Imagine que en todos los centros de estudio, en los parques y en los supermercados existen rótulos hablando de lo lindo que es consumir drogas. Visualice imágenes placenteras, frases motivantes. Ahora imagine rótulos pequeños, descoloridos, que dicen: «Si eres menor de edad, no pongas atención».
Final del ejercicio. Muchas gracias.
¿El escenario le parece posible o absurdo? ¿Ridículo?
Y qué tal si le digo que eso y más sucede todos los días frente a nuestras narices, pero no se trata de drogas, sino de sexo.
Ahora, a cualquier hora, es posible encontrar en la televisión escenas de sexo explícito o implícito (usted está en el trabajo). Está en las portadas y en las contraportadas de algunos periódicos, en los piropos callejeros, en las redes sociales, en conversaciones infantiles durante el recreo.
La sexualidad está por todas partes. En los costados de los autobuses. En las carreteras.
Sí. En estos tiempos, el sexo ya es cosa de niños.
Entre tanto, vivimos una epidemia de embarazos precoces. Si usted es mayor de 40 años, seguramente no había escuchado antes sobre niñas embarazadas a los nueve y diez años. La maduración sexual corporal se adelanta muchos años a la madurez mental. Las estadísticas oficiales de la última Encuesta Nacional de Salud Materno-Infantil guatemalteca nos dicen que cada año se embaraza una de cada cinco niñas menores de 17 años. Calcule: ¿cuántos buses llenos de niñas se necesitarían para llenar a tope al estadio Doroteo Guamuch Flores? Imagine ese estadio lleno de niñas. Afuera del estadio hay una cantidad igual de niñas esperando que lo desocupen. Y en el centro cívico (porque no cabrían afuera del estadio) hay más niñas para volver a llenar medio estadio. Bien, serían más de 70 000 niñas, y esa es la cantidad de las que quedarán embarazadas durante 2017. Es decir, al día de hoy, 16 de junio, el estadio ya se llenó a tope y afuera está creciendo la fila.
Esos embarazos se dan por dos razones: las relaciones sexuales sin protección y el sexo no consentido, muy a menudo acompañado de violencia y abuso. He aquí otro dato valioso: el 51 % de quienes embarazan a niñas de 12 años les doblan o triplican la edad a estas.
A la sociedad parece no importarle todo esto. Basta dar un vistazo alrededor.
En el caso del sexo voluntario y desprotegido, lo más fácil es culpar a la niña y dejar que pague su error. Aunque cada vez se ve menos, aún se dan casos en que las botan de la casa o las hacen pagar muy caro.
Como en el fantasioso caso de los anuncios de drogas, el sexo está por todos lados, pero somos incompetentes para discutir el asunto con los niños y las niñas (ambos son víctimas de esta exposición precoz). Queremos que se comporten responsablemente, pero nosotros somos adultos irresponsables porque sabemos de la terrible exposición y preferimos ignorar el problema.
Peor todavía, no educamos nosotros ni queremos que lo hagan otros. Yo no creo que la escuela deba ser responsable de la educación sexual de los niños y los adolescentes porque es un asunto tan delicado que debe estar en manos de los padres.
Sí creo en alianzas hogar-escuela para dar a niños y adolescentes lo que es un derecho absoluto: información correcta a tiempo. Y eso no es una responsabilidad del Gobierno, aunque este sí tenga un papel muy importante. Tampoco se trata de educar a la niña, como tanto se dice, sino de incluir también a los niños, quienes deben comprender que el sexo no es un juego ni un asunto de hombría.
Sí, puede hacérsenos difícil abordar la gama de temas para detener la epidemia. Quizá los adultos necesitemos ayuda para hacer bien el trabajo, y eso se consigue investigando, informándonos.
Explore algunos enlaces valiosos. Estas son algunas películas que tratan el tema (los videos hay que conseguirlos). Véalas antes de discutirlas con menores de edad (de ambos sexos). Si hace clic sobre este texto, verá otro caso. Aquí hay algo más.
Ayude. Contribuya con material educativo en la página de comentarios o en la página de Facebook de Plaza Pública. Propóngase actuar. Comience en casa y luego siga con la familia. Cuéntenos si sabe de instituciones confiables que brinden ayuda.
La segunda razón, la violación, la discutiremos en otro artículo.
Más de este autor