Los funcionarios impávidos, el pueblo envalentonado y Baldetti con arraigo
Los funcionarios impávidos, el pueblo envalentonado y Baldetti con arraigo
El día que siguió a la renuncia de Roxana Baldetti a la Vicepresidencia fue un intento frustrado del Gabinete de Gobierno y diputados de la mermada bancada oficialista de restar gravedad a la situación. En la calle, sin embargo, cientos de personas rodeaban el Congreso para exigir a los congresistas que agilizaran el proceso de votación y aceptaran la ansiada renuncia. Casi de inmediato, cuando los legisladores lo hicieron, hubo orden de arraigo contra Baldetti.
Dwight Pezzarrossi, ministro de Cultura y Deportes, baja las escaleras de Casa Presidencial y se dirige a los expectantes periodistas como si no hubiera sucedido nada. Como si la reunión extraordinaria de Gabinete convocada por el presidente Otto Pérez Molina a la mañana siguiente de anunciar la renuncia de Roxana Baldetti a la Vicepresidencia del país no tuviera importancia. Se postra frente a la tarima y comienza responder a las preguntas que le hacen los reporteros como si estuviera hablando después de un partido de fútbol.
"¿Por qué les citó hoy el presidente? ¿Qué les dijo?", inquieren los periodistas.
“Simplemente eso, que obviamente el trabajo continue de la mejor manera, haciendo nuestro mejor esfuerzo.”
"¿Se habló de alguna renuncia?"
“No.”
"¿Se habló de la terna?"
“No”, responde Pezzarrossi.
Poco después desciende el ministro de Agricultura, Sebastián Marcucci, repitiendo un discurso que ya parece ensayado, informa que seguirán “con los logros obtenidos”.
A continuación, llega el ministro de Finanzas, Dorval Carías, quien cuestionado sobre si Roxana Baldetti será indemnizada, responde que sí, como si se tratara de una pegunta obvia. “Claro, este es un cargo 011 con todas las prestaciones. Con el hecho de aceptar la renuncia ya empieza la solicitud. Hay que calcular cuánto”, informa como si la exmandataria no hubiera renunciado el día anterior por su posible vinculación con el robo de millones de quetzales de las arcas del Estado.
A continuación aparece el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, quien, a pesar de su cercanía con las cabezas del Gobierno, ha salido casi intacto, el menos públicamente, de la crisis iniciada hace ya tres semanas. Ha acompañado, de hecho, cada una de las conferencias en las que la Comisión Internacional contra la Impunidad de Guatemala (CICIG) ha anunciado, sucesivamente, el desmantelamiento de una red de contrabando encabezada por el secretario privado de la Vicepresidenta, Juan Carlos Monzón Rojas, y la recaptura de los cabezas implicados en la red.
Según un reportaje publicado por Plaza Pública, la impunidad del ministro de Gobernación —junto a la de Roxana Baldetti y el mismo Otto Pérez— fue negociada con Estados Unidos a cambio de renovar el mandato de la CICIG. El nombre de López Bonilla fue también uno de los que figuró en una terna de candidatos a Vicepresidente, que circuló una noche antes, después de que el Presidente hizo pública la renuncia de Baldetti.
En esta lista, según información publicada por varios medios, López Bonilla figura junto a Adela de Torrebiarte, comisionada presidencial para la reforma policial, y Julio Ligorria, embajador guatemalteco en Washington. El ministro de Gobernación, sin embargo, desmiente tal terna y solicita con vehemencia a la prensa que desista en sus especulaciones. “No hay terna. De verdad. Es una época de muchos rumores, que nos están haciendo mucho daño. Por un lado dicen que nos van a sacar en publicaciones, por el otro que nos investiga la CICIG, por el otro que van a quitar visas. A día de hoy no hay ninguna terna. Lo digo yo categóricamente, no hay ninguna terna”. López Bonilla agrega que, en caso de que él conforme tal lista, se supeditará a la decisión del Presidente; pero insiste que preferiría continuar como Ministro de Gobernación.
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Preguntado por los rumores de que Roxana Baldetti pueda estar en Panamá, responde que “no”, que está en el país, que “está en su casa, dispuesta a enfrentar cualquier investigación”. Por último, asegura no tener nueva información sobre el lugar en que se encuentra el supuesto líder de “La Línea”, el prófugo Juan Carlos Monzón, ni el de Luis Mendizábal, quien fue declarado prófugo por la CICIG el pasado 7 de mayo. “Hay una lista de los más buscados en el mundo, con Interpol, con el FBI, y no se encuentran tan fácilmente. ¿Cuánto tiempo llevamos buscando a Carlos de León, por poner un ejemplo?”.
#Notetoca
Horas más tarde, decenas de personas empiezan a llenar la Plaza de la Constitución para participar en la cuarta marcha pacífica que se realiza en ese sitio desde el pasado 25 de abril, bajo el lema #RenunciaYa. Aunque no son los 30 mil de la primera marcha ni los 20 mil del 1 de mayo, poco a poco van llegando adultos de todos los puntos de la ciudad, niños, ancianos y sobre todo, muchos estudiantes universitarios, en su gran mayoría de la Universidad San Carlos.
Salpicada por decenas de vendedores de merchandising de la renuncia –con nuevas adquisiciones, como máscaras de Anónymus— la marcha continua con sus lemas y sus sonidos estridentes. Pitos, tambores, trompetas y sartenes, acompañados de gritos pidiendo la renuncia de Otto Pérez Molina, e informando a Manuel Baldizón, candidato presidencial del partido Lider, que #Notetoca. “No te toca, Baldizón, no te toca”.
Manifestantes entrevistados por Plaza Pública se declaran “entusiasmados” por renuncia de Baldetti, la asumen como “un logro del pueblo”, y se declaran ilusionados por el resurgimiento de las protestas ciudadanas. En lo que no son tan optimistas es en el futuro del país. “Estamos mal, perdidos, siento ser pesimista”, dice Yanette Mejía López, quien llega desde Antigua. “Está difícil”, afirma Clemencia Guerrero, capitalina. “Lo malo es que la corrupción está a todos los niveles”, declara Romeo Matul, otro de los asistentes, de origen petenero.
Poco a poco van sumándose más integrantes a la marcha, que se encamina, como si fuera el cauce lógico de la tarde, hacia el Congreso de la Republica, y finalmente se concentra frente a la gran puerta de madera que los separa del hemiciclo. En su interior, como no había sucedido en todo el año, luce abarrotado: 147 de los 158 diputados esperan a la votación para aprobar la renuncia de Roxana Baldetti.
#RenuncióBaldetti
Desde el mediodía, las oficinas y corredores del Palacio Legislativo se llenaron de congresistas. Algunos todavía con las camisetas (rojas y anaranjadas en su mayoría) de los colores del partidos y seguidos por ujieres que les llevaban los trajes. Este sábado no es un día para ausentarse.
Para restar importancia a la crisis política agravada por la renuncia de la Vicepresidenta, los diputados del Partido Patriota, ofrecían una conferencia de prensa en la que acusaban a los manifestantes de pertenecer a un partido de oposición, insistían en la inocencia de Baldetti y aseguraban que votarían a favor de aceptar la renuncia para “respetar la institucionalidad” y “seguir el orden constitucional”, según el jefe de bloque, Gudy Rivera.
Al más puro estilo de una comedia del absurdo, un titubeante Luis Rabbé, presidente del Congreso, intenta que se vote por crear una comisión para verificar la autenticidad de la firma de Roxana Baldetti en su carta de renuncia. Los persistentes rumores de una dimisión forzada circulan entre los congresistas. “El Presidente la forzó”, “no se sabe si (la firma) es o no es suya”, “ya han mentido antes”, comentan en voz baja algunos congresistas opositores, tratando de sembrar la duda ante las consultas por la, en apariencia, estéril discusión.
Mientras las discusiones van y vienen en el pleno, fuera del Congreso un coro multitudinario de manifestantes exige que renuncien. Hasta en los pasillos del Legislativo resuenan los pitos, cacerolas y tambores de los ciudadanos que hacían escuchar su voz.
El diputado César Fajardo, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), resume la preocupación de muchos congresistas: "Votemos antes de que esto se vuelva un boomeran, hay mucha gente afuera”. En igual sentido se expresa Pablo Duarte, diputado Unionista, quien le recuerda a los congresistas lo que muchos nunca han dejado de saber: “Nadie cree en nosotros, nadie cree en la clase política, estamos en trapos de cucaracha”.
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Pese a esto, la discusión se extiende. ¿Es la firma de Roxana Baldetti la que calza la carta de su renuncia? Ante la necesidad de zanjar el asunto, un acta notarial para dar fe de la autenticidad de la firma de Baldetti se materializa en las manos del jefe de bloque del Partido Patriota, Gudy Rivera. Se trata de un acta suscrita por el notario Mario René Cano Gutiérrez, el abogado de Baldetti.
No contentos con solventar el trámite, y mientras los pitidos siguen sonando, los diputados Rivera, Valentín Gramajo y Estuardo Galdámez, del Partido Patriota, rinden honores a defenestrada Baldetti. Como en una realidad alternativa, los congresistas perfilan la decisión de Baldetti como el valiente paso de una estadista, como una muestra de transparencia y probidad. El diputado Estuardo Galdámez, de Quiché, acusado de intentos de soborno a periodistas y de compartir negocios con personas investigadas por narcotráfico, llega al absurdo de proponer como ejemplo a Baldetti “para todos nosotros, cuando nos investiguen, cuando pidan renunciar a inmunidad”.
Tras el baño de gracias sobre Baldetti, el pleno procede a votar: 147 votos a favor, ninguno en contra; nueve ausencias. Esos resultados permiten que se apruebe la moción privilegiada para conocer la renuncia; y, el mismo número de votos, ratifican la renuncia de la hasta entonces Vicepresidenta de Guatemala. El cuarto acuerdo legislativo de este año (04—2015) da pie a que el Congreso pueda recibir la propuesta del Presidente de una terna entre la cual elegir al remplazo de Baldetti.
Lo que sigue es una representación para los medios de comunicación y un intento por poner paños fríos sobre las protestas de los últimos días. Diputados de la UNE, Todos, Creo, PRI y Lider se ven reconvertidos en la voz del pueblo. Cada uno a su manera trata de canalizar los descontentos, enumerando los males del sistema político, diciendo responder a las “legitimas” demandas de la población, se lamentan por la pérdida de credibilidad del sistema. El extremo más absurdo lo protagoniza el diputado Roberto Villate, jefe de banda de Lider: “Esto es un mensaje, es un mensaje del pueblo de Guatemala, de la CICIG, de Estados Unidos. Hoy, si truenan pencazos, que cada quien se agarre. Y todavía falta. ¡Por eso el doctor Manuel Baldizón ha dicho: CICIG hasta 2019!”.
El diputado Amilcar Pop, de Winaq (partido que junto a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, planteó el antejuicio contra Baldetti), se expresa en otra línea: “Debemos estar vigilantes, esto no se acaba acá aquí, y ojalá se pueda depurar este hemiciclo y muchos de los que están aquí vayan a prisión”. Depuración, reforma del sistema político, el espectro que asusta a la clase política, apenas se asoma en el Parlamento.
La noche oscura
Afuera, conforme va atardeciendo, los asistentes de la marcha se diversifican. Algunos permanecen en la puerta principal Congreso, otros se congregan en la entrada a la que se accede desde la octava avenida y otros regresan a la Plaza de la Constitución. Un grupo de universitarios se concentran al cobijo de la entrada al Palacio Nacional de la Cultura, rodeándola de veladoras con unas cadenas colocadas en el centro.
Estos estudiantes solicitan firmas a los asistentes para pedir la renuncia del presidente Pérez Molina, la suspensión de las elecciones y la reforma del Estado. “Lo que buscamos es una elección a presidente provisional a través de una asamblea popular —explica Karlah Sierra, dirigente estudiantil de la facultad de Ciencias Económicas de la USAC—. Lo que pasa es que no hay opciones, todos los candidatos tienen un pasado oscuro y corrupto”. Sierra cuenta que, desde que estalló la crisis, en la Universidad están realizando diferentes asambleas para encontrar opciones, apoyadas por docentes y estudiantes.
La noche se va cerrando sobre la plaza, los colores de la bandera se van oscureciendo, los asistentes van desapareciendo, los vendedores van recogiendo sus cosas. Suena una guitarra en medio del círculo de veladoras rodeadas de varias decenas de personas. Cerca de la fuente, tras un carrito de hot dogs, Elías Solís, de 18 años, quita con una raspadora la grasa que las salchichas dejan en la plancha. ¿Qué piensa de todo esto?, se le pregunta: “En Guatemala hay muchas violaciones y los Gobiernos no cumplen, porque mientras están haciendo sus caravanas empiezan a ofrecer cosas, a prometer cosas y luego nunca las cumplen”, responde. ¿Sabe por qué está la gente hoy aquí? “Ni idea”. Se le explica que es por la renuncia de la vicepresidenta. Solís cuenta que leyó en los diarios que Roxana Baldetti había robado millones junto con “su diputado, Monzón”, pero que no sabía que hubiera renunciado. ¿Qué piensa de la renuncia? “Saber. No tengo palabras para eso”, responde posando su mirada en la plancha ondulada de metal.
Casi al mismo tiempo, Roberto Manuel Flores Rivera, juez de Turno de Primera Instancia Penal, a solicitud de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), emitía una orden de arraigo en contra de Roxana Baldetti, para evitar que pueda salir del país. “Se trata de una medida precautoria”, explicó la portavoz del Ministerio Público, Julia Barrera. “No hay cargos específicos en su contra”. La oscuridad de la noche se extenderá durante mucho tiempo sobre la exvicepresidenta.
La próxima semana “a más tardar el martes”, según fuentes del Ejecutivo, el presidente Pérez Molina enviará al Congreso la terna de la que los diputados deberán elegir a la persona que lo acompañará en la Vicepresidencia en lo que resta de su mandato. ¿Quiénes la integrarán? “Todavía no hay nada concreto. Cualquier cosa que se diga ahora son puros rumores”.
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