¿Dónde están los informes de mantenimiento e inspección del colector colapsado? ¿Quién autorizó la compra de cemento fluido para verterlo en el agujero, y que no sirvió para nada? ¿Cuánto costó, qué empresa lo proveyó y quién autorizó el pago?
El agujero en el kilómetro 15 de la carretera al Pacífico es fiel reflejo de la administración Giammattei, plagada de mentiras, ineptitud y corrupción.
Siguiendo el rastro pestilente de la administración de Jimmy Morales con el mega escándalo de corrupción del libramiento de Chimaltenango, por favor tengamos muy claro que el agujero en el kilómetro 15 de la carretera CA-09-Sur, ruta al Pacífico, no es resultado del azar ni es fortuito. Es producto directo de la dejadez, de la ineptitud...
El agujero en el kilómetro 15 de la carretera al Pacífico es fiel reflejo de la administración Giammattei, plagada de mentiras, ineptitud y corrupción.
Siguiendo el rastro pestilente de la administración de Jimmy Morales con el mega escándalo de corrupción del libramiento de Chimaltenango, por favor tengamos muy claro que el agujero en el kilómetro 15 de la carretera CA-09-Sur, ruta al Pacífico, no es resultado del azar ni es fortuito. Es producto directo de la dejadez, de la ineptitud y de la corrupción que plaga a las autoridades superiores, funcionarios y empleados en toda la jerarquía administrativa del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MCIV). Hoy, la Dirección General de Caminos (DGC) y la Unidad Ejecutora de Conservación Vial (Covial), prácticamente son cloacas de corrupción, en las que muy pocos de sus funcionarios y empleados se salvan.
Ese agujero evidencia la negligencia y la dejadez en el mantenimiento y la inspección adecuadas de los colectores de agua debajo de las carreteras. Así que mucho cuidado con creer las historietas sobre las causas de este nuevo desastre vial: no, no es una falla tectónica activa, no es cuestión de mala suerte y no era impredecible. Si los colectores subterráneos recibieran el mantenimiento adecuado, si la Covial destinara su presupuesto a estas tareas y no lo malversara, si supervisara a conciencia los tramos viales que pasan sobre colectores de gran caudal, pues estas cosas no ocurrirían con la frecuencia que suceden en Guatemala. ¿Por qué en otros países, inclusos con condiciones climáticas más inclementes, estos hundimientos no ocurren con tanta frecuencia? La respuesta es muy sencilla, en esos países las unidades como la Covial no malversan ni se roban su presupuesto y hacen lo que deben hacer: mantener y supervisar las carreteras.
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Además de la corrupción galopante, el otro sello característico de la administración de Giammattei es la ineptitud. Rabia y vergüenza ajena produjeron el alcalde de Villa Nueva, Javier Gramajo, y la Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred), al «tirarse la chibolita» sobre la responsabilidad del agujero. Shirley Rivera, diputada presidenta del Congreso de la República, se presentó en el lugar para reiterar su disposición para apoyar al alcalde de Villa Nueva, que procederá a instalar una mesa técnica, y aplaudió el apoyo del Ejecutivo al alcalde. Mario Aguilar, flamante director de la Covial, aseguró que el paso podía quedar restablecido el lunes pasado, 19 de junio, luego de vaciar alrededor de 100,000 metros cúbicos de cemento fluido, lo cual fue cuestionado por ingenieros y expertos en la materia.
Todo un circo de dignatarios y funcionarios, cual payasos y bufones, compitiendo por el ofrecimiento más demagógico y mentiroso. Eso sí, todos estos ofrecimientos «bondadosos» financiados con los impuestos que pagamos. Pero, por supuesto, la madre naturaleza no bailó al son que le tocaron estos ineptos y corruptos, y el chapuz no solo no funcionó y no sólo no se rehabilitó el lunes pasado, sino el agujero se hizo mucho más grande.
Más allá de la rabia por la ineptitud, la corrupción y el ridículo de las autoridades, la ciudadanía debe activarse y exigir cuentas de tanto abuso. ¿Dónde están los informes de mantenimiento e inspección del colector colapsado? ¿Quién autorizó la compra de cemento fluido para verterlo en el agujero, y que no sirvió para nada? ¿Cuánto costó, qué empresa lo proveyó, en qué modalidad de contrato y quién autorizó el pago?
Estas son algunas preguntas con las que debemos empezar a interpelar a los funcionarios responsables, principalmente, al director de Covial. Estos incidentes tienen causas, y la negligencia y la corrupción al desatenderlas generan responsabilidades administrativas y penales.
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