Además, las encuestas de popularidad demandan acciones más enérgicas en el liderazgo del Ejecutivo. Y qué decir de las oligarquías, con sus foros elegantes en hoteles de cinco estrellas, en donde cambian leyes, fácil y sencillamente, cuando les pega a uno de sus hombres... porque principalmente el mundo corporativo chapín es manejado por hombres.
Ante ello, resulta conveniente que los centros académicos y de pensamiento, y el propio gobierno y sus cuerpos asesores, se ocupen de plantear verdaderas reformas integrales y transformadoras. A pesar del clima, lo constructivo debe ser imprescindible, pero ¿qué hacer?
En un foro celebrado el día de ayer, miércoles 16, en la Facultad de Odontología, a propósito de la conmemoración del 20 de octubre y la situación de la USAC, el colega expositor, el cientista social Edeliberto Cifuentes, claramente planteó que hablar de Reforma Universitaria resulta ser algo insuficiente ante el estado de las cosas. Resulta urgente una real transformación de la única universidad pública.
En varios escritos hemos subrayado sobre el evidente agotamiento de diversos campos del interés colectivo: la salud, la educación, la situación agraria, y de sus instituciones, la producción, la industria, la protección social, etc. Por tanto,es urgente un tránsito hacia políticas de transformación social y garantistas en el plano de los derechos sociales. No digamos de monitoreo, control y regulación de la actividad económica: las sociedades anónimas de cartón, la defraudación al fisco, la resistencia al pago de impuestos, la colusión en las adquisiciones públicas. Todos estos son temas sobre los cuales hay que poner propuestas sobre la mesa. Además, de múltiples iniciativas de ley y de reformas diversas, a pesar de las fuerzas adversas. Y el pueblo debe respaldarlas.
Un tema que realmente llora sangre es observar las prebendas con las que terminan los magistrados salientes de la Corte Suprema de Justicia, la permisividad de los emolumentos y dádivas que se recetan. Todo ello ocurre frente a una Administración Central del Ejecutivo (los ministerios componentes) que muestra un rezago en materia laboral y un marcado desorden por la presencia de fragmentados sindicatos y pactos colectivos, los cuales no debieran ser permitidos bajo un marco de servicio civil bien estructurado. Así, la administración pública es un desorden.
El país está urgido, primero, de un nuevo liderazgo en el concierto centroamericano de naciones. El Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el órgano político PARLACEN, hacen aguas. Hay representaciones en cónclaves como la Organización Mundial de Comercio (OMC) que deberían ser renovadas de inmediato, buscando una política comercial externa, basada en el fortalecimiento de la producción nacional: los campos agropecuarios, industrial y tecnológicos.
[frasepzp1]
Da realmente pena que algunos programas de fortalecimiento productivo, bajo el marco de las ahora famosas cadenas productivas, estén orientados a organizar a productores, tanto hombres como mujeres, para que vendan sus productos perecederos a conocidos finqueros nacionales, o bien grandes cooperativas. Estas entidades se encargan del acopio, de la venta interna y de la exportación, subsumiendo al productor; es decir, explotándolo al pagarle muy mal por sus productos. Este es un tema de significativo y secular estudio en el campo de la producción agrícola.
Es preocupante también tener que importar contingentes de maíz blanco, frijol y arroz, simplemente porque el agro guatemalteco está invadido por el monocultivo (léase principalmente banano, palma y caña de azúcar) y el gabinete económico carece de propuestas de largo plazo para la transformación productiva, impulsando la productividad y la tecnología.
En tal sentido, los mercados, principalmente los interiores, deben desarrollarse bajo políticas deliberadas de hacer mercado y fortalecer la competencia. Adicionalmente, deben fortalecerse intervenciones ineludibles: Reforma global y transformación del Estado, propuestas de reforma y transformación constitucional, la creación de tribunales agrarios, el impulso de la ley de aguas y la de competencia….. y, por sobre todo, en estos momentos, volver a retomar las discusiones fiscales.
Las últimas conferencias de prensa de las autoridades de la Superintendencia de Administración Tributaria, bien nos hacen recordar las resistencias principalmente del sector privado organizado, por contar con un sistema tributario y una carga tributaria acorde con los tiempos modernos.
En ese contexto, alrededor del caso B-410, los medios periodísticos investigativos como eP Investiga y Plaza Pública, así como La Hora, Prensa Comunitaria y otros, analizan y relatan la gran cantidad de maniobras bajo la responsabilidad de representantes legales —muchas de estas son empresas de cartón— y asesores fiscales, quienes le han encontrado el modo a todas las lagunas que presentan. Principalmente, las leyes del Impuesto sobre la Renta y al Valor Agregado, para defraudar al fisco.
Todo ello va en consonancia con un sector corporativo que es experto en constituir paraísos fiscales, y cuando alguna de sus ramificaciones se adentra en las adquisiciones del Estado, tales debilidades y permisividades, se conectan con lo precario que resulta ser el Sistema de Adquisiciones del Estado, en donde se alquilan empresas, se asaltan en conjunto llamados de licitación, con los mismos beneficiarios finales, pero con empresas alquiladas —así les llaman en el argot de los negocios estatales—.
Por tanto, la remembranza de la revolución octubrina debe ser la de un cambio de mentalidad, y salir de la simple denuncia, planteando propuestas que van,desde un constitucionalismo transformador, hasta planteamientos concretos de política pública y económica de carácter progresista.
Más de este autor