No sé si es simplemente porque buena parte de nuestra población vive en situación de sobrevivencia, si es nuestra idiosincrasia o hemos aprendido a echar punta cada uno por nuestro lado y el que está a la par que se joda. Puede ser desconfianza o simplemente incapacidad de trabajar en equipo.
En lo deportivo pareciera que pasa lo mismo. Es un ejemplo más de este esquema de no saber colaborar o trabajar unidos por un objetivo común. En los deportes que han destacado guatemaltecos a nivel internacional son aquellos en los que no se necesita el acompañamiento de un equipo. Jaime Viñals, Andrea Cardona, Juan Carlos Sagastume, Sofía Gómez, Guisela Morales, Sergio Sánchez, Teddy Palacios, Doroteo Guamuch Flores y, por supuesto, Erick Barrondo; son algunos de los ejemplos de deportistas destacados en deportes individuales. Nos cuesta trabajar en equipo. Los deportes de equipo tienen pocos éxitos, y cuando lo obtienen dependen de algunas individualidades o de cualidades individuales más que del trabajo en equipo.
Trabajar en equipo requiere confianza absoluta en los demás integrantes del equipo. Requiere entender que no es suficiente que yo esté bien para que el equipo esté bien. Necesitamos elevar el nivel del grupo para que como equipo nos vaya bien en competencias internacionales.
Lo mismo sucede con la probabilidad de lograr un desarrollo sostenible para los guatemaltecos. De poco sirve que un sector económico se levante, si no tiene cómo hacer encadenamientos productivos hacia adelante y hacia atrás. Lograr trascender como país implica que una gran parte de nuestra población que está excluida, marginada e ignorada tenga más y mejores oportunidades. Implica que esta población tenga acceso a un sistema educativo con cobertura suficiente para todos y de la más alta calidad posible.
Según estudios de diferentes organizaciones internacionales (PNUD, UNICEF, Pearson y la unidad de inteligencia económica de The Economist) más del 50% del impacto en la calidad de la educación recae en los maestros. No solo deben ser los mejores, sino los que mejor preparación tengan. No solo es necesario querer ser maestro, sino tener las cualidades y habilidades para poder ser maestro. No es cuestión de querer, es cuestión de que convenga para los intereses de los alumnos y su futuro. La formación inicial del docente no se trata de los estudiantes de magisterio, y mucho menos de los colegios privados que venden este servicio. La transformación de la formación inicial docente es para esos millones de alumnos que pasarán por nuestras aulas en los próximos 30 a 40 años.
Pero la respuesta de estos sectores es muy simple: Estamos jodidos todos ustedes. Lo que les interesa a algunos maestros de escuelas normales es qué sucederá con ellos. ¿Cómo podrán competir mañana con maestros mejor preparados que ellos? Lo que le interesa a los colegios privados es que potencialmente perderán miles de alumnos (13 – 15 mil anuales) que tenían que cursar seis años de la carrera de magisterio y que ahora solo cursarán cinco años. Una reducción del 16.66% de las cuotas que hasta ahora cobran. Estamos jodidos todos ustedes.
La misma lógica podemos aplicar a la Ley de Desarrollo Rural, temas fiscales, leyes de transparencia, Ley de Telecomunicaciones, reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, etc. En todas estas normas y muchas más, cada sector (muchos de ellos financistas de campañas para presidente o diputados) velan exclusivamente por su interés sectorial, gremial o individual. Mientras tanto, estamos jodidos todos ustedes.
Mientras cada sector, cada uno de nosotros, cada uno de los chapines sigamos velando por la punta de nuestra nariz, por nuestro metro cuadrado y por mi beneficio personal, sectorial o gremial, efectivamente se seguirá haciendo realidad esta frase: estamos jodidos todos ustedes.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
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