Nadie podrá acusar a Giordano de faltista. De las 114 sesiones que ha realizado el Legislativo desde que él asumió en enero de 2012 ha asistido a 91. O al menos ha firmado asistencia a 91. Actualmente forma parte de cinco salas legislativas y ha presentado más de diez iniciativas de ley. Relativamente un récord si no fuera por los pelos en la sopa.
Una investigación periodística de Guatevisión mostró esta semana que la iniciativa 4995, Ley marco de ordenamiento y desarrollo territorial de la nación, en realidad es copia de la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable de Uruguay. Copiar y pegar es una práctica común entre congresistas. Mariano Rayo, del Unionista; Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada (Líder); y ahora Giordano son evidencia que llama a la reflexión sobre el fenómeno que contraviene una norma salida del mismo Congreso para solazarse con Estados Unidos, referida a los derechos de autoría.
En lo que respecta a las sesiones, han sido atendidas como diputado de por lo menos cinco bancadas en los cuatro años y tres meses que lleva en el Congreso. En 2012 asumió elegido por el departamento de San Marcos con la planilla del partido Compromiso, Renovación y Orden (CREO). Ese mismo año se pasó a las filas de Unión del Cambio Nacional (UCN). En 2013, a la bancada Líder, luego a Todos, para volver a Líder en 2015. Por este partido fue elegido en listado nacional como diputado para la legislatura que asumió en enero de 2016 y, menos de dos meses después de ser juramentado, se cambió al Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), hoy partido oficial en el Gobierno.
Nada nuevo para un diputado de Guatemala, puesto que el cambio de camiseta es el deporte legislativo por excelencia. Pocos, casi contados con los dedos, son los congresistas que permanecen fieles a su divisa política. La mayoría, como Giordano, cambian de estafeta de acuerdo con la comodidad del momento, definida por el número de ceros en los cheques o el tamaño de los fajos de billetes.
Como apenas tiene 24 años (es decir, llegó al Congreso con tan solo 20), las falencias en su gestión le son atribuidas a su juventud. Nada más alejado de la realidad. Jóvenes como Oliverio Castañeda de León o Adolfo V. Hall no tenían 20 años cuando ya cumplían con su cometido y lo hacían, en distintos terrenos, con la madurez y la responsabilidad que se requería. Ser joven no es razón para ser insolente, corrupto o inepto.
Él, Giordano, en realidad es ni más ni menos que la muestra real y palpable del sistema político en vigor. Se trata de un personaje que ha usado su cargo para lucrar. Por ello, el mismo año que llegó al Legislativo puso en marcha un negocio familiar y mediante comunicaciones oficiales promovió la venta de paneles solares entre los alcaldes de todo el país. Una práctica parecida a la que el excapo del Congreso Obdulio Chinchilla desarrolló en los años 90 con la fábrica de adoquines.
El año siguiente fue capturado en Chiquimula por hacer escándalo en la vía pública bajo efectos de licor, algo en lo que le antecedieron Aníbal García y Mariano Rayo, quien incluso disparó al aire luego de un partido de futbol.
Es decir, este diputado, que el gobernante Jimmy Morales ha pedido que sea expulsado de la bancada, es un diputado común y corriente: corrupto, sinvergüenza y tránsfuga. Pedir su renuncia es poco. Es menester reclamar la transformación total del sistema de partidos políticos. Los actuales no nos representan y solo sirven como moneda de cambio entre corruptos y corruptores.
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