, El Surtidor, El Desconcierto y El País, que busca visibilizar la presencia del género femenino en los espacios de la iniciativa privada.
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