O sea que no sirven y que es perder el tiempo, esfuerzos y recursos que podrían utilizarse en temas MÁS importantes.
Para poder plantear transformar estas nimiedades tenemos que comprender la relación entre lo individual y lo colectivo. Entre el beneficio personal y el bien común. Entre una sociedad y un conjunto de individuos compartiendo un territorio. Esto se explica mejor desarrollando y comprendiendo ¿Qué es cultura ciudadana? Es un concepto más amplio que el de civismo, puesto que no se refiere solo al aprendizaje de unos hechos básicos relacionados con las instituciones y los procedimientos de la vida pública, sino que implica también la adquisición de unas disposiciones, virtudes, destrezas y lealtades ligadas al quehacer propio de lo que se denomina ciudadanía democrática (Kymlicka). Durkheim lo define como el conjunto de valores, actitudes, comportamientos y normas compartidas que generan sentimiento de pertenencia a una colectividad. La cultura ciudadana cambia en función de la sociedad, así como las formas de entender la solidaridad entre sus miembros.
¿Cómo cambia la cultura ciudadana predominante en una sociedad? Es un proceso de interacción entre lo individual y lo colectivo, lo personal y lo comunitario, lo mío y lo nuestro. Este proceso de construcción de una cultura ciudadana tiene agentes de cambio, catalizadores y promotores de un cambio en el modelo mental compartido de una masa crítica de personas que en su conjunto transforman los modos y normas aceptables de interacción entre los integrantes de una sociedad. Normalmente estos agentes de cambio ocupan espacios de liderazgo y de incidencia sobre la forma de actuar de otros y de las instituciones en las que operan. Transmiten, por medio de sus acciones y mensajes, un nuevo modelo mental de convivencia e interacción de los miembros de una sociedad y van transformando por medio de acciones y ejemplos activos esa nueva forma de relacionarse entre individuos de una sociedad.
Hobsbawm , algunos de los que cité anteriormente y otros, han mostrado que las condiciones de dispersión y rompimiento del tejido social generan la necesidad del surgimiento de una reconstrucción de esa sociedad y legitiman los cambios sociales que crean las condiciones para nuevos modelos mentales compartidos, hábitos, costumbres y formas de relacionarse entre los individuos que integran una sociedad. La cultura ciudadana es un proceso de construcción consciente y deliberado.
¿Qué quiere decir todo esto? Esas nimiedades pueriles, como llegar a tiempo (en vez de “la hora chapina”), no tirar basura en la calle (o incluso recoger algo de la calle) actuar con cortesía en el tráfico, transporte o en las aceras, respetar las normas (legales y sociales) de convivencia y hacer todo al máximo de nuestro potencial (y aún más) son la base fundamental de la construcción de una cultura ciudadana basada en el respeto a los demás y la certeza de saber que nuestros actos tienen impacto en las vidas de otras personas, nuestro entorno y el tiempo. Quiere decir que dejamos de vivir bajo el modelo mental egocéntrico, cortoplacista y pistocéntrico que predomina hoy en nuestra sociedad y construimos una cultura ciudadana incluyente, consciente del entorno ambiental y responsable de las consecuencias de nuestros actos en otras personas en el tiempo. Dejamos de vivir bajo el síndrome del Hoy-Yo.
¿Qué tienen que ver esas nimiedades pueriles con las políticas públicas y las decisiones de los empresarios? Si una masa crítica suficiente de la sociedad asume este otro modelo mental compartido, hay más probabilidades que los próximos diputados, ministros, concejales, alcaldes, gerentes, propietarios, sindicalistas, catedráticos y personas en general que estén en puestos de toma de decisión, van a tomar acciones más acordes a un modelo de desarrollo sostenible, incluyente y equitativo a que si simplemente seguimos quejándonos de su forma de actuar.
Cada uno de nosotros somos la potencial materia prima de los formadores de opinión, tomadores de decisiones o ciudadanos a seguir. Mientras más habitantes se transformen en ciudadanos, mientras más políticos se transformen en estadistas y mientras más mercantilistas se conviertan en verdaderos empresarios, mejores posibilidades tenemos de construir una sociedad con más oportunidades para todos.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
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