A fines de abril se estimó que los deportados de Estados Unidos a Guatemala representaban «el 20 % de los 500 casos [de Covid] en Guatemala». El Gobierno guatemalteco hizo un llamado a Estados Unidos para que detuviera las deportaciones y detectara a deportados con covid, pero dicho país ignoró la solicitud.
Guatemala se convirtió en el primer país en suspender los vuelos de deportación desde los Estados Unidos el 17 de marzo. Si bien esto se anularía dos días después, Guatemala nuevamente intentó suspender las deportaciones en abril debido al covid. En respuesta, el presidente estadunidense, Donald Trump, amenazó con dejar de procesar visas e imponer sanciones a los países que prohibieran la repatriación de deportados. A pesar de estos llamados a la administración Trump, las deportaciones continuaron poco después de las amenazas de sanciones. Las continuas deportaciones llevaron a Alejandro Giammattei a afirmar: «Eso de aliados con Estados Unidos no es cierto. Guatemala es aliado de los Estados Unidos, [pero] Estados Unidos no es aliado de Guatemala». Al mismo tiempo, es importante señalar que Guatemala no tiene la capacidad para combatir adecuadamente la pandemia debido a su sistema de salud deficiente y sin fondos, el cual es resultado de la ineptitud, la corrupción y la mala gestión histórica del Gobierno. La falta de preocupación y la apatía por el bienestar y la salud de la población se hicieron evidentes cuando Giammattei declaró que el país abriría en agosto: «Ya le trasladamos la responsabilidad a la gente. Si se quieren cuidar, se cuidan [...] Hoy sí ya es problema de la gente». Claramente, ni Estados Unidos ni el Gobierno guatemalteco son aliados del pueblo.
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Se estiman 632 vuelos de deportación entre el 3 de febrero y el 14 de octubre de 2020 de Estados Unidos a América Latina y el Caribe. De estos, el 26 % fueron a Guatemala. El Instituto Guatemalteco de Migración informa que ha habido un total de 17,509 personas deportadas en 199 vuelos de Estados Unidos a Guatemala entre el 1 de enero y el 9 de octubre. Si bien los vuelos de deportación disminuyeron en marzo debido a la pandemia, han aumentado desde entonces. En marzo hubo 33 vuelos de deportación, en comparación con 8 en abril, 7 en mayo y junio, 13 en julio, 14 en agosto, 21 en septiembre y 9 en la primera semana de octubre. Entre abril y septiembre hubo 5,177 personas retornadas, la mayoría hombres adultos, que representaron el 75 % (3,873), seguidos de menores no acompañados, que representaron el 17 % (882) de los deportados. De hecho, la deportación de menores no acompañados por vía aérea ha aumentado dramáticamente durante la pandemia. En enero hubo 4,171 deportaciones aéreas, de las cuales 16 fueron de menores no acompañados (o el 0.003 % de los retornados). Compárese eso con los datos de agosto, cuando los 254 menores no acompañados deportados por vía aérea representaron el 19 % del total de las deportaciones aéreas (1,346) de Estados Unidos a Guatemala. Las elevadas y crecientes tasas de deportación y de expulsión de menores no acompañados son alarmantes.
Los migrantes deportados de Estados Unidos no siempre reciben equipo de protección personal, como máscaras, guantes y desinfectante de manos, para evitar la propagación del virus. En algunos casos ha habido informes de que funcionarios del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) han ocultado los síntomas de los detenidos. Las deportaciones continúan hoy a pesar de que Estados Unidos sigue siendo el país con la mayor tasa de mortalidad por covid, con 217,000 muertes. Es importante no criminalizar o culpar a los migrantes y a los deportados por la posible propagación de la covid, ya que son los Gobiernos los que están practicando una política de negligencia y de falta de preocupación por los migrantes y la población guatemalteca. Las deportaciones deben detenerse de inmediato, especialmente por el bienestar de los migrantes.
En la próxima columna exploraré cómo la administración Trump ha utilizado la pandemia y una orden de emergencia de los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) para expulsar y deportar a los migrantes.
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