Yo cumplo con mi trabajo, mantengo a mi familia y pago mis impuestos. Yo hago lo que necesito hacer para cumplir con la sociedad. Son todos los demás los que tienen al país como está. No es que haga todo perfecto, pero mientras no me cachen no hay clavo.
Estos párrafos describen el sentir de muchos guatemaltecos, lamentablemente.
Siguiendo con esta lógica decimos que el robo de celulares es culpa de los policías porque no capturan a los vendedores por el Teatro Nacional o el Mercado La Presidenta, culpa de los diputados porque no aprueban la ley contra robo de celulares o culpa de las empresas de telefonía porque siguen habilitando teléfonos robados. Pero jamás es culpa de las miles de personas, tan guatemaltecas como tú o como yo, que compran los teléfonos, televisiones, equipos de sonido o carros robados y manchados con sangre de algún otro guatemalteco, quizá incluso algún pariente, amigo o conocido. Mientras sigamos comprando celulares robados seguirá habiendo personas asesinadas para que los vendedores tengan celulares llenos de sangre para vender.
No es culpa mía que las calles de la ciudad estén sucias; eso es culpa de la muni porque no limpia las calles. Nos gusta zafarnos de cualquier responsabilidad, pero más nos gusta echarle la culpa a alguien más. Aprendimos desde chiquitos, señalábamos a nuestro hermanito, al chucho o al viento si rompíamos algo. Matamos o enfermamos a la abuela o a una tía no sé cuántas veces, justificando en el chance algunas llegadas tarde o una que otra ausencia. Nos cuesta hacernos responsables de nuestros actos y nuestras decisiones.
No sé quiénes son los que forman doble cola en el tráfico, los que compran facturas para ajustar la planilla del IVA, los que compran celulares robados, los que tiran basura en la calle, los que pagan mordidas para obtener contratos o los que lavan el dinero de actos ilegales. Digo no sé quiénes son porque cuando uno conversa con diferentes personas, todos dicen rápidamente: “A mí no me miren; culpa mía no es”.
Tenemos un país con un altísimo porcentaje de personas en pobreza y pobreza extrema, con desnutrición crónica y con bajísimo nivel escolar. El problema principal es que nos pasamos la vida entera viendo por la ventana, tratando de encontrar a quien echarle la culpa por el país que tenemos y debiéramos ver más profundamente en el espejo que tenemos enfrente y no seguir buscando culpables.
Es tiempo de asumir nuestras responsabilidades con seriedad. Debemos dejar a un lado ese pistocentrismo y egocentrismo que mueve y justifica nuestra forma de actuar. Es tiempo de cambiar nuestra filosofía de vida, nuestros hábitos y nuestro entorno. Es tiempo de transformar con nuestro cambio las instituciones en las que participamos. Es tiempo de conciliarnos con nosotros mismos, reconciliarnos con nuestros prójimos, ver para adelante y ponernos a trabajar unidos en lo que hemos dejado de hacer.
Ricardo Arjona y Pepsi lanzaron una campaña llamada Guatemorfosis. Sí, yo sé que es para anunciar su concierto y hacer publicidad de marca, pero lleva un mensaje muy profundo y que nos debe obligar a dejar de ver por la ventana a los culpables de cómo está Guatemala y ver un poco más al espejo para encontrar soluciones. Guatemala es la suma de todas nuestras actitudes, acciones, decisiones y omisiones. Guatemala es lo que hacemos y no lo que decimos que hacemos.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
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