Por eso creo en el poder de la multitud. Y como estudiante apoyo la iniciativa (de las universidades) de meditar simultánea y colectivamente sobre los próximos pasos a dar tras la euforia de las masas que han repudiado a las figuras más prominentes de la política y de las instituciones públicas más notables.
Por supuesto que estoy a favor de que renuncie el presidente, y sería algo tremendamente loable que lo juzguen junto con Baldetti. Pero allí la Cicig y el MP tienen la tarea de averiguar los hechos y conseguir las pruebas.
Con lo que ya se sabe podríamos exigirles a los encargados de la investigación que hagan públicos los nombres de los empresarios corruptores y que los acusen. La parte activa del cohecho aún se ignora y es trascendental para esclarecer este tipo de situaciones anómalas.
Porque se está develando a los grupos que han mantenido el control de la inteligencia (como Luis Mendizábal) desde los tiempos contrainsurgentes y que luego, en los años 1990, se dedicaron a resolver los secuestros de las familias más pudientes del país hasta que llegaron, por medio de las mismas estructuras, a controlar la mafias más viles, como dirigir el contrabando en las aduanas o tener jueces y magistrados bajo su dirección. Por supuesto, con la anuencia tácita o expresa de grandes consorcios empresariales, los clientes de La Línea.
Para ejemplificar este hilo conductor entre el pasado y el presente, recuerdo que Mendizábal fue testigo de descargo en favor de Pedro García Arredondo en el juicio por la quema de la embajada de España, donde murieron 37 personas calcinadas por una orden del Estado. ¿Qué hacía Mendizábal defendiendo a un violador de los derechos humanos que ya había sido condenado por la desaparición de dos estudiantes?
Se podría colegir que ambos vienen de los mismos sectores (Mendizábal asegura identificarse con el difunto MLN) que en principio buscaban liquidar a los subversivos y luego, con el mismo armamento (también acepta que traficó armas para combatir la guerrilla salvadoreña y que en su boutique se fundó el partido Arena), empezaron a delinquir por puro amor a la plata.
Para romper con ese metasistema detrás de las instituciones visibles debemos estimular propuestas de cambios transversales. Por ejemplo, a un amigo le escuché hablar sobre la teoría de la dinámica espiral. Este fue el modelo sudafricano empleado a un nivel psicológico por medio de los valores, en el cual se habla de reconfigurar la cultura en ocho dimensiones.
Otra idea fue elaborar una plataforma para discutir la problemática desde una óptica horizontal estudiantil sin que medie un especialista que establezca lo que debemos hacer. Y esto es algo que ya tomó forma con jornadas en la San Carlos y en la Landívar, de donde sin duda se obtendrán cientos de ideas.
Una situación que diferencia sustancialmente a países como Estados Unidos del nuestro es la descentralización económica, fiscal y a nivel institucional público. Porque la saturación en la capital conlleva violencia, miseria y que se olviden otras regiones, mientras los puertos, por ejemplo, que deberían ser las ciudades más fructíferas por los ingresos que reciben, son unos poblados casi desérticos, arquetípicos del viejo oeste, en coma gracias al contrabando y al trasiego de drogas.
Entre la acostumbrada mugre, es inspirador ver a tantos estudiantes involucrándose en asuntos políticos. Juro que nunca creí que fuera a experimentarlo. Porque siempre escuché de las jornadas del 68 de París, de las de marzo y abril en Guatemala o de las protestas anteriores a la masacre de Tlatelolco, o bien leía a Roberto Bolaño, cuyos amigos resistieron a los milicos de Pinochet cuando tomaron la universidad de Santiago, y las historias de cuando Olivero Castañeda de León fue asesinado en el Portal del Comercio. Y nunca pensé observar algo tan palpitante.
Debemos ir por la horizontalidad que genera la furia estudiantil, cultivar en principio la unión entre la USAC, la Landívar, la Del Valle y la Marroquín sin miedo a traspasar los paradigmas construidos por los que llevan años en las trincheras políticas.
Nos criticaron cuando íbamos a Un Techo para mi País. Nos decían que era algo superficial. Pero en esas construcciones nacieron almas que se hermanaron con la otredad excluida. Un espejo de la realidad se abrió y no podrá negarse.
Nos reprocharon por exigir desde un principio la renuncia de Baldetti y no creían que se fuera a dar. Pero ahora vamos más allá, que para eso estudiamos: más que para colgar títulos, para criticar a esta sociedad que, todos lo sabemos, en el fondo está podrida y apesta. Hay un animal muerto en el sótano del país. Lo estamos buscando para sacarlo y enterrarlo dignamente. Aquí están nuestras manos.
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