Más aún, el 65 % de las personas que participaron en el estudio dijeron estar dispuestas a aceptar una reducción de salario con tal de deshacerse de su jefe o jefa.
Con esas cifras no es descabellado decir que existe una epidemia de frustración extrema por los jefes. Supongo que la lista de razones para llegar a este extremo es muy larga para comentarse en este espacio. He aquí unas pocas para ver si usted se identifica con alguna o quiere agregar otras en la sección de comentarios:
Le falta experiencia y capacidad gerencial, pero conoce a la persona correcta. Estas personas juegan y abusan del poder que recibieron o simplemente esperan obediencia absoluta de sus supervisados.
Simplemente, a todas luces, es intelectual y profesionalmente superior a sus supervisados. Estos jefes creen que sus problemas se deben a los celos y a las incapacidades de sus subalternos.
Falta de capacidades para comunicar de manera efectiva los objetivos y las estrategias de trabajo, lo que genera resistencia entre los supervisados.
Y la lista puede seguir, pero eso no cambiará la cantidad de personas ansiosas por deshacerse de la odiosa jefa o del odioso jefe. ¿Y qué tal si esa persona está leyendo esto?
Aquí se proponen algunas cosas que podrían hacerse en ambos lados de este problema:
Si usted tiene un puesto de jefatura y problemas con sus empleados o subalternos, pues ya empezamos a encontrar el problema, pues usted no tiene empleados (a menos que sea el dueño de la empresa). Tampoco tiene subalternos, a menos que se trate del Ejército o de la Policía. Usted tiene a su cargo un equipo de trabajo, y su desafío es convertirse en líder positivo.
Si usted como jefa quiere ser aceptada como líder, recuerde que el mejor camino es el ejemplo. Que lo que dice y lo que hace no contrasten. Ponga el ejemplo en puntualidad, en comportamiento responsable, en respeto a las diferencias, en reconocer méritos y en dar crédito por el trabajo bien hecho. Además, no intente dividir al equipo entre aliados y oponentes.
No tenga pena en admitir internamente que necesita mejorar y aprender a ser un líder positivo. Autoedúquese, que los líderes naturales no existen: se hacen a fuerza de empatía (es decir, de ponerse en los zapatos del otro) y de aprender a identificar los puntos fuertes y débiles del equipo para sacarle el mejor rendimiento.
Además, mantenga esto en mente: los puestos van y vienen, y nadie está pegado eternamente a una silla. Tuve la oportunidad de servir en una institución pública por 12 años, en los que trabajé bajo 9 ministros y 17 viceministros. Saque cuentas. Así de volátiles son las cosas, especialmente en el Gobierno. Entonces, no hay que marearse con las supuestas alturas del poder, que, le cuento, apenas son una ilusión porque el sistema es más fuerte que cualquier jefe.
A menos que su puesto sea la culminación de su carrera, recuerde que «arrieros somos y en el camino andamos». Más adelante podrá depender o requerir de alguien de su equipo actual.
Ahora pasemos al otro lado de la cerca, donde están los desesperados y frustrados.
Su jefa no estará ahí por mucho tiempo, especialmente si todo lo malo que se dice de ella es cierto. No se desespere ni tome decisiones emocionales. No deje que el orgullo o el ego le quite el pan de la boca a usted y a su familia. Sea paciente. Recuerde que todo cae por su peso y que todo lo que sube tiene que bajar. Además, por su bien, crea esto: el remedio puede ser peor que la enfermedad.
La comunicación es fundamental para evitar y resolver problemas. Usted puede tomar el liderazgo en comunicación sin amenazar la autoridad del jefe o sin pretender arrebatarle la guitarra a la jefa. Simplemente proponga reuniones periódicas y trate de mostrar que lo que le interesa es el rendimiento del equipo. Si fracasa, vuelva a intentarlo.
Finalmente, si nada funciona, actúe con madurez. Nunca escriba un mensaje ni emita una opinión cuando se encuentre bajo estados emocionales de cólera o frustración. Si quiere, escriba lo que piensa, pero déjelo marinar al menos por un día antes de enviarlo. Si lo que dice de la jefa es cierto, entonces usted posiblemente es más inteligente y está mejor preparada que ella. Entonces, demuéstrelo, que eso también cuenta como entrenamiento para el día en que le toque asumir mayores responsabilidades. No desaproveche la oportunidad de templarse como el jefe que siempre quiso tener.
Para finalizar, si su caso es de acoso por cualquier razón, no renuncie. Denuncie. Su rendición solo fortalecería el comportamiento inadecuado y dejaría a su equipo con el problema. Si hay acoso, quien debe dejar el empleo es quien acosa, no usted.
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