Economía espacial es una línea de estudio e investigación que evalúa los impactos económicos enfocando en su localización en el espacio (territorio). Esta área de la economía contempla dos grandes áreas de estudio: la economía urbana y la economía regional.
En ambas áreas de estudio lo que se enfoca es en el análisis de las razones de la localización de la población y las actividades económicas en determinados territorios (ciudades o regiones) y los factores que afectan las decisiones con relación a la ubicación en un espacio determinado. Parte importante del análisis tiene relación con la forma en que se plantean políticas públicas en materia de pobreza, combate al crimen, transporte (movilidad de personas y productos), vivienda, uso del suelo, financiamiento de gobiernos locales y planificación urbana en general.
La investigación en esta área de la economía está enfocada en comprender el tipo de centros urbanos que producimos, cómo se aglomera la gestión económica, el tipo de uso de suelo o espacio, el tamaño y tipo de modelos de desarrollo de las ciudades, la transición entre áreas rurales a poblaciones urbanas pequeñas, medianas, grandes y megaciudades y la importancia que tiene en el desarrollo de los países una planificación adecuada de esa transición de poblaciones rurales a poblaciones cada vez más urbanas.
Como lo he planteado en varios artículos anteriores, Guatemala está en pleno proceso de transición de un país y una sociedad predominantemente rural a cada vez más urbano. La población está aglomerándose cada vez más en áreas urbanas dispersas en todo el país. Los municipios donde está sucediendo no tienen la capacidad para planificar, construir y administrar el tipo de ciudades que esa población necesita. Aprender a hacerlo requiere un esfuerzo extraordinario de diferentes tipos de instituciones.
Hay múltiples variables que inciden en el tipo de población urbana que generamos. No hay un modelo único que simplemente sea repetible en todo el mundo o en todo el país. El modelo de desarrollo debe poder adecuarse al tipo de suelo en determinado municipio, los recursos naturales disponibles, la ubicación en relación a puertos, aeropuertos, fronteras, minerales, petróleo, agua (para consumo humano, agrícola o industrial), patrimonio tangible e intangible, capacidades de la población actual y tendencias demográficas de la población futura, entre otras.
En Guatemala es indispensable que construyamos una política pública que permita generar las condiciones para esa transición de lo rural a lo urbano, de un país predominantemente agrícola a una sociedad que viva en la era de la información y la tecnología. Para lograr esto necesitamos rediseñar la institucionalidad que se relaciona con la construcción de ciudades. El INFOM, Segeplan, el viceministerio de Vivienda y el sistema de consejos de desarrollo son piezas fundamentales en este proceso de transición que ya estamos viviendo. Ya vamos tarde y por eso con mayor razón debemos apresurar el paso.
La tendencia en América Latina ha sido la creación de un ministerio de desarrollo urbano y vivienda. En Brasil incluso se llama ministerio de ciudades. Estas instancias hacen, coordinan y ejecutan los esfuerzos de fortalecimiento de las municipalidades, la planificación espacial (municipios y regiones), la inversión pública en infraestructura y el desarrollo de proyectos de vivienda. Planificar, diseñar, construir y administrar las ciudades del futuro es una tarea impostergable.
Los diferentes territorios tienen ventajas competitivas y comparativas entre ellos. Incluso dentro de las mismas ciudades hay ventajas entre una zona o barrio versus otra zona. Las ventajas comparativas y competitivas generan también la posibilidad de especializar las ciudades en algunas áreas en particular. Identificar cuál es la ventaja competitiva existente o potencial es parte de un estudio que debe hacerse en cada municipio o región antes de desarrollar el plan estratégico de desarrollo sostenible de un espacio en particular.
Saber identificar y aprovechar esas ventajas es fundamental para el desarrollo sostenible de los municipios que están en pleno crecimiento poblacional. La transición de lo rural a lo urbano es ineludible y hacer esa transición bien es imprescindible.
Dios los bendiga y siempre les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
Más de este autor