“En una ocasión (viajó el exfiscal general Luis Martínez) para el matrimonio de mi hija, tuvimos una fiesta muy grande, eran aproximadamente 600 personas invitadas”, dijo el empresario Enrique Rais a varios medios de comunicación un día después de que se hizo público que una jueza de Florida había pedido la intervención de tres de sus aviones y un helicóptero por posibles vínculos con el narcotráfico. Lo aseguró sin reparos, admitiendo que entre él y el ex fiscal general de la República Luis Martínez existía una relación cercana.
Lo que no dijo Enrique Rais (actualmente acusado por los delitos de fraude procesal, falsedad ideológica y cohecho activo) es que solo tres días antes de la boda, el empresario, su esposa, su hija mayor y su sobrino, entre otros, fueron beneficiados con la solicitud de sobreseimiento definitivo por parte de la Fiscalía General de la República por los delitos de administración fraudulenta y estafa. La boda y la posterior celebración fue en un exclusivo hotel en Quintana Roo, México, el 28 de noviembre de 2014, según consta en el anillo del enlace que los esposos publicaron en sus perfiles de Facebook.
La demanda contra el empresario y sus familiares fue instaurada por dos ciudadanos canadienses, por la presunta deuda de 25 millones de dólares por la compra de una compañía. El sobreseimiento se haría efectivo tres días después, el 28 de noviembre, el mismo día de la boda, según lo revela una investigación periodística realizada por La Prensa Gráfica y difundida por la plataforma de periodismo latinoamericano CONNECTAS. Una medida muy conveniente para que la boda transcurriera con tranquilidad, pues de haberse encontrado indicios de culpabilidad, el juez a cargo hubiera podido tomar medidas como la detención provisional o la prohibición de salida del país de los señalados.
Según el detallado reportaje que se puede consultar acá, el juez que concedió el sobreseimiento lo hizo a solicitud de la Fiscalía. Entre los argumentos de su decisión puntualizó que no hubo actividad investigativa por parte de la Fiscalía.
La investigación periodística confirmó que ese 27 de noviembre Martínez abordó en el Aeropuerto Internacional de Ilopango de El Salvador un vuelo privado con destino a México, como consta en sus registros migratorios.
Para esa época la aeronave de matrícula N501RL era de propiedad de una empresa establecida en Estados Unidos, según la Administración Federal de Aviación de ese país. El domicilio de dicha coporación coincide con el de Rais Group International, de la que es presidente Enrique Rais.
En la fiesta, el entonces Fiscal General de El Salvador ocupó un lugar en la mesa de honor junto con el empresario, como se observa en una fotografía de la lista de dicha mesa. Bajo el título “Table 2”, aparecen los nombres Enrique Rais su esposa, el ex fiscal Luis Martínez con su esposa y otros cuatro nombres.
Cuatro testigos, sin relación entre sí y que pidieron que no se revelara su identidad, dieron como auténtica la imagen y confirmaron la presencia de Martínez en el evento, en el que aseguran pasó la mayor parte de la noche al lado del empresario. “Lo trataba como a uno de sus mejores amigos y lo presentaba con entusiasmo a sus conocidos. Incluso (El exfiscal Martínez) tuvo la oportunidad de bailar con la esposa de Enrique Rais y con la novia”, aseguró una de las cuatro personas consultadas. Los registros migratorios muestran que Luis Martínez viajó de regreso en el mismo avión privado desde México a El Salvador, el 30 de noviembre, dos días después de la boda.
La boda contó con medidas para aumentar su privacidad. De acuerdo con lo expresado por los testigos, en la fiesta realizada tras la ceremonia, a los invitados se les prohibió introducir teléfonos celulares o cualquier otro aparato para tomar fotografías.
En el período en el que Martínez fue fiscal general, los procesos que tenían como víctima a Enrique Rais prosperaron, mientras que aquellos donde era uno de los imputados contaron con nulas o muy pocas labores de investigación. Así lo definió el Tribunal de Ética Gubernamental en una resolución de julio de este año tras revisar los seis procesos en que Rais es víctima y los dos en los que aparece como imputado. También comprobó que las empresas de Rais patrocinaron 13 vuelos privados para Martínez.
Dos semanas después de haber sido elegido para el puesto de fiscal general de la República a comienzos de 2013, La Prensa Gráfica publicaba la primera entrevista de Martínez ya posesionado. Entonces prometía el inicio de investigaciones contra funcionarios corruptos y comandar una entidad imparcial, una donde el “que comete el delito tiene que pagar por el delito cometido, independientemente de su clase social, del rol que juegue dentro de la sociedad o de cualquier privilegio que se crea que pueda tener”. “Fui electo por 84 diputados. Tengo un respaldo de toda la clase política, eso da garantía de independencia porque no estoy sujeto a ninguna fuerza política”, dijo entonces Luis Martínez. Un año y 11 meses después, comía y bebía como invitado de honor de un hombre para el que, según el Tribunal de Ética Gubernamental omitió administrar justicia.
Este reportaje fue realizado por Moisés Alvarado para la revista Séptimo Sentido de La Prensa Gráfica en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center for Journalists (ICFJ), en alianza con CONNECTAS.