Ella y yo casi siempre nos entendemos bien, pero en casa hemos observado que tiene algunas dificultades para relacionarse con los demás. Nació prematura, después de un embarazo de alto riesgo que llevó a mi hija a estar hospitalizada durante sus últimas semanas de gestación. Dicen las abuelas que eso pasa cuando maman tristeza, con lo cual hacen referencia al hecho de que mi hija, durante el embarazo, sufrió la violenta pérdida de su pareja en manos de delincuentes.
Nuestra constante interacción —gracias al trabajo desde casa— nos ha permitido observar ciertas características de comportamiento, investigar sobre distintas condiciones de desarrollo neurológico y psicológico y consultar con diferentes especialistas, que nos han ayudado a trabajar con ella. Karin tiene, entre muchas otras condiciones, hipersensibilidad auditiva, que le provoca ataques de pánico ante ciertos sonidos, especialmente de motores y bombas de iglesia. Además, tiene hipersensibilidad táctil y le perturba terriblemente la ropa ajustada.
Es sumamente inteligente, pero no percibe el mundo de la misma manera en que lo hacemos los demás. Como no miente, no reconoce las mentiras. Cree todo lo que le dicen. No entiende señales ocultas que cualquier niño captaría. Comprender las tareas que debe realizar es un trabajo especial: deben dársele todas las indicaciones de manera clara para que ella pueda controlar todo lo que sucede. Una vez, lavándome las manos, jugando, le tiré un poco de agua como estrellitas. Se asustó tanto que lloró con sentimiento. Cuando se calmó, me preguntó, obviamente confundida: «¿Por qué tú me quieres hacer daño si yo te amo?».
Es una niña de alta demanda, lo cual quiere decir que necesita estar todo el tiempo acompañada. Algunas actividades cotidianas son para ella un suplicio constante, como bañarla por la sensibilidad al agua, peinarse por el sonido del cepillo en el cabello, vestirla porque le lastiman las costuras de la ropa. También hay ciertos movimientos de lateralidad y de equilibrio que son muy difíciles para ella. Es muy quisquillosa con las sensaciones de las texturas en las comidas. Todo esto provoca que, cuando algo no sale como ella quiere, le gane la frustración.
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Por ejemplo, Karin no sabe cómo reaccionar cuando golpea a alguien sin querer. Supongo que siente algo que no puede manejar y llora. La parte más difícil de la crianza no es distinguir esa línea imperceptible entre «está llorando porque no sabe cómo reaccionar» y el llanto porque quiere el juguete de su hermana. Esto provoca que, ante la imperante necesidad que sentimos de apoyarla en sus relaciones, ella algunas veces se pase de consentida. Por capricho o por su incapacidad de reaccionar, los gritos y llantos en casa pueden durar todo el día. La mayoría de las veces no sabemos cómo responder. La parte más complicada es el manejo de la culpa. Cuando en algún momento nos rebasa la paciencia, el cargo de conciencia nos sobrepasa al punto de que algunas veces hasta lloramos junto con ella.
Todas mis amigas admiran mucho su brillante cabello entre rubio y rojizo. En el pueblo, algunos la llaman Ricitos de Oro. El martes, como de costumbre, desde temprano estaba sufriendo el tormento de ser peinada y vestida. La cambiamos cuatro veces con ropas de su elección, que acababan lastimándola antes de terminar de vestirla. Su frustración se elevó a niveles que no habíamos visto, pero que esperábamos. Ella misma sugirió que quería cortarse el pelo para no tener que soportar las coletas. Mis amigas, con la mejor intención del mundo, querían convencerla de que no hiciera berrinche al peinarse para que no se lo cortáramos. Menos mal que, sin pensarlo dos veces, le cortaron el pelo. El cambio en su sufrimiento fue inmediato.
Me alegra que ella haya nacido acá, en un hogar donde la amamos tanto y tenemos el privilegio de saber y conocer. Eso nos permite buscar un diagnóstico temprano, en el que ya están trabajando, pero no dejamos de pensar en el resto de los niños y las niñas que sufren algunas condiciones que por desconocimiento son tildadas de berrinches.
Durante la semana mundial de concientización sobre el niño prematuro, deseo aportar esta experiencia personal.
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