Entre los anime más populares de las últimas décadas se encuentra «Naruto», que consta de varias temporadas desde que el personaje es un niño hasta su etapa adulta. El manga, creado por el japonés Masashi Kishimoto (8/11/1974), cuenta hasta el momento con más de 70 volúmenes publicados y ha vendido cientos de millones de ejemplares a nivel mundial.
La historia está ambientada en un tiempo y espacio en el que conviven entre otros elementos de los clanes, aldeas, del medioevo y de la actualidad que, aunque desde el punto de vista histórico son disímiles, dentro de la trama se cohesionan con verosimilitud. Los personajes centrales son ninjas con habilidades especiales, que realizan trabajos por encargo y cuyos valores giran en torno a sobreponer el bien colectivo de la aldea sobre el individual. Por ello, acciones como la traición hacia la comunidad amerita el mayor castigo como la muerte, el encierro o la exclusión.
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En este contexto, la trama inicia en la infancia del protagonista, Naruto Uzumaki, un niño huérfano que vive solo. En su casa es desordenado y se alimenta con sopas instantáneas de vaso, leche de cartón y rodajas de pan sándwich. Ya esta situación sería más que suficiente para cualquier niño. Sin embargo, en él este es el menor de sus problemas. Cuando Naruto era un bebé, el cuarto hokage (es decir, el jefe de la aldea) selló en él a un monstruo: un zorro de nueve colas que estuvo a punto de destruir la aldea. Por este hecho murieron muchas personas, incluido el hokage, quien era considerado un héroe por haber sacrificado su vida en aras del bien común.
Así, Naruto pasa su infancia siendo rechazado. Lo discriminan y señalan aislándolo, le tienen miedo, por lo que, para llamar la atención, realiza diversas travesuras. En la Academia —la institución donde los ninjas estudian hasta los 12 años—, es el último de su clase. No obstante, quiere ser reconocido y apreciado, por lo que se fija como meta llegar algún día a ser el hokage de su aldea. Esta motivación lo lleva a esforzarse y persistir al máximo, hecho que lo convierte en un símbolo de perseverancia. Con el tiempo, logra su objetivo y se convierte en un ninja excepcionalmente fuerte.
De esta manera, en el anime se exponen distintos personajes que encarnan tanto el bien como el mal dentro de la línea de valores personales y colectivos que se practican en ese universo. Por su humanidad y dinamismo, por no caer en estereotipos ni en polarizaciones exageradas estos personajes, sean los principales o secundarios, generan empatía o antipatía entre los espectadores.
En cuanto a los aspectos visuales y técnicos del anime, estos responden al estilo japonés. Un dato curioso es que los personajes corren con los brazos hacia atrás. Cuando se buscó información al respecto, la respuesta es simple: más que una cuestión intencional por parte del autor resulta que la animación es más económica si corren de esta forma y no moviendo los brazos, como correspondería.
Por otra parte, uno de los aspectos sobresalientes del anime es la música que acompaña cada escena, en especial en «Naruto Shippuden». Por momentos, la banda sonora alcanza una complejidad asombrosa que no solo eriza la piel por la fidelidad con que enmarca las situaciones y a los personajes, sino también por los sentimientos y emociones que transmite.
¿Vale la pena ver este anime? Depende de los gustos e intereses. En todo caso, entretiene y muestra lo que han visto y siguen viendo millones de fanáticos en el mundo.
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