La recuperación de la AEU
La recuperación de la AEU
Diecisiete años. Estuvimos casi dos décadas sin la AEU. Aquella Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León”, que representaba un actor significativo en la historia del país. Del 20 de octubre de 2000 al 7 de septiembre de 2017, la AEU pierde su papel histórico como representante del movimiento estudiantil universitario, como organización ligada a luchas sociales y populares, y como participante de acontecimientos decisivos en la vida política nacional.
¿Cómo se llegó a esta pérdida de la AEU?
Diversos factores coincidieron. La represión estatal contra la Usac cobró un precio importante llevándose vidas de estudiantes, docentes y empleados administrativos valiosos. El clima de represión funcionó y dejó huella: aún ahora, como lo refieren estudiantes entrevistados, la participación política despierta miedos antiguos y se mezcla con el temor hacia los grupos mafiosos que, posteriormente, ocuparon la AEU y se adueñaron de la Huelga de Dolores.
Otro factor fue la pérdida de horizonte estratégico que proporcionaba la militancia en el movimiento estudiantil y el movimiento revolucionario aglutinado en la URNG. Las relaciones entre ambos se fueron perdiendo y la dirigencia estudiantil, pese a sus capacidades, no logró recomponerse adecuadamente.
No menos importante es algo en que estudiantes y analistas entrevistados coinciden: la Usac se convierte en un campo de disputa en el que partidos políticos y mafias compiten por ganar elecciones e influir en los espacios en los que la universidad estatal tiene representación (entre los cuales se encuentran distintas comisiones de postulación y representaciones en la junta directiva del IGSS o la Junta Monetaria.), así como a perseguir otros intereses alejados de la academia, incluyendo la administración de negocios bastante turbios.[1]
La historia de cómo se recupera la AEU es resultado del esfuerzo de un grupo de líderes estudiantiles comprometidos, el apoyo de un sector estudiantil que, como en otras ocasiones, se sacude la apatía y un contexto político nacional que, al calor de las crisis políticas de 2015 y 2017, repudia la corrupción que se había instalado en esta institución (y en la Usac en general).
La AEU ha retornado, como una transformación importante del movimiento estudiantil universitario.
Abril-agosto de 2015: la crisis política y su influencia en el rescate de la AEU
Las protestas de 2015 fueron parte de una crisis política más extensa y contribuyeron a la caída del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, teniendo efectos inesperados en el movimiento estudiantil y en la recuperación de la AEU.
En primer lugar, permitieron un espacio de encuentro y organización. En opinión de Lenina García, secretaria general de la AEU para el período 2017-2019, las protestas hicieron coincidir a estudiantes que venían de diversos espacios como movimiento de niñez, de mujeres, normalistas e integrantes de EPA, que tenían como factor común estudiar en la Universidad de San Carlos. Las protestas permitieron un encuentro entre diversas trayectorias que no habían coincidido dentro de la universidad.
Otro aspecto más general fue que las protestas instalaron un cierto clima político que posicionó la corrupción como un problema importante y sancionando la acción colectiva como una forma válida y eficaz de mostrar repudio. Se reforzó la imagen negativa de los grupos que usurpaban la AEU como corruptos y, complementariamente, los estudiantes participantes en las protestas obtuvieron cierta legitimidad. Además, estudiantes que no habían participado en actividades políticas lo hicieron por primera vez y comprobaron que era efectivo.
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En tercer lugar, la lucha contra la corrupción (y el propio llamado de los estudiantes) propicio también que los medios de comunicación y redes sociales estuvieran cercanas a las luchas estudiantiles, lo que los protegió de posibles represalias violentas.
Espacio de encuentro, clima contra la corrupción y cercanía mediática, las protestas catalizaron el malestar que los estudiantes sancarlistas sentían por la cooptación de la AEU, señalada de actos de corrupción, delincuencia, vandalismo y de servir como grupos de choque a ciertas autoridades universitarias.
Estudiantes que trabajaron y se organizaron en sus asociaciones estudiantiles, supieron aprovechar estos factores y se lanzaron a recuperar la AEU.
Septiembre de 2016: desconocimiento de la Comisión Transitoria
A partir de la elección de 2000 en las que Jorge Mario García gana la Secretaría General de la AEU, y hasta 2012, cada dos años se realizaron elecciones poco conocidas en las que participó una única planilla. Un ritual para mantener una máscara de legalidad.
En la reunión del 10 de octubre de 2012 del Consejo Superior Universitario[2], se consigna una audiencia en la que ante el “presidente” (la figura correcta es la de secretario general) de la AEU, el rector Carlos Estuardo Gálvez Barrientos indica que “ojalá” se puedan realizar elecciones en dicha asociación, pues sería “conveniente”.
El representante de la AEU pregunta ¿qué pasará con lo relacionado al cobro de la tasa estudiantil?,[3] pero indica que lo que se acumule será utilizado para comprar un bus que llamarán “Oliverio Castañeda de León”. El rector contesta que es “importante, un buen mensaje”.
Ese mismo día, por la tarde, el secretariado de la AEU compuesto por Roberto Nicolás Muñoz Martínez (secretario general), Karlos Bradimir de León Morales (secretario general adjunto), José Fernando Álvarez Granados (secretario de finanzas) y Óscar Rolando Sánchez Lemus (secretario de actas) crean una “Comisión reguladora de la AEU y Asociaciones Federadas” con el fin de “regular los procesos de elecciones”.
En el salón anexo del Consejo Superior Universitario, “convocan” a elecciones en las que votarán ellos cuatro para elegir dicha Comisión. Se presenta una única planilla y al quedar empatada la votación (dos a favor y dos en contra), deciden que el voto del secretario general cuente por dos. Así eligieron a los integrantes de la Comisión Transitoria: Guillermo Alejandro Prera Cuevas, Darvin Wilmar Santos Godoy y Rolyn García Méndez.[4] El objetivo de esa instancia sería realizar el proceso de elecciones para el secretariado de AEU en el menor tiempo posible.
Cuatro años después no habían hecho ninguna convocatoria y no parecía que fueran a hacerla. Al contrario. Los miembros de esta Comisión Transitoria estaban cómodamente instalados en una pequeña oficina de la AEU (dado que la sede de esta asociación era rentada a un Café Gitane, un centro de internet y una fotocopiadora que pagaban alquiler a esa Comisión).
De hecho, el secreto para que “estudiantes” de más de 40 años estuvieran en la AEU es fácil de comprender. Los alquileres de la sede de AEU, las extorsiones a los comercios cercanos, los beneficios de la Huelga de Dolores, fiestas (en las que las empresas que venden cerveza y licor les daban producto para que apareciera exclusivamente su marca) y la cuota estudiantil (que es canalizada por la institucionalidad de la Usac) representan una suma apreciable… además de otros negocios ilícitos de los que estaban señalados. Las conexiones con autoridades políticas que los utilizaban como grupos de choque para sus fines electorales les garantizaba su permanencia.[5]
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En muchas oportunidades, integrantes de la AEU o de los Comités de Huelga afines a éstos, utilizan la violencia contra estudiantes que se les oponen y quedan registradas en denuncias y videos, sin que las autoridades universitarias dieran una respuesta enérgica y satisfactoria.
Sin embargo, para septiembre de 2016, las asociaciones estudiantiles de Agronomía, Ingeniería, Arquitectura, Historia, Veterinaria y Zootecnia, Ciencias Políticas, llevaban tiempo reuniéndose y discutiendo la forma de retomar la AEU. Cada una de estas asociaciones desarrollaba sus actividades en sus unidades académicas. Pero las protestas los reunieron y consideraron la necesidad de retomar la AEU.
Los líderes estudiantiles de esas asociaciones ya habían realizado actividades como la celebración del Día del Estudiante el 22 de mayo, y la solicitud del doctorado honoris causa para el líder estudiantil Robin García asesinado en los años 80, así como diversas reuniones y discusiones en las que se habían dado un plazo para desconocer la Comisión Transitoria.
El 20 de septiembre de 2016, en horas de la mañana, se reúnen en la Plaza de los Mártires, unos 50 estudiantes de diferentes unidades académicas. Un número quizás insuficiente para lo que se pretende hacer: desconocer a la Comisión Transitoria que ocupa la AEU.
Con el ánimo decaído, pero con la decisión tomada, se preparan para bajar a la sede de la AEU. Sin embargo, entre golpes de tambor y gritos decenas de estudiantes de la Facultad de Agronomía se unen al movimiento. La reunión se vuelve una fiesta. Ya son cientos y se pierde el miedo.
En la sede de la AEU se encuentran representantes de la Comisión Transitoria. Varios visten uniformes de seguridad y se dice que más de alguno está armado. En un momento estarán frente a frente, y ante a las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación, desconocieron a la Comisión Transitoria.
Una clave fue la lectura de los estatutos de la AEU vigentes. Hechos después de la desaparición de estudiantes en agosto y septiembre de 1989 (los mártires de 1989), contienen una disposición que indica que, en caso de que el secretariado de la AEU no exista, seis asociaciones estudiantiles pueden conformar el Consejo Consultivo Estudiantil (CCE) que a su vez puede convocar al Consejo Electoral (CE).
Hay fotografías en las que se observan las instalaciones de la AEU y muchos estudiantes gritando consignas y levantando la mano en el momento en que representantes de estas seis asociaciones leyeron el desconocimiento y se lo entregan a Guillermo Prera, quien ante la presión de cientos de estudiantes firmó el documento. Sin que lo capten las cámaras, Prera dijo a uno de los representantes: “esa su mierda no les va a servir para nada”.
Pese a las amenazas y la sensación de miedo que todavía generaban, los integrantes de la Comisión Transitoria, sin saberlo, se estaban despidiendo del botín que les significaba la AEU.
Agosto y septiembre de 2017: elecciones y recuperación de la AEU
El sábado 19 de agosto de 2017 se inician las votaciones para elegir al nuevo secretariado de la AEU.
Las mesas de votaciones se iniciaron a las 10 de la mañana debido a complicaciones técnicas. Un estudiante de ingeniería hizo una aplicación para que el registro de la votación fuera electrónica (el sistema es novedoso para las votaciones en la universidad y, de hecho, para el país) y necesitaba conexión a internet que no se encontraba disponible en todas las unidades académicas.
Un detalle patético. A la par de una de las filas de votación en la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media (EFPEM) al que acuden muchos estudiantes, se encuentra un representante de la Comisión Transitoria sentado a la par de una mesa en la que también se anuncian votaciones, pero en la que no vota nadie. Los mismos estudiantes se encargarán de sacarlos.
Antes de las votaciones y en el transcurso de estas, líderes estudiantiles y miembros del Consejo Electoral que organizó y dirigió las votaciones, temían que la Comisión Transitoria obstaculizara el proceso con violencia. Sin embargo, el acompañamiento de organizaciones como la PDH, OACNUR, UDEFEGUA, Brigadas de Paz, Comité Campesino de Occidente y la cobertura mediática lo impidieron.[6]
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Cuatro planillas se disputaron el secretariado de la AEU en esa elección: Planilla 1: RETO (Renovación Total, con Josué Márquez como candidato a secretario general); Planilla 2, FRENTE (Frente Estudiantil, con Lenina García como candidata a secretaria general); Planilla 3, MEUC (Movimiento Estudiantil Universitario Consciente, con German Antonio Padilla como candidato a secretario general); y Planilla 4, CREE (Cambio Reformador de Excelencia Estudiantil, con Ronald Esaú Velásquez como secretario general. Este grupo despertó sospechas por posibles nexos con la Comisión Transitoria). MEUC y CREE se inscriben el último día.[7]
El proceso para elegir un nuevo secretariado de AEU no fue sencillo.
Cinco asociaciones se suman a las seis que iniciaron el proceso, y juntas integran el Consejo Consultivo, que a su vez, crea un Consejo Electoral que se encargaría de realizar las elecciones.
Sin antecedentes inmediatos, tuvieron que aprender sobre la marcha y enfrentarse a diversos problemas: la ausencia de un reglamento electoral que les orientara, las amenazas[8] que se reciben de la gente ligada a la AEU y las dificultades que les coloca el Consejo Superior Universitario.
El Consejo Superior Universitario trató de mostrar una aparente neutralidad al señalar que se trataba de “un problema entre estudiantes”. Sin embargo, propuso que la Comisión Transitoria y Consejo Consultivo “trabajaran juntos” para resolver el problema.
Luis Ventura, dirigente y representante estudiantil ante el CSU por la Facultad de Agronomía, dice que dentro de este órgano de dirección, hubo una oposición fuerte a las legítimas demandas estudiantiles, que incluían descalificaciones, cuestionamientos sobre la legalidad y representatividad de los estudiantes (incluyendo ninguneos hacia los estudiantes).
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El CSU no tuvo reparos en dar un aporte de Q50 mil a la Comisión organizadora de la Huelga de Dolores cada año, entre 2013 a 2017.[9] También permitió que la Comisión Transitoria cobrara más de Q.500 mil de tasa estudiantil que se acumuló en varios períodos, sin que se sepa el destino de ese dinero.
Es el mismo CSU que decide crear una comisión para resolver el problema de la AEU y traza una “línea”. Solicita la firma del secretario general y el tesorero de cada asociación estudiantil en Tesorería de la Usac para considerarlas “legales”, utilizando el reglamento del cobro de tasa estudiantil.
Esto lleva tiempo e impide sacar una primera convocatoria en febrero de 2017, pues sin cumplir con este requisito, no les darían el padrón electoral por la “naturaleza sensible” de la información contenida en el padrón.
En abril de 2017 las asociaciones de Arquitectura, Ciencias Políticas, Farmacia, Historia, Ingeniería y Medicina se acreditan ante el CSU el cual se vio obligado en entregarles el padrón electoral, el que antes habían negado por considerarlo “de naturaleza sensible”. El Consejo Electoral empezó a motivar a los estudiantes para organizarse y participen en las elecciones. Obtiene apoyo del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para formar voluntarios, organizar el evento y conseguir el mobiliario necesario, para las elecciones que se celebrarían el 19, 20 y 21 de agosto. El CSU apoyó al Consejo Electoral con Q35 mil para cubrir los gastos del proceso.[10]
El 14 de agosto, con la organización lista y a unos días del evento, cae una bomba: la Comisión Transitoria obtuvo una copia de padrón electoral de manos del Departamento de Registro y Estadística, con el objetivo de realizar su propio proceso electoral. Luis Felipe Irías director de ese departamento fue responsabilizado de ese “desliz”. Sin embargo, los estudiantes señalan que la orden vino del Departamento de Asuntos Jurídicos, y sospechan de miembros del CSU.
Los estudiantes se indignan por este hecho. El jueves 17 de agosto, hay una fuerte movilización hacia la rectoría y el Consejo Superior Universitario, que tras una discusión acuerda que la única organización estudiantil reconocida es el Consejo Electoral.
De acuerdo al Consejo Electoral estudiantil, de una planilla de 119 mil estudiantes del campus central, 15 mil estudiantes votaron para elegir a la AEU.[11]
La elección fue ganada por Frente Estudiantil, planilla encabezada por Lenina García, estudiante de EFPEM. Lenina se convierte en la primera mujer electa para el cargo de Secretaria General de la AEU.[12]
2018: año de desafíos
¿Cuál es el significado de la recuperación de la AEU? Es muy temprano para dar una respuesta a esta pregunta.
Como se puede apreciar a lo largo del siglo XX, aspecto que parece reafirmarse en las protestas de 2015-2017, la AEU y el movimiento estudiantil aparece con fuerza en momentos de crisis política. Pero ¿qué objetivo histórico se puede trazar, después de las relaciones que sostuvo con la izquierda revolucionaria y la posterior cooptación iniciada en el año 2000?
Buena parte de sus esfuerzos actuales están dirigidos a reestructurar el movimiento estudiantil al interior de la universidad, a construir una base estudiantil fuerte, que se reapropie de la Huelga de Dolores (recuperando su carácter político-cultural, evitando la violencia y promoviendo la transparencia) y que luche contra personas y prácticas que quedaron de la etapa previa, para así recuperar su papel político en el país.
¿Podrá realizar este objetivo inmediato? Y más importante ¿encontrará y podrá realizar un objetivo estratégico que lo ayude a mantener su doble carácter de asociación gremial y de actor político de alcance nacional?
Hay esperanzas. Pues la primera y más básica dificultad, la recuperación de la AEU, ya se logró.
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