La semana anterior, me referí a las principales cifras de producción y consumo mundial de drogas consideradas hasta ahora como ilegales, según información publicada por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), en el informe mundial sobre las drogas 2012.
Para empezar, son varios los gobernantes que consideran que la guerra en contra de las drogas y del narcotráfico, está perdida y por lo tanto, hay que modificar la estrategia de combate frontal y violento que se viene utilizando, ya que lo hecho, más bien ha tenido un elevado costo social que se traduce en miles de muertes violentas, sin que los Estados hayan podido controlar o disminuir la producción y el narcotráfico. Además de la colusión de intereses entre algunos funcionarios y las organizaciones criminales.
En tal sentido, se ha reiterado que en vez de seguir la guerra, es más conveniente debatir sobre la regulación de las drogas ilícitas. Vicente Fox, expresidente de México, propuso despenalizar el uso personal de cocaína, heroína y marihuana, sostuvo que la prohibición no funciona y abogó por la legalización de todas las drogas, en todas sus formas y en todos los lugares. En 2009 México despenalizó la posesión personal de cocaína, heroína, LSD y marihuana. El mismo año, la Corte Suprema de Justicia de Argentina, resolvió que era inconstitucional castigar a las personas por usar marihuana. Brasil reguló que la posesión para uso personal no es ilegal. También los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria Trujillo y Ernesto Zedillo, de Brasil, Colombia y México, miembros de la Comisión Latinoamericana sobre las drogas y la democracia, propusieron despenalizar el uso de drogas ilícitas. Este año, los presidentes Laura Chinchilla y Mauricio Funes de Costa Rica y El Salvador, respectivamente, demandaron la necesidad de reformar las leyes y discutir la regulación como alternativa. En junio el presidente del Uruguay, José Mujica, propuso una ley para legalizar la marihuana y explicó: “Estamos haciendo esto por los jóvenes, porque el enfoque tradicional no ha funcionado”. Más temprano, el presidente guatemalteco Pérez Molina, dijo que la guerra contra las drogas ha fracasado y que, “…el consumo y la producción debiera ser legalizado.” En Europa, algunos gobiernos han optado por sus propias reglas para enfrentar el problema: Inglaterra, Holanda, Suiza, Portugal y República Checa han experimentado diversas formas de legalización.
Como podemos apreciar, el tema sobre la regulación de las drogas ilícitas no es inédito y pese a la virulenta oposición estadounidense, hay países que ya han tomado esa decisión y en otros, el debate está servido en la mesa de discusión y debe continuar para asumir posición en tal sentido; sin olvidar que Estados Unidos es el mayor importador y consumidor de cocaína en el mundo y que la banca internacional, se presta al lavado de dinero y activos. Hay que saber distinguir entre legalizar y despenalizar.
Según advierte Juan Tokatlián, sociólogo colombiano, director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella en Buenos Aires, Argentina, “…la dualidad prohibicionista sólo ha servido para ampliar las brechas sociales, las inequidades económicas, las diferencias políticas y las asimetrías internacionales. Por ello, no existe un buen prohibicionismo ni la mejor guerra contra las drogas”. El problema no se puede maquillar, hay que reformularlo.
* En La Hora, 10 de agosto
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