Empagua intentó que familias de trabajadores ahogados no exigieran más que un pago
Empagua intentó que familias de trabajadores ahogados no exigieran más que un pago
Ya pasaron seis meses después de la muerte de dos trabajadores de Empagua y la investigación aún no muestra posibles responsables. Mientras tanto la institución informó al Mintrab haber indemnizado a los familiares con 16 mil y 18 mil quetzales, una familia rechazó el pago por el que le pedían no exigir nada más, la otra asegura no haber recibido nada. El costo del sepelio fue absorbido por Sosep, según un diputado.
El 7 de junio de 2022, Juana Araceli Alejandro Millián quería darle un regalo especial a Ludwin Orlando García Alejandro, el cuarto de sus ocho hijos. Para celebrar su cumpleaños número 22 le compró un reloj que empacó, quería entregárselo esa noche.
Era lunes por la mañana y llovía fuerte. El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) pronosticó desde un día antes que habría tormentas severas con lluvia, viento fuerte, inundaciones y posibilidad alta de crecidas repentinas en ríos. Araceli pensó en su hijo, quien desde enero de 2022 trabajaba en los recolectores de la Empresa Municipal de Agua (Empagua).
«Pasó lloviendo toda la mañana. Una de mis hijas empezó a llamarle al teléfono (a Ludwin) y nadie contestaba… fue hasta que un compañero de él tomó el teléfono y le dijo lo que había pasado, y que todavía lo estaban buscando para ver si lo rescataban con vida. Dicen que el accidente fue como a las 9 de la mañana y a nosotros nos avisaron a las 3 de la tarde», relató Araceli Alejandro.
Fue alrededor de las 15:00 horas que Empagua publicó un comunicado donde alertó que cinco inspectores fueron arrastrados por correntadas de agua dentro del colector. A tres de ellos los rescataron y otros dos estaban desaparecidos. Sus nombres eran Ludwin García Alejandro y Jorge Antonio Ortíz Coché.
Esta cuadrilla de inspectores era dirigida por Felipe Camey, el empleado de Empagua asesinado el 31 de octubre pasado. Fue él quien ingresó por primera vez a la caverna bajo la Calzada Roosevelt e informó a la Municipalidad de la misma.
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Araceli Alejandro se movilizó de inmediato al lugar, la 23 avenida y 18 calle de la zona 10, donde tuvo que insistirle a las autoridades que no suspendieran las labores de búsqueda. Como muestran las fotografías que retratan los intentos de rescate, en ese momento llovía intensamente tal como lo predijo el Insivumeh.
«Yo le pedí mucho a Dios porque ya las posibilidades eran bastante negativas, una corriente de agua no es nada fácil y le pedí a Dios que si Ludwin estaba con vida que le diera la fuerza para resistir; y si no lo estaba, que me ayudara a encontrarlo, que no se fuera a quedar perdido… al ratito me llamaron para decirme que lo habían encontrado sin vida», relató la madre.
Han pasado más de 175 días desde la tragedia y la vida de la familia de Ludwin continua sin que haya respuesta a una investigación abierta en el Ministerio Público (MP). El caso inició de oficio por la Fiscalía de Delitos contra la Vida y luego fue trasladado a la Fiscalía de Delitos Administrativos, donde también hay una denuncia que presentó el diputado Luis Fernando Pineda por posible incumplimiento de deberes de parte de Empagua. Pineda individualizó a cuatro trabajadores de la institución. El MP no dio detalles de los avances del caso.
La única vez que el alcalde Ricardo Quiñonez se pronunció por la muerte de los dos trabajadores fue el 7 de junio, un día después del hecho. En un vídeo que publicó en redes sociales fingió dar una conferencia de prensa en el centro de asistencia médica donde estaba uno de los sobrevivientes. Las imágenes muestran al alcalde hablando frente a micrófonos sin identificación y no se convocó a ningún medio. En una citación al Congreso, el director de comunicación de la Municipalidad, Luis Juárez, aceptó que esto no fue real argumentando que «el hecho de que hayan micrófonos no quiere decir que sea una conferencia».
¿Quién era Ludwin?
Nació el 1 de septiembre de 2000. Fue el cuarto hijo de Araceli Alejandro, un veinteañero de complexión delgada y pequeña. Su madre lo recuerda cariñoso, como el que siempre le compraba flores y quien le prometió ayudarle a reparar su casa.
Aracely Alejandro se dedica a vender comida en la calle, en la zona 10, especialmente alrededor de edificios en construcción. Fue en una de esas avenidas que conoció a un grupo de trabajadores de Empagua, les encargó un trabajo para su hijo.
«Una como mamá quiere proteger a sus hijos, y él era bien pequeñito (físicamente), yo no quería que trabajara en cualquier lado. Tengo un hijo de 20 años que es grande y fornido, él se iba a trabajar de albañil, pero yo no quería eso para Ludwin, yo quería que tuviera un trabajo suave, por eso entró allí», relató.
En papel, el nuevo trabajo de Ludwin sería «suave», es decir, no requería de un esfuerzo físico extremo. El joven fue parte de un grupo de técnicos que Empagua contrató bajo el renglón 029, para la supervisión de túneles y colectores en la Ciudad de Guatemala.
Los términos de referencia del contrato establecían que la Municipalidad y Empagua requerían «personal calificado» que pudiera controlar y llevar un seguimiento metódico de toda la información. Una nota de Ojoconmipisto reveló que los trabajadores no contaban con prestaciones laborales ni seguro que los protegiera contra accidentes.
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Entre las actividades que debía realizar Ludwin y el resto de técnicos estaba hacer visitas de campo para inspeccionar túneles de registro y colectores; elaborar informes y documentar las inspecciones con fotografías y videos; establecer dónde se excavarían pozos para la inspección; y montar marcos y cuerdas para descender a los colectores.
Los requisitos para el trabajo eran mínimos: saber leer y escribir, estar en buenas condiciones físicas y respiratorias, y contar con mínimo tres años de experiencia en el ramo de túneles, colectores o similares. Ludwin no contaba con práctica en este tipo de labores. Por el trabajo ganaría 4,500 quetzales mensuales.
Los riesgos
Cada mañana madre e hijo salían de su casa, ambos trabajaban en la zona 10. Él solo portaba su uniforme: una camisa y un pantalón azul. Su madre desconoce si en el campo recibía equipo de protección. En algunas fotografías compartidas por Araceli Alejandra, se observa a Ludwin utilizar un casco con linterna.
Informes realizados después de la tragedia evidencian que dentro de Empagua había preocupación por falta de medidas de seguridad para los técnicos en alcantarillados.
Plaza Pública tuvo acceso a un reporte de inspección de colectores realizado el 26 de agosto de 2022 (más de dos meses después de la muerte de los trabajadores) donde el coordinador de gerencia, Jeovany Miranda, informa a Crista Foncea, gerente general de Empagua, que recibió un paquete de cascos, linternas de cabeza, mascarillas y herramientas para supervisar los colectores.
El punto 4 del documento dice que en temas de salud y seguridad ocupacional Empagua debe asignar a una persona para que realice un manual de inspecciones en lugares confinados.
«Tomando en cuenta que no existe mucha documentación al respecto es importante que en conjunto se defina este tema porque sí es vital definir los alcances teóricos así como acomodarnos a las condiciones reales de campo que son siempre muy complicadas porque existe un riesgo latente al bajar a los colectores cuando existan caudales sanitarios que no pueden ser desviados a ninguna parte» (sic), señala el documento.
Dicho reporte puso en evidencia que quienes supervisan los colectores trabajan con recursos mínimos, que incluso hicieron planos del alcantarillado sin contar con dibujantes, que elaboraron informes técnicos sin contar con una oficina, mucho menos tinta, papel e insumos básicos, trabajando en contacto con «aguas residuales domésticas». Bajo estas condiciones Ludwin bajó a inspeccionar el colector.
Al final del documento, Jeovany Miranda solicita a Empagua que asignen presupuesto para su unidad, especialmente para realizar reparaciones a los colectores en la Ciudad de Guatemala durante el 2023.
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Después de la tragedia
La rutina de Ludwin era similar a la de su madre. Ambos salían desde la madrugada de la aldea Santa Rosita, en Villa Canales. El día empezaba a las 4:30 am para estar al menos a las 7:00 horas en sus trabajos.
Ahora Araceli Alejandro hace ese recorrido sin compañía.
El día de la entrevista para este reportaje, también estaba sola en su casa. Dos perros, uno de ellos un chihuahua de su hijo, hacían el único ruido a su alrededor. A lo lejos se escucha de fondo la canción de una empresa repartidora de gas.
«Él era una persona muy educada conmigo, siempre quería evitar problemas. Era el único que me regalaba flores, que vivía tomándose fotos conmigo. La última vez que platiqué con él hablamos bastante y me preguntó si yo lloraría si él muriera. Le dije que sí y que no estuviera pensando esas cosas», recuerda.
La madre se quedó con el regalo que le daría ese lunes 7 de junio. «Ahora ese reloj me quedó envuelto. Yo corrí para llegar al lugar del accidente porque quería darle el reloj, pero lamentablemente ya era tarde».
El cuerpo de Ludwin fue rescatado en las corrientes de agua del río Las Vacas, en jurisdicción de la zona 18, mientras que su compañero Jorge Ortíz fue localizado en el Río Joyas de Senahú, en la zona 6 de Chinautla.
Empagua quiso evitar reclamos de las familias
La Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), cuando era dirigida por Jordán Rodas, recomendó a la Municipalidad de Guatemala adoptar de manera urgente acciones ante lo acontecido, ya que eran conocidos los reportes climáticos. Al Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), les recomendó delegar inspectores y técnicos de salud y seguridad ocupacional para iniciar las acciones correspondientes a efecto de dilucidar responsabilidades administrativas.
Dentro de Empagua, la entidad trataba de apagar el fuego a través del pago de los gastos funerarios y una indemnización.
El diez de junio de 2022, cuatro días después de la muerte de ambos jóvenes, quedó escrito en un oficio del Mintrab que Empagua hizo un ofrecimiento económico a las familias a cambio de que desistieran de realizar más acciones.
«Empagua le ha indicado que le pagarán el diferido del sepelio pero que quiere que firme documentos en donde ya no pueda reclamar nada y eso no le parece», escribió en un acta el Inspector de Trabajo, Óscar Fernando Toledo Guillén, quien citó a las familias de Ludwin García y Jorge Ortíz dentro del trámite de una denuncia para establecer la responsabilidad patronal de indemnización por accidente laboral, planteada por la Delegación Departamental de la Inspección General de Trabajo.
Una de las familias no respondió a las llamadas del Mintrab y la otra acudió acompañada y asesorada por una integrante del sindicato de trabajadores de Empagua. Ningún delegado de la empresa de agua asistió a esta diligencia.
«Se hizo el llamado a la entidad denunciada (Empagua) en los pasillos y área de espera y nadie respondió», dice el documento del Mintrab.
No está claro si recibieron ese dinero, ya que una de las familias aseguró nunca haber aceptado la comunicación de Empagua ni del Mintrab. La otra familia rechazó el ofrecimiento porque no estuvo de acuerdo con aceptar la condición de no reclamar nada más, según el acta del inspector de trabajo.
Un oficio que Evelyn Grajeda Figueroa, de la Dirección de Recursos Humanos de Empagua, envió al Mintrab el pasado 24 de junio de 2022, dice que tres y diez días después de la tragedia, entregó dos cheques por 16 mil 296 y 18 mil 486 quetzales a las familias de ambos jóvenes por «indemnización y prestaciones post mortem».
En el mismo documento Grajeda Figueroa dice que con ello Empagua «cumplió con el plazo establecido y con el compromiso de apoyar a los beneficiarios de las personas fallecidas».
En el acta del Mintrab quedó escrito que una de las afectadas dijo en la sesión que continuaría ante las instancias legales que considere para respaldar la manutención de sus dos hijos menores de edad.
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Christian Álvarez, diputado de la bancada Creo, entrevistó a los técnicos que sobrevivieron, quienes le confirmaron que ese día bajaron a supervisar el hundimiento solo con un lazo. Es decir, no contaban con arnés ni otros instrumentos de seguridad.
También dijo que según la información que recabó el diputado, fue la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (Sosep) quien pagó por los servicios funerarios de ambos jóvenes. Es decir no fue Empagua.
Plaza Pública buscó la postura de la empresa de agua pero no fue posible establecer comunicación. La institución no ha accedido a solicitudes de entrevista para otros reportajes realizados por este medio.
«Hay una irresponsabilidad en el manejo de la seguridad industrial, no solo en la Municipalidad, sino en todo el país, no hay control de nada. Toda vez no haya consecuencias por la falta de seguridad industrial, todo seguirá igual», enfatizó el diputado Álvarez.
La madre de Ludwin espera que lo recuerden como alguien que luchaba por su futuro y que hacía el bien.
«Él murió trabajando, no robando», dijo al terminar la entrevista.
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