Un país expulsor de migrantes está muy lejos de ser un tercer país seguro

Como ya lo han venido haciendo, los Estados Unidos realizan diversas acciones con el objetivo de externalizar su frontera sur. Una de ellas es desplazar la gestión migratoria hacia países vecinos, como México y Guatemala, con la finalidad de evitar que sigan llegando más migrantes irregulares. Sin embargo, parece que estas acciones son cada vez más visibles y agresivas. Por ejemplo, hace tan solo unas semanas Trump amenazó al Gobierno mexicano con agregarles un 5 % de impuestos a los productos de México si este país no hacía un esfuerzo mayor por detener a los migrantes. Ante esta situación, México no tuvo más alternativa que ceder y emprendió acciones para frenar el flujo migratorio: enviar más elementos de la Guardia Nacional a la frontera con Guatemala, aumentar retenes y detener y criminalizar a líderes sociales que han apoyado a las caravanas de migrantes.

Por su parte, el Gobierno de Guatemala no ha tardado en ceder a las presiones que llegan desde los Estados Unidos, y en las últimas semanas se han venido desarrollando operativos y detenciones de migrantes como parte de la Operación Gobernanza, a cargo del Ministerio de Gobernación. Estos operativos contravienen los acuerdos regionales e internacionales de los cuales Guatemala es signataria, así como el mismo Código de Migración y el Convenio Centroamericano de Libre Movilidad (CA-4). Sin embargo, veremos si en los próximos días el Gobierno de Guatemala va más allá y se concreta la iniciativa de ser tercer país seguro, lo que significaría una concesión aún mayor en favor de los intereses estadounidenses. Este acuerdo implicaría que los migrantes que busquen llegar a los Estados Unidos y pedir asilo tendrían que hacerlo ahora en Guatemala, pues este sería un país seguro, en el cual podrían acogerse a la protección internacional.

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En Guatemala, las reacciones no han tardado en llegar. Hasta este momento ya se han presentado dos amparos frente a la Corte de Constitucionalidad, el primero de ellos preparado por cinco excancilleres que accionaron en contra del presidente Jimmy Morales y de los ministros Enrique Degenhart y Sandra Jovel; y el segundo, por Manfredo Marroquín en contra del presidente Jimmy Morales. Ambos amparos tienen la finalidad de advertir a los funcionarios que se abstengan de firmar el acuerdo que convertiría a Guatemala en un tercer país seguro, lo cual atenta contra la soberanía y la Constitución Política de la República de Guatemala. Además de estas acciones, la indignación se ha dejado escuchar: los guatemaltecos son conscientes de que un país que expulsa diariamente a su población está muy lejos de ser un país seguro para otros migrantes que van buscando mejores oportunidades de vida. Guatemala se encuentra lejos de ser un país seguro para personas refugiadas, a quienes les sería difícil acceder a servicios básicos y mínimos.

Mientras tanto, en Estados Unidos la indignación también moviliza. La deplorable situación en la que se encuentran las personas migrantes en los centros de detención está provocando que cientos de ciudadanos protesten contra lo que han denominado «campos de concentración» en la frontera sur. El viernes 12 de julio se convocó a expresar dicho repudio a través de la vigilia Lights for Liberty, la cual reunió a ciudadanos en eventos en más de 700 ciudades estadounidenses y del mundo para manifestar contra los abusos que sufren las personas migrantes en un país cuya bandera ha sido siempre la libertad. Sin embargo, el recurso del miedo también empieza a paralizar: Trump ha anunciado para este fin de semana el inicio de redadas masivas con el objetivo de encontrar a personas migrantes irregulares que ya cuentan con una orden de deportación. Habrá que mantenernos alertas a lo que pase en los próximos días. El tema migratorio es noticia.