Apenas hay sombras

Ahí, en las gradas del monumento, me siento a comerme una porción de pollo y unas papas tan ricas como grasosas. El monumento tiene luces que surgen desde sus esquinas y que se estrellan en nuestros rostros o en las patas del caballo. Por algunas horas de la temprana noche, este lugar de la ciudad tiene puntos azules.

En las plazas siempre habrán niños correteando y tratando de ser felices. Luego pondrán rayitas en su libreta vital para tratar de llevar la cuenta de segundos fugaces. Desde donde estoy casi todo son siluetas y sombras movedizas. Sospecho que además de adjetivo, cabizbajo también puede ser un gentilicio.

Sobre la calle hay gente haciendo fila mientras esperan el bus. Es muchísima gente. Es una escena que se repite en varias cuadras de este sector. Los buses que fueron tan caros siempre serán escasos. En la acera de la calle aún no empiezan a desmontar los puestos de ventas informales. Con tanta gente caminando, eso sería un desatino al más antiguo olfato comercial. A esta hora, casi todas las covachas tienen luces que cuelgan sobre sus productos ofertados. Puestos y ofertas casi iguales unos a otros.

La imagen se asemeja a ésa que es visible cuando se va por la carretera: la línea del horizonte sobre una montaña que permite contar con nitidez cuántos árboles quedan en la cima. Sugerentes siluetas que imagino sentadas en el lugar con la mejor vista, mientras ven como el Sol estalla en colores incandescentes.

A diferencia de las sombras montañesas, acá las siluetas se mueven y la fila crece sin parar. Aparece un bus vacío y lleno de luz blanca resplandeciente. Yo ya voy camino a casa después de venir por enésima vez a atestiguar este paisaje que, según el gobierno, es una función de permanencia voluntaria.

Las siluetas ahora son rostros plenamente definidos. Apenas los primeros de la fila logran sonreír. El gesto les llega después de tanto tiempo esperando a que se haga realidad la promesa de encontrar un lugar vacío para pegar la cabeza al ventanal. Al menos irán seguros. Al menos que se atraviese una sombra. Al menos hasta que toque bajar en una calle desierta…

Apenas es lunes. Apenas contaremos rayitas. Hay cansancio y una fuerza de voluntad consumida en la larga fila que supone vivir acá. Cabizbajo es el mejor gentilicio para las sombras que habitamos este lugar bajo incomprensibles monumentos y una intermitente luz azul.